Valentina, veintiocho años (tres meses antes de morir):
Era la primera vez que Valentina visitaba la tumba de su difunto prometido en compañía. De hecho, era la primera vez desde la muerte de Lorenzo que Valentina aceptaba conversar con alguien que no fuera su hermana.
Hugo era uno de los pocos amigos de Valentina que conservó de la escuela, claramente el muchacho provenía de una familia adinerada como todos los que la rodearon en su adolescencia y adolescencia.
Aunque Hugo era un joven sencillo, si bien era guapo, con clase, su forma de ser era bastante humilde y muy cariñoso. Él, al ser amigo del colegio de Valentina, conocía toda la historia que pasó entre ella y Merina, de hecho, tuvo que vivir esa historia, consolar a Valentina y llenarse de impotencia por no poder reclamarle a Merina y a Marko, pues si lo hacía era como condenarse a la desgracia.
La pareja de amig
Valentina, veintiocho años (tres meses antes de morir):Se encontraban en la cama, Marko comía a besos la piel de Valentina, acariciándola con sus manos.Ella podía escuchar la respiración agitada del hombre, lograba sentir su peso encima suyo, no tenía escapatoria, era inevitable, debía tener sexo con su jefe.Estaba completamente desnuda, así como él también. En otra situación, donde no lo odiara y repudiara habría estado emocionada de que un hombre tan guapo e importante la besara y acariciara.Pero esa no era la situación. Lo único que podía hacer era cerrar los ojos y esperar a que todo acabase.—Me encantas, me fascinas —susurró Marko a su oído.Tal vez era porque Marko estaba bastante borracho que no notó que ella no estaba nada emocionada con que él la tocase. Por esta misma razón Valentina le dio bastante vino, así él nunca notaría el repudio que ella emanaba hacia él.Las embestidas comenzaron y las lágrimas
Valentina, veintiocho años (tres meses antes de morir):Contrario a lo que Marko quería para su mañana, tuvo que soportar la visita de Merina a primera hora. Le disgustó encontrar que Valentina se había marchado y no le informó.Tomaba el desayuno en silencio, sorpresivamente, Merina no tenía mucho para decir, todo lo contrario a como siempre se comportaba, se le veía nerviosa, como si ocultara algo.—¿Qué te pasa? —preguntó Marko.—Nada, ¿por qué? —Merina fingió tomar de su taza de café.—Estás nerviosa, te sucede algo, te conozco bien. ¿Qué estás ocultando?Una gota de sudor corrió por la frente de Merina. Echó su cabello en la espalda, llevaba un buen rato acomodándose el cabello, primero de un lado, después del otro y así&hell
Valentina, veintiocho años (tres meses antes de morir):—Señor, nada más estábamos conversando —informó Valentina con tranquilidad y una sonrisa educada—. La señorita Merina me hablaba sobre los avances de la fiesta, al parecer todo está saliendo muy bien. —Observó a una Merina abrumada por la situación—. Me alegro mucho por ustedes, espero deseosa el poder asistir a su fiesta de aniversario.Marko soltó a Merina, intentando calmarse.—La señorita Sandoval se encuentra en horario laboral, está demasiado ocupada como para atenderte en este momento —dijo Marko a Merina—. Y tú y yo debemos hablar ahora mismo, sígueme.Merina no tuvo otra opción que seguir a su esposo. Una vez Valentina se encontró a solas en su oficina, dejó salir una risa de satisfacción,
