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Las sabanas estaban suaves, la brisa de la madrugada se colaba suavemente por debajo de la puerta, más el cuerpo caliente del hombre a su lado la hizo arregostarse un poco más contra él, su piel desnuda se frotaba contra la piel tibia del castaño que yacía durmiendo plácidamente.

La noche anterior habían quedado dormidos en el tapete de la sala, luego de haberlo hecho rudamente, el la tomaba con mucha devoción, con pasión.

Verle su carita adormecida la hacía sentirse culpable, sabia lo mucho que lo estaba ilusionando mientras permanecía a su lado, aun sabiendo que se alejaría muy pronto y para siempre.

Lo estaba amando, pero quería apartar cada sentimiento que tenía por el hombre, su mano involuntariamente se movió para apartar los mechones rubios acholatados que le tapaban los ojos.

Seguía siendo aún muy temprano para que el abriera los ojos, pero ella estaba allí adorándolo en silencio, sin poder explicar lo mucho que le había calado en su vida, no podía explicarlo, pero no podía m
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