Fuimos al bar de su amigo, y tomamos unas cañas en la barra, para luego jugar un poco a la diana. Lo cierto es que aquello me hizo olvidarme de todo, y reírme mucho, verle a él, haciendo el tonto, siendo patoso con aquellos juegos y rascándose la cabeza, nervioso. Creo que esa fue la mejor despedida de mi vida.
- Soy un paquete – se quejó, cuando tiró el dardo, y dio de lleno en la barra, cerca de las botellas de vino. Me reí a carcajadas, haciendo que él dejase de prestar atención a todo lo demás y se fijase en mí. El bar estaba medio vacío, pues casi era la hora de cenar, y allí no había comida, en lo absoluto.
- Brad – le llamó su amigo, llegando hasta nosotros, con ganas de hablar con él - ¿qué es
Él se marchó sin que pudiese hacer nada por detenerlo, cogió el coche hasta Sevilla, y luego un vuelo hasta Austria, mientras yo me iba a casa, me preparaba para ir a trabajar y me marchaba. Era lunes, comienzo de semana, y debía volver a la realidad. Pensé que él no me escribiría, que no se acordaría de mí, que tan sólo había sido una cosa tonta del verano, pero para mi sorpresa, él me escribía todos los días. - Es una locura – opinaba María, tan pronto como la hice partícipe de la situación – ni siquiera os conocéis, tan sólo habéis estado juntos un par de días, así que es imposible que esto tenga sentido – proseguía, sin dar crédito - ¿cómo te ha pedido que le esperes si ni siquiera sois novios? - El me gusta de verdad, María.
María y yo nos fuimos de viaje a Barcelona, necesitábamos un cambio de aires radical, pero no queríamos abandonar la península, así que nos pareció ideal. Mi hermano me llamó el martes, para decirme que Carlos estuvo allí el fin de semana, y que estuvo preguntando por mí. Lo cierto es que me alegré mucho de no haber coincidido con él, pues llevábamos allí desde el jueves pasado. Tomábamos el sol en la playa, poniéndonos bien morenas, ignorando los teléfonos en silencio, guardados en la bolsa, cuando me levanté a darme un chapuzón. Lo cierto es que tenía ganas de bañarme. - Lucía – me llamó mi mejor amiga, haciendo que me voltease, distraída, para mirarla, observando como me miraba de arriba abajo, justo como solía ponerse cuando bromeaba – estás tremenda. – bromeó, haciéndome sonreír – deberías dejar de preocuparte por el señor misterioso, y disfrutar más de la vida – insistía, mientras miraba hacia un punto en la orilla – mira, aquellos tíos se te ha
Seguro que imagináis lo que pasó después de ese momento, pues si, justo lo que estáis pensando. Nos fuimos a su hotel, y nos dejamos llevar por lo que sentíamos, en su habitación, de forma brusca y con muchísimo deseo acumulado. Aquella fue la primera vez que sentí que no me hizo el amor, aquello sólo fue sexo. Y no me importó, porque en aquel momento le necesitaba demasiado, necesitaba volver a sentir que era real, lo que teníamos el y yo. Besó mi rodilla, despacio, mirándome con cautela, y luego apoyó su barbilla sobre esta. - Estás preciosa – aceptó, para luego apoyar su cabeza sobre mi cuello, y besarme suavemente en él – y sigues oliendo igual de bien. - Tu sigues besando i
La vida da mas vueltas de lo que podemos apreciar en un primer momento, personas que salen de nuestra vida vuelven a entrar, mientras que otras que entran salen sin darnos cuenta, sentimientos que dejas de sentir vuelven a aparecer, y otros que empiezas a sentir quedan en el olvido al no ver a esa persona. Os cuento todo esto porque Brad se marchó, y estuvo lejos durante casi seis meses, haciendo que nuestra extraña relación fuese aún más complicada, que sintiese como mi vida quedaba en pause al no estar él, pero aún así, todo seguía avanzando, y yo me veía en la obligación de hacerlo también. Tenéis que entenderme, era joven, aventurera y tenía toda la vida por delante, no podía estar esperando a un tipo casado, con cosas que aún no había resuelto con su ex mujer. Así que simplemente dejé de responder a sus mensajes, y terminé no cogiendo sus llamadas. Porque la situación era difícil para mí, porque no podía estar esperándole eternamente,
