Jack Connor.
Después de varios días ahogándome en la bañera con mis propias lágrimas, decido buscar una manera de desahogarme y sacarlo todo, o bueno, una parte de ello. Justo cuando tengo estas intenciones, veo papeles en blanco y sobres de cartas en nuevos paquetes que le han llegado a mi madre. Es entonces, donde me nace la idea de hacer una carta que posiblemente, le entregue a Melanie algún día. ¿Funcionará? He mandado a preparar un álbum con todas las fotos que nos hemos tomado juntos en diferentes ocasiones. Agrego una caja con un hermoso collar de plata, rosas blancas, más lujos y una carta. Nunca esperaría una carta mía y honestamente nunca he hecho una, hasta hoy.
Quiero sorprenderla, quiero que vea el arrepentimiento en mis letras y que pueda sentirme a través de ellas después de todo est
Me ha obligado a venir hasta su casa, otra vez.Estoy en la habitación de huéspedes de nuevo. — Quiero que te pongas eso y dame tu celular. —me ordena.Me niego de inmediato, pero lo saca del bolso de todos modos.—No soy imbécil. Ahora haz lo que te digo o te irá muy mal. —me amenaza. Cuando sale, las lágrimas de desesperación escapan de mis ojos. Busco algún celular o algo que me ayude a librarme de esta, pero no hay nada. Ni siquiera ventanas en esta m*****a habitación por la que pueda escapar. No me queda de otra. Tengo que buscar alguna manera de salir, pero esta noche no creo que sea. Me coloco la lencería que ha dejado sobre la cama y salgo de la habitación. Todas las puert
Al día siguiente, después de muchas horas de estrés diseñando mi nueva marca y arreglando muchas cosas relacionadas a ello, voy al departamento federal con mucha cautela para escuchar lo que los agentes de Jack tienen en mente para salvarme de esta situación. Cuando llego, Eric me lleva directamente a la sala de investigaciones. —¿Y Jack? —no lo veo por ningún lado. —Creo que está en la azotea. Está muy furioso con todo esto y no es para menos. Iré a hablar con él. Tú quédate con Jimmy, él te explicará el resto. —y antes de que le pregunte algo más, sube corriendo las escaleras. Cruzo las puertas de la sala de investigación.Es enorme y tiene pantallas gigantes por todas partes. Es como estar en la nasa.
— ¿Entonces aceptas esto por las buenas? —pregunta James mientras tomamos whisky en su comedor. —Supongo que no hay otra manera. —Me alegra que aceptes, porque por las malas, ya viste de lo que soy capaz. — ¿Por qué haces esto? Eres muy apuesto y puedes enamorar a cualquier mujer. — trato de sacarle el tema para que confiese y quede todo grabado. —Ese es mi problema, no me gustan las mujeres que se enamoran de mí, me gustan a las que se acuestan conmigo en contra de su voluntad. Eso me excita, pero tú puedes ser la excepción. Después de nuestra primera noche de sexo no puedo sacarte de mi cabeza. Ahora entiendo por qué el policía estaba tan obsesionado contigo. — se acerca y acaricia mis mejillas.Que Jack esté escuchando
Jack Connor. Pudimos salir a tiempo, con quemaduras de primer grado, sin nada de qué preocuparnos. Lo primero que hago cuando llego a mi oficina, es romper una pantalla con una de las tantas pelotas de golf que Eric tiene en su escritorio. —¡Hey! Tranquilo. La vamos a encontrar. —Eric intenta calmarme. No dejo de dar vueltas por toda la oficina. —¡¿Cómo es posible que simplemente haya desaparecido en nuestras narices y no tengamos ni una m*****a pista de dónde podría estar?! —estallo. —Incautaron la morgue. Dicen que no hay nada que nos indique dónde están. Nadie lo ha visto desde ayer. —¿Están allá todavía? —pregunto.
Melanie Cross. Me siento tan frágil y perdida. Abro mis ojos lentamente, tratando de entender dónde estoy y qué ha pasado. El catéter en la vena de mi mano izquierda, me confirma que estoy en el hospital.Estoy muy confundida.Solo recuerdo que me desmayé en aquel sótano de muerte y no supe nada más. Cuando mi visión se aclara, veo la figura de Jack sentado a mi lado con una de sus manos sobre la mía.Tiene moretones en los nudillos y no me quiero imaginar porqué. — ¿Cómo te sientes? —pregunta. Sé que está afectado por todo esto. Ya deduzco, más o menos, lo que pasó. —Algo mejor. ¿Qué ha pasado? —intento sentarme. <
Llegó el día de conocer mejor a la madre de Jack, (Karol). Estoy muy nerviosa. Me está esperando en el jardín mientras se toma un delicioso té. La saludo y me siento con ella. Me sirve de lo mismo y empezamos a tomarlo. —Entonces, ¿tú eres la chica que trae loco a mi niño? — tiene una hermosa sonrisa, llena de alegría. —Creo que sí. —me río del mismo modo. —Me da mucho gusto por ustedes. Le di algunos consejos, pero estoy segura de que no los siguió ninguno. Siempre hace lo que quiere. —Su hijo es el mejor hombre que he conocido. Hizo un buen trabajo con él. Sé que a veces suele ser difícil de convencer y de tratar de entablar una conversación tranquila con él, pero... es que algo malo debía tener. No podía ser tan perfecto. — nos
Damos un sorbo y me besa. Esta sensación sigue siendo como la primera vez.Jamás me cansaría de este hombre.Enredo mis manos en su lacio pelo y me dejo llevar. Me quita el vestido y yo su camisa.Contemplo sus tatuajes.Tiene algunos nuevos. —Me hice uno por ti. —se da la vuelta. Cuando veo su espalda, tiene mi nombre tatuado letra por letra desde arriba hacia abajo, justamente en la forma de la columna.Se ve muy hermosa y elegante.Me vuelvo loca y lo beso apasionadamente para agradecerle. Lo lanzo en la cama y me coloco sobre de él. Tengo miedo de que después de todo lo que he pasado, en el acto recuerde esas cosas y no pueda seguir, pero lo intento. Le quito el pantalón y entro su erección en mi boca.Lo hago retorcer de placer. Me quito las bragas y me siento sobre él.
Día siguiente. Pude convencer a Junior de visitar a nuestra madre a la cárcel y aquí estamos, frente a ella, sin decir absolutamente nada. —Perdónenme. Creía hacer lo correcto. La cagué, lo admito y tampoco voy a tratar de culpar al pasado porque sé que siempre estuve consciente de mis acciones. —rompe el silencio mientras sus lágrimas caen desesperadamente. Nosotros también estamos igual pero no las dejamos salir más de lo necesario. —Que aceptes tu culpa, es un buen paso. — le dice mi hermano. —Te perdono. Ya no quiero tener rencores con nadie, mucho menos si de mi propia madre se trata. Estoy en una etapa donde solo quiero paz. No quiero que nadie arruine eso. Ni siquiera tú. ¿Prometes cambiar tu actit