—¡No digas eso, Renata! ¡No perderás a tu hijo! —la señora Angelina sostiene con fuerza a Renata. —Por Dios —las manos de Elena tiemblan al observar la sangre, y pese a querer acercarse, su ayuda es insultada. No le queda más que retroceder. En sus ojos entra un cabello negro, un cuerpo más alto del suyo. Puede reconocerlo pero no va a su dirección sino directo a Renata. Elena traga saliva cuando Gianluca toma a Renata entre sus brazos, cargándola. Sin embargo, sus ojos se encuentran en un microsegundo y Elena palidece. El rostro de Gianluca no es de enojo, es simple preocupación. Pero ahora no puede quedarse más tiempo aquí, necesita salir. Gianluca sostiene a Renata con fuerza antes de salir de la sala, junto a Billy y Tito. Elena se queda petrificada en su sitio, todavía con la imagen que tuvo de Renata en éste lugar luego de salir del vecindario. Tendrá un colapso. Desde qué Elena salió de su antigua casa ha estado distraída. Recuerda cómo dejó los recortes de periódic
Su pulso está acelerado. Por una extraña razón, éste nuevo sentimiento en el pecho de Gianluca es indescriptible. Ha pasado unas cuántas horas, y ya es de madrugada en Florida. Se mantiene en vilo, apoyándose en el bastón y de pie, cerca a la puerta de emergencias.Su mirada recae en el suelo. Pensativo, extrañado.Lleno de miedo.Por su hijo.Desde que se enteró que sería padre, su percepción de la vida ha cambiado por completo. Se levanta pensando en esa vida, se acuesta pensando en esa nueva vida. Se imagina ya tenerlo entre sus brazos, y algo que jamás había sentido florece en su corazón. Es un sentimiento distinto, que lo acompleja porque no le agrada lo qué no puede controlar, o lo que no sabe. Pero cambia totalmente cuando se trata de ese bebé.Gianluca recuesta la cabeza en la pared, mirando ahora al techo.No saber nada de su hijo lo está matando en vida. No quiere admitirlo frente a su madre, que sigue aquí. Pero imaginarse una mala noticia se apodera hasta del mínimo rincón
Cuando Gianluca decide marchar a la empresa Fattoria Verde ya ha amanecido. No ha dormido, pero no le hace falta. Su madre fue amable en esperarlo, y se encargará de avisar a su padre lo que acaba de ocurrir porque tiene otros planes en mente.Marca al número de su esposa. Lamenta no haberle contestado porque no se permitió llevar el teléfono. Ha sido Billy quien hizo el favor de traérselo.“¿Hola?”Ni siquiera ha pasado un día, y su voz abraza miles de rincones en su mente, como si encendiera cualquiera oscuridad. Allí está ella. Allí está su voz. Ilumina, hace qué desee, es lo único que necesita Gianluca.—Soy yo.“Gianluca” la oye jadear.” ¿Dónde estás…? Te he estado llamando y no contestabas…—Me dirijo a la oficina. ¿Estás allá?“Aquí estoy. Pero, ¿Cómo está todo? ¿Todo está bien?”—Todo está bien —responde Gianluca, pasando el teléfono a la otra oreja—, no tenía el teléfono junto a mí, hermosa. Lamento no haberte contestado.“No te preocupes por eso, Gianluca. Algo más importante
—¿Estás seguro que todo está bien con tu hijo? —Elena y Gianluca se encuentran en la oficina presidencial. Su esposo ya está revisando lo del día de hoy. Y Elena es quien pregunta, tomándose de las manos. Gianluca tarda en contestar. —Ésta bien. Están estables. El sangrado no fue peligroso pero seguirán en observación —responde. Hay un nudo gigante en la garganta de Elena que le impide contestar. Pero por modestia sólo sonríe. —Yo…quería disculparme. Nunca fue mi intención gritarle a Renata, pero ella-—La conozco, cariño. No hace falta que me digas la clase de persona que es porque lo sé —suspira Gianluca—, ¿Por qué comenzó la discusión? Vi trozos de cerámica en el suelo. Elena no sabe qué decir. —Fui a la casa donde vivía antes con mi madre. Me llevé dos jarrones para colocarlos en el cuarto y —Elena cierra los ojos—, Renata rompió uno de ellos, el que viste con los trozos rotos.El rostro de Gianluca se oscurece. Más de lo que creyó. Su esposo Aprieta los nudillos ha
