Laura

—Detente... Detente, por favor— Cristóbal se aparta encima de mí.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué no dejas que te toque, que te acaricie, que te haga el amor?— Pregunta enojado.

—Lo siento, no puedo— Me levanto del mueble y empiezo a abrochar mi blusa.

Desde hace unos días hemos intentado tener relaciones y digo intentado porque siempre termino deteniéndolo.

—Te comportas como si fueras una virgen— Se levanta molesto y camina hasta la licorera sirviéndose un trago — Y sabemos que no lo eres— Muerdo mis labios molesta, él no sabe lo que me cuesta dar este paso.

—No lo entiendes— Me levanto tomando mi bolso—Hablamos después, tengo que irme— Camino hacia la puerta, pero su voz me detiene.

—Esta noche iremos a cenar con mis padres— Hago una mueca en mi rostro sin que él se dé cuenta. Hace unos días conocí a sus padres y son unos completos estirados, no los soporto.

—Lo siento, pienso quedarme esta noche con mi hija, hace mucho que no pasamos tiempo juntas—

—Deberías dejar de preocuparte de