Después de que Yuna saliera de la habitación, Heaton trató de levantarse mientras arrancó el tubo para la inyección de la mano. Como se acababa de levantar de la cama, sus piernas se sentían muy débiles y suaves, y casi cayó al suelo. Se agarró del borde de la cama para apoyarse mientras intentaba mirarse al espejo.

El hombre del espejo tenía la frente envuelta en gruesas y blancas vendas médicas. Había unos pocos cortes y rasguños en su cara, con sangre seca todavía en las heridas. Su rostro se veía tan pálido como la ceniza.

Parecía como si hubiera estado dormido durante un milenio y no como lo que Yuna había dicho, que sólo había estado dormido una semana.

Extendió su mano para tocar suavemente su frente. Se preguntó qué le había pasado precisamente hace poco.

Cuando Yuna lo miró a él a través de la puerta entreabierta, se volteó y le dijo al mayordomo, "Tío George, averigua de dónde es Xavier y si tiene algún pariente".

"Sí, señora".

El mayordomo de la casa agregó, "Oh, es ci