Por Abigal

Cuando volví de la farmacia, me avisan que estaba el doctor Gonzalo y que acababa de llegar su primo, el doctor Kevin Daver.

Nunca había tratado con Kevin Daver, es un excelente cardiólogo, lo sé por referencias.

Les pido que no los molesten, mi madre estaba un poco mejor, aunque seguía con la presión bastante alta, pero estaba mejorando.

Si hubiera estado peor, no hubiese dudado en que les avisen, pero hasta ese momento pude manejar la situación.

Le estaba tomando nuevamente la presión, cuando golpean la puerta de mi habitación y se abre inmediatamente.

Era Gonzalo y detrás de él estaba su primo.

Me pregunta cómo estaba mi madre y me reprocha que no lo llamé.

Les contesté lo que me preguntaron y Gonzalo le dice a Kevin que me falta solo un año para recibirme de médica.

Yo le agarré la mano a Gonzalo, para llevarlo fuera de la habitación, es que no podía hablar, estaba a punto de largarme a llorar, al cerrar la puerta, no pude dominar mis lágrimas.

Él me abrazó y me besó