Pasaron dos días y Sol estaba mejorando. Solo que le veía triste y no hablaba mucho, cosa que preocupaba a Anna, extrañaba los consejos y las advertencias que recibía de su amiga. Ella se encargaba de curar sus heridas y estaba pendiente a los horarios de los medicamentos.

¡Tock, Tock, Tock!

Ella se apresura a la puerta, pensaba que Peter había regresado a visitarla, más se encuentra con Adela y después de su sorpresa la recibe con un gran abrazo. —¡Mi viejita!

—¡Mi niña! ¡Estás hermosa!

—Pasa adelante, estoy tan feliz de verte mi Adela querida.

—Me alegro, verte tan bien, veo tu rostro y no te reconozco.

—Viviendo mi libertad y disfrutando de ella.

—Desde algunos días he estado tratando de encontrarte. Se me hizo muy difícil, hasta anoche que por casualidad Alberto te vio entrando a este lugar y luego confirmó que vivías aquí.

—¡Así es! Tengo muchas cosas que contarte, entra y siéntate, no imaginas la falta que me has hecho.

—Tengo que regresar, sabes que si no tengo todo como al seño