Por Aby -Veo que tu belleza sirvió para volar más alto, sos más inteligente de lo que creí, me tendría que haber dado cuenta cuando trajiste ese tomo del libro. -No se equivoque más, señor. Le dije en forma despectiva. Aprobé la materia con un 10, no era lo que pretendía o mejor dicho, no pretendía aprobar de esa manera. A mediados de marzo ya solo me faltaban 4 materias. Estaba a un paso de ser médica. Esos 10 días que faltaban para que comiencen las clases nuevamente, me dividí entre preparar a mi madre para la operación y estar con Gonzalo. Supongo que él tendría a otras amantes, pero era discreto y realmente se lo agradecía. Algunas veces volvimos a su departamento y hacíamos el amor como locos y una de esas veces, intentamos hacer de amo y sumisa, pero terminamos descontrolados los dos. Por Gonzalo. Comenzaron las clases para Aby, el tramo final de su carrera, el primer tramo final, porque en medicina hay que seguir estudiando siempre y si se decide por ser cirujana,
Por Gonzalo Yo estoy cómodo así, manejo la situación, nunca perdí el control en ninguna relación y Aby es dócil, hasta cierto punto, creo que si algún día se planta con algo, no cambiaría jamás de opinión. Tal vez por eso prefiero dejar todo como está, porque de esta manera sigo teniendo mi libertad, supongo que si Aby estaría en una relación formal conmigo, no me perdonaría una infidelidad y exigiría cosas que no estoy dispuesto a dar. Mi primo se caería de espalda si se entera que soy yo, el que durante el sexo, muchas veces le digo que la amo, pero eso es normal, es algo de ese momento. -Yo no creo en el amor, en el amor profundo, por eso no la amo. Dije, siguiendo mis pensamientos. -No te dije que la amás, sin embargo, tengo razón, no dejás de pensar en ella y estoy seguro que sí la amás. -Nada que ver…no te niego que Aby es distinta y la aprecio y me vuelve loco en la cama, la deseo como un hijo de puta, pero no es amor. No puede ser amor, yo soy libre, como siempre lo fui
Por Abigail-No suelo hacer rondas, ni ver a pacientes, de eso se ocupa mi equipo, pero ya que estoy acá, voy a recorrer la sala, acompáñame, por favor.Miré a mi madre y estaba en el mismo estado, la iban a despertar los médicos.fuimos recorriendo paciente por paciente y Kevin me iba explicando todo.Era un excelente médico y hasta más simpático que Gonzalo, pero de los demás médicos, recibía el mismo respeto que mi amado doctor.Estuvimos cerca de una hora en terapia intensiva, se detenía más tiempo con los pacientes que él o su equipo habían operado.Evidentemente era otra eminencia en la medicina.Delante de los otros médicos y sobre todo si había algún pariente cercano del enfermo, porque justo había comenzado la hora de visita, siempre me trataba de doctora.Se notaba que él era el jefe, por supuesto, porque era el que hablaba y el que me indicaba todo.Volvimos al lado de mi madre.-Mañana paso a verla.-Gracias por todo.-De nada.Me saludó con un beso en la mejilla y se fue.