Cumplimos sus palabras al cien por cien, pues lo hacíamos como conejos, cada día, y varias veces. Pero eso no fue todo lo que hicimos, me llevó a visitar la ciudad, aunque yo ya la conocía, era mucho más emocionante verla con alguien que ya la conocía. Incluso una noche, me presentó a sus amigos de allí. Remontémonos a esa noche, pues, porque me enteré de muchas cosas esa noche. Fuimos a casa de uno de sus amigos, a una barbacoa, y me presentó ante todos como una amiga, eso fue lo primero que me resultó super raro, pues él mismo me había dicho siempre que quería poder presentarme ante todos sus amigos como su novia ardiente. Sus amigos eran majos: Edu, Sara, Manu, Ezequiel y Sofía. Habíamos empezado a comer la carne, cuando Sara,
La vuelta a casa fue callada, demasiado, y ninguno de los dos dijo demasiado sobre el viaje, sobre sus amigos, o sobre nada de interés. Sólo hablamos sobre el tráfico, el calor que hacía, y sobre lo mucho que echaba de menos el clima de mi pueblo. Aparcábamos el coche cerca de la playa, sin tan siquiera llegar a casa, yo sabía que era lo que quería cuando me dijo "paremos aquí y demos un paseo, hablemos", sabía que iba a dejarme, lo sabía perfectamente, pero ni siquiera le detuve. Si aquello debía terminar, lo mejor es que fuese cuanto antes, porque .... ¿para que alargar algo que ha llegado a su final? Esa fue la primera pregunta que me hice cuando dejé de contestar a los mensajes de Brad. Algo dolió dentro de mí al pensar en él, y dolió aún más cuando vi su imagen en mi cabeza. Sin lugar a duda, dejar atrás a Brad era lo más doloros
La vuelta al trabajo fue mejor de lo que esperaba, estaba deseando volver al trabajo, dejar todo atrás, y sobre todo el dilema de Carlos y Brad fuera de mi mente. Carlos y yo habíamos terminado, pero lejos de cómo pensé en un principio, habíamos acabado bien. Sin reproches, sin penas, sin remordimientos. Lo habíamos intentado, y habíamos fracasado, y era más que obvio cual había sido la razón: teníamos cuentas pendientes con terceras personas. Yo aún tenía sentimientos por Brad, y él por Sofía. Ya no trabajaba en el hotel, si lo que os preguntáis es si volví a verle en el trabajo. Recortaron la plantilla y me echaron justo después de navidad, supuestamente volverían a llamarme en verano, pero ya no tenía esperanzas ni de es
27 – volar como las gaviotas La semana siguió su curso y el sábado por la tarde, quedé con algunos ex compañeros de mi antiguo trabajo, pues aún manteníamos el contacto. Fui a recogerles a la puerta del hotel, la idea era ir a merendar a una de las cafeterías del centro comercial, y quedarnos allí hablando por horas, poniéndonos al día. Pero nunca llegué a entrar. Me detuve tan pronto como le vi, de brazos cruzados con una enorme sonrisa en su rostro, observando como su hija corría hacia la puerta del hotel, con esos andares tan peculiares suyos, rompiendo a carcajadas, tan pronto como la pequeña, empujaba la puerta con dificultad, intentando abrirla. Pero perdió la sonrisa tan pronto como se percató de que una muchacha, en el exterior, la ayudaba en su cometido, abriéndole la puerta para que la niña saliese. Miré hacia la pequeña, antes de que él se percatase de mi presencia, y la invité a salir por la puerta. La niña me observó, con s