Valentina, veintiocho años (dos meses antes de morir):Sin duda alguna, Marko estaba dispuesto a conquistarla.Lo bueno de enamorar a un magnate es que tendrás las cosas más costosas a tu alcance.Marko había llegado de sorpresa a la casa de Valentina y le llevó varios regalos, desde ropas, zapatos, aretes y un lujoso collar.Se le veía de buen humor, le había dicho que estaba de compras y se acordó de ella. Realmente no era la primera vez que Marko llegaba con regalos para Valentina, desde muy jóvenes siempre lo había hecho; una vez, se la llevó de improviso en su avión privado a pasar el fin de semana en su isla privada, nada más porque cuando tuvo la idea le agradó.Se encontraban en la habitación de Valentina, Marko observaba el vidrio roto de la ventana y le cuestionaba el por qué no lo había mandado a reparar
Valentina, veintiocho años (dos meses antes de morir):Marko la observó con suma seriedad, inspeccionándola, cuestionando qué tanto podría creer ella si le contara toda la verdad.—Val… ¿confías en mí? —preguntó.—¿Qué?—Todo este tiempo, para ti he sido más un villano que una persona en la cual puedas confiar, después de todo, te he hecho mucho daño.En el estómago de la joven comenzó a crearse un nudo.—Me pediste que te contara lo que sucedió esa noche, pero… si lo hiciera, ¿podrías creerme? —La mirada de Marko le informaba que no le estaba mintiendo—. ¿Podrías creerme, aunque no tuviera pruebas para mostrarte?—¿Qué fue lo que pasó esa noche? —insistió ella—. ¿Acaso no fue un accidente?, ¿por qué dice que mi novio no era una buena persona?—Si te dijera que Lorenzo no era una buena persona y que esa noche discutió conmigo y amenazó con quitarte la vida si no le entregaba el dinero que estaba pidiendo, ¿podrías creerme?Valentina abrió la boca con suma impresión. Las lágrimas emerg
Valentina, dos meses antes de morir:Marko se mostraba tranquilo, nada sorprendido por las palabras de Rosa. De hecho, él ya lo veía venir. Después de todo, sería muy extraño que Valentina lo perdonara tan fácilmente después de asesinar a su prometido.—Quiere matarte —advirtió la mujer.—Está enojada, eso es todo, pero Valentina no es capaz de asesinar a una persona —dijo él y después tomó un sorbo de su copa.Rosa soltó un jadeo y después echó atrás su corto cabello negro con una mano.—¿De verdad crees que Valentina no será capaz de hacerte daño? —cuestionó—. Conozco a mi hermana y sé perfectamente que sus palabras son advertencias de lo que hará. —Acercó su rostro a él—. ¿En qué momento me he equ
Valentina, dos meses antes de morir:—¿Temes que encuentre el dibujo? —preguntó Valentina.Todo el rostro del hombre se ruborizó.—¡¿Por qué revisas mis cosas?!—¿Por qué guardas el dibujo? —indagó ella.—Porque me gusta, ¿acaso no puedo tener algo que me gusta en mi cartera?Los ojos de la joven amenazaban con dejar salir el llanto. No sabía si era por la enfermedad, pero Valentina se sentía sumamente triste en aquel instante. Quería abrazar a Marko y refugiarse en sus brazos como cuando eran adolescentes. Como cuando le regaló el dibujo.Y por primera vez se dejó llevar por sus impulsos y abrazó a Marko.Él la rodeó con sus fuertes brazos y le transmitió lo que ella tanto añoraba. Pudo sentir su calor, la protección que le susurra
Valentina, dos meses antes de morir: —Yo nunca me he visto casada con alguien como usted —espetó Valentina con sequedad y tomó lo último del té de un largo trago.—Ay, por favor, dices eso porque ahora estás de luto por la muerte de tu novio —soltó él, impresionándola en gran manera—, pero tú estás acostumbrada a los lujos, a los viajes, a la vida elegante. El estándar básico que tienes en los hombres es que sea guapo y millonario, porque es a lo que te acostumbraste toda tu vida.—¡Eso no es cierto! —protestó Valentina.No podía creer que le hablara con tanta ligereza y que mencionara a su difunto novio.—Yo te conozco demasiado bien, Valentina —argumentó él—. Sé que te encantan las joyas, los vestidos finos, las carteras de marca y que no te gusta