Por Abigail Había terminado de cursar y me suena el celular. Era Gonzalo. -Señorita ¿Se olvidó de mí? Me preguntó con voz rara. -Jamás podría olvidarte. Mis palabras salieron de mi boca sin pensar. -Vení a mi consultorio. -En diez minutos estoy ahí. -En cinco. No podía disimular mi sonrisa. Apuré el paso y le dije a mi madre que tenía algo pendiente de la facultad. No me gusta mentir, pero no le podía decir que en minutos más, iba a hacer el amor con Gonzalo. La secretaria ya me conocía, debía de pensar que ya era médica, porque varias veces me había visto vestida con el ambo que suelen usar los médicos. Cuando entré, Gonzalo me estaba esperando, parado y cerca de la puerta. -¡Te extrañé! Me dijo mientras tomaba mi boca con desesperación. Me desvistió en cinco segundos. Parecía que quería dejar sus huellas en mi cuerpo. Lo sentí como siempre, apasionado, cariñoso, como si no pudiera pasar de mí. Se entierra en mí casi sin juegos previos, sólo se puso el preservativo
Por AbigailComenzamos a presenciar las operaciones y al profesor le llamó la atención que yo solo me había anotado con los doctores Daver.-Es aleatorio, a lo mejor nunca llega a presenciar una operación con ellos.-Lo entiendo, pero realmente admiro los trabajos de ambos profesionales.Sonríe porque lo que dije es una obviedad. Presencié la primera operación que me correspondía en esa materia, con Gonzalo, estaba bastante emocionada.Gonzalo evitó mirarme, solo lo hizo cuando terminó la operación, no entiendo cómo pudo salvar esa vida, porque realmente pendía de un hilo.Para la segunda operación, que también era neurológica, ya que esa era la materia, también lo hice con Gonzalo operando, era una operación más simple que la anterior.-Tuvo suerte, presenció dos operaciones con el doctor Daver.-Sí, me encantaría haber presenciado alguna operación del doctor Felipe Daver.El profesor se ríe, casi en mi cara y muchos de mis compañeros también lo hacen.-Usted sueña mucho.-No sé si
Por Gonzalo.Terminada la intervención de Teresa, con mi padre nos dirigimos a terapia intensiva.Apenas llegamos, mi padre le dio un beso en la frente a Aby.Se nota que realmente la aprecia.Cuando él miró a Teresa, hasta me pareció que se puso mal, no suele demostrar sus emociones, eso lo aprendí de él.Conmigo siempre fue cariñoso, me refiero con los pacientes y en ese momento, Teresa, era una paciente, pero evidentemente era más que un ama de llaves para él.Era una amiga, una cuñada y estoy seguro que si estaban solos, se tutean y hasta charlan normalmente.No entiendo cómo a pesar de ese trato, nunca vi a Aby.La invité a almorzar, ella no quería, pero no tenía sentido que estuviera parada mirando las máquinas.Noté que muchos médicos nos miraban, la mayoría me saludaban.También la miraban a ella, es bella, estaba vestida con un ambo, rosa, sencillo y se destacaba entre todas mujeres y a la vez ese color le daba un aspecto aniñado.Traté que se distendiera un poco, es muy amen
Por GonzaloEstaba en otra de mis clínicas, las intervenciones que suelo hacer allí, son más complejas, es el único lugar del país en donde se pueden realizar ese tipo de cirugías, los aparatos que tenemos son los más avanzados del mundo, hasta suelen venir de distintos lugares de sudamérica para operarse en esa clínica.Somos pocos los profesionales que estamos preparados para manejar esos robots diseñados para ayudarnos a practicar intervenciones de alta complejidad.No me creo un Dios, sí tengo en claro que mi mente es privilegiada y mis investigaciones son profundas y sus resultados son exitosos.Eso no quiere decir que todo salga como uno espera.Pierdo pacientes en la mesa de operaciones, no muchos, eso también es cierto.Como pensé antes, no soy Dios.Soy solo un hombre y todos somos humanos.El corazón de mis pacientes puede fallar, y no solo el corazón, hay masivos que no se pueden controlar.Cuando llega la hora de despedirse de este mundo, no se puede hacer nada.Había
Por AbyCuando volví de bailar con Kevin, vi la cara seria que tenía Gonzalo y no dejó que me siente, casi me arrastró hacia la pista.Me pareció ver que Kevin se estaba riendo, pero estaba tan serio Gonzalo, que no me animé a mirar a su primo.Lo noté hasta enojado.Me pegó a su cuerpo, estábamos en un cóctel importante, lleno de médicos y de empresarios.Le pregunté qué le pasaba y me dijo que estaba celoso, que quería que baile solo con él.Hablamos unas pocas palabras, en las que le pedí perdón por bailar con su primo y le aclaré que no había hecho nada malo.Luego de decirme que lo sabía, en lugar de alejarse como le pedí, porque casi estábamos dando un espectáculo, por como me tenía agarrada, se acercó a mi boca y me besó, lo hizo de la forma en que lo hace cuando estamos solos.-Te amo.Me dijo.Me tomó por sorpresa.Yo me quise separar, pero él no me soltaba y me repitió.-Aby, te amo, te amo con locura.Estoy aturdida.Es verdad que desde que me vió, sentí que su mirada me qu