Elena camina de un lado a otro. Cuando la puerta suena, sonríe. Se acerca rápidamente a Simone para abrazarla con fuerza.—¡Qué bueno verte ésta mañana, Elena! Estás radiante. ¿Estás preparada?—Algo —pero Elena se echa a reír. Toma su cartera. Estaba esperando a Simone en la oficina de ésta última aproximadamente unos 30 minutos—, ¿Está todo bien?—Todo es fenomenal cuando te veo. Vayamos con el equipo —Simone sonríe. Desde que ha superado a las antiguas y más reconocidas modelos del país una vez su sesión de fotos salió a la luz sólo se habla de la hermosa mujer novata qué deslumbra con su belleza. Ha aparecido en varias revistas ya en éstas dos semanas, y Simone como su ahora manager le ha buscado por doquier contratos con firmas exclusivas en el mundo del modelaje editorial. Así que su vida ahora es una bomba de tiempo con entrevistas y sesiones de fotos. Está a la par con Gianluca en Fattoria Verde, pero su marido prefiere verla aquí, y verla disfrutar. —¿Cristina no
Segundos pasan para que Elena se escandalice por las palabras. Se gira completamente hacia Natasha, y cuando ella empieza a llorar, se abalanza hacia su lado.—¿Por qué dices esto…? ¿Por qué…? —Elena toma su mano, inclinándose. La sorpresa la domina, impidiéndole reaccionar con calma, lo que la lleva a una sobredosis de miedo irreal—, ¿Esto no fue un accidente?Natasha no puede moverse. Sus dedos tampoco lo hacen cuando Elena los rodea con sus dos manos. Natasha deja de sollozar y ahora llora en silencio, y para desgracia de Elena, todo lo que pudo haber salido mal le pasa factura. Esto la toma por sorpresa, y no tarda tanto en comprender de qué las palabras de Natasha significan algo entre líneas, Pero ¿qué? ¿Qué es? ¿Qué cosa es?—Calma, Natasha. cálmate. No pasa nada —Elena intenta en vano quitarle las lágrimas—, puedes confiar en mí. Puedes hacerlo. Tienes qué ayudarme, y esto no es normal. Dímelo, cuéntame, estoy aquí como una amiga. ¿Natasha?—Es mejor qué te vayas —balbucea Nat
En un abrir y cerrar de ojos han pasado casi tres meses desde qué Gianluca despertó de su coma.El caso donde se evidenciaba de un intento de asesinato a ambos ha caído en el sospechoso que atentó con la vida de Gianluca meses antes, cuya acusación afectó a Flavio. Hace apenas una semana porque Flavio logró salir en libertad sin hacer más trámites y el hombre no dio su brazo a torcer para ayudar a su abogado y llegar a un acuerdo para pagar una fianza. Para desgracia de ese hombre, estará encerrado por muchos años.Sin embargo, que esté pagando ahora no significa que las cosas se hayan apaciguado. Flavio está en libertad, han pasados meses en tranquilidad, y el trágico accidente se quedó atrás, no afecta su presente, el fiscal admitió la existencia de influencias externas que habrían permitido borrar todo rastro que los lleven al autor intelectual del crimen.La recuperación de Gianluca ha tenido altibajos, como aquel día donde tuvo que quedarse en casa por un gran dolor de cabeza. El
—¿De qué estás hablando? ¿De qué…? —El corazón de Elena late a mil por hora. La opresión en el pecho que sólo genera una enorme falta de aire. Las manos de Elena comienzan a sudar.—¿No habías pensando en esa posibilidad? —Cristina quiere hablar con calma a su amiga, quien ha entrado en una especie de trance de la que difícilmente puede salir—, son síntomas del embarazo…—¿Qué tal si decides ir al médico? Saldrás de duda mucho más rápido, querida. ¿Quieres que te acompañemos? —Ginette, todavía emocionada le sonríe. Es una sonrisa de calma.—Yo —balbucea Elena. Lo que pasa por su mente es trillado, como si se hubiese apagado, se hubiese vuelto todo negro. No hay oportunidad para salir de esto, no puede entenderlo—, ¿Ustedes creen? Eso sería, Dios. Yo nunca lo había creído, yo me cuido a la hora de…por Dios —la voz de Elena tiembla más de lo qué había creído. No puede pensar en otra cosa sino en la posibilidad de…Hijo. un bebé. Suyo.“Nuestro.” No puede decir más nada. No siente las fu