— Jade, Jade. — escuchaba a Loan llamarla, pero no podía hablar, de pronto se había quedado muda. — ¿Jade? — solo cuando vio a su esposo fue que reacciono, ¿cuánto tiempo había pasado? No lo sabía, pero suponía que era mucho, su cabello se había secado por si solo, y su cuerpo estaba helado, por haber estado cubierto solo con el tallón húmedo. — ¿Qué paso? Cariño, ¿podrías responderme antes que comience a preocuparme? — la rubia lo vio con detenimiento, las cejas del oriental estaban casi juntas, pero no era por enfado, era preocupación, como la que se tiene por alguien a quien se quiere o mejor aún, alguien a quien amas.— Estoy… confundida, asustada, creo que estaba en shock, pero llegaste tu. — respondió en un susurro, a la vez que acariciaba la mejilla de Loan. — Siempre eres tú, me rescatas de mí misma, me haces ver el lado bueno de la vida.— El vaso medio lleno. — termino por decir y dejo un suave beso en sus labios, para luego tomar a su esposa en brazos y llevarla una vez más
Todo parecía en orden, Jade estaba en una densa bruma de felicidad, una que no podía creer, mucho menos comprender, ¿Cómo su vida había cambiado tanto en solo un par de meses? ¿Cómo era posible amar un ser que aun no estaba cien por ciento segura que existía? Debería ir a ver a un médico para confirmarlo, pero el solo hecho de pensar que quizás todo fuera un malentendido, la estresaba y lo peor era que la llenaba de miedo, temor a que ese bebé que ya imaginaba entre sus manos no existiera, pero lo que más asombro le ocasionaba, era comprender que, si bien su matrimonio con ese asiático tuvo un comienzo peculiar y nada convencional, era lo mejor que le había sucedido desde que Isaías había muerto.— Mi bella esposa… tengo algo que informarte. — el rostro cargado de preocupación de Loan no fue lo que la hizo detener su caminar por el inmenso jardín, lo que detuvo sus pasos, fue la firmeza con la que su esposo sostuvo su mano, algo en su mente le advertía que fuera lo que fuera que Loan
Nueva York.Javier había visto la riqueza y ostentación en la mansión Constantini, las leyes de la mafia ser cumplidas sin temor o remordimiento, pero nada lo había preparado para lo que estaba frente a él, la mansión que más parecía un castillo no fue el motivo por el que le estaba costando cerrar la boca, tampoco lo era el lujo y obras de arte que en el interior del hogar Bach se lucia, su asombro se debía al protocolo que llevaba que los Bach pagaran un favor, ellos, los más ricos de los ricos, pero sobre todo los más poderosos que alguna vez pudieran existir.— yo, Eros Zabet, esposo de Lucero Bach, como parte de esta familia, cumpliré con el deber de pagar el favor que se le adeuda a Marco Constantini, entrenare a Javier Maple, me asegurare que aprenda tanto o más que yo, no solo a la manipulación y accionar de armas de fuego y armas blancas, también en el arte de la lucha, cada uno de mis conocimientos serán enseñados y aprendidos por él, si no puedo con mi deber, que mi vida se
Pais X.Jade no se confió de Aika, por más que la joven se mostrara como una persona indefensa, podía distinguir como sus ojos brillaban con anhelo cada vez que veía a Wang, y como los de este la observaban con rencor, la boda que estaba prevista para el siguiente mes, había sido suspendida, la joven prometida del mayor de los hermanos Zhao no queria ni siquiera verlo a la cara, a ella había llegado el rumor de que su futuro esposo era un violador una deshonra, además, Aika no perdía oportunidad en tratar de engatusar a Loan.— Primo. — lo llamo dos días después de su llegada a la residencia Zhao.— No soy tu primo Aika, en todo caso, ese seria Park. — respondió con tranquilidad Loan, sin siquiera voltearse.— Oh, lamento que te moleste mi forma de llamarte, es que estoy tan agradecida. — Jade apretaba sus dientes, pero siguiendo el ejemplo de su esposo, no volteo ni a ver tras ella a la joven que se oía abatida por la corrección de Loan.— No deberías, no es por caridad que estas en
Jade veía una y otra vez la ecografía que hacia una semana atrás el medico le había dado, no podía creer que estaba embarazada de tres meses y su vientre aun era el mismo, pero su Bao aparecía muy claramente, un pequeño tesoro que crecía en su interior, al mismo ritmo que el amor por Loan crecía en su corazón.— Mi esposa está muy silenciosa esta noche, ¿aun estas enfadada con este estúpido esposo tuyo? — la rubia no pudo evitar hacer una mueca ante las palabras de Loan, desde el día que visitaron el hospital, Jade no le había dirigido casi la palabra, solo cuando estaban frente a otra persona se obligaba a responder los dichos de su esposo, y todo para mantener las apariencias.— Debería estar má
Dos días pasaron, días en los que Park se sentía peor que basura, y no era por el frio trato de Loan, o ver la pena de Wang cuando lo miraba, el hecho de sentirse así tenia nombre, Jade, la rubia lo buscaba sin descanso, a veces para hablar y practicar el idioma, otras para ver como entrenaba, incluso para beber té, aunque Loan había ordenado a su esposa que solo podía salir de su hogar solo en su presencia, a Jade parecía no importarle y a Park no le quedaba más que estar a su lado, siempre vigilante de que Aika y su madre no le informaran a la extranjera que Loan ya tenia concubina.Pero al tercer día, Loan, y Wang, tuvieron que partir muy temprano para solucionar un problema de la organización, el menor de los Zhao sabía que su madre aprovecharía ese tiempo en el des
Jade sentía como cada parte de su corazón se rasgaba y rompía, sentía que moriría, y solo entonces descubrió que ella ya amaba con locura a ese estúpido oriental.— Me diste tu palabra y no la cumpliste… Tú no tienes honor. — susurro con lentitud, pero segura de que la joven Aika la escuchara, tan claro como Loan lo estaba haciendo.— Esposa… — no sabía cómo explicaría todo aquello, pues era consiente que Jade ya se lo había advertido, no había escusa alguna para tener una concubina.— ¡Guardias! — grito por primera vez desde que estaba en aquel país, grito como debió hacerlo cuando Loan quito la venda de su boca la primera noche en Pais X, grito casi desgarrand
Pais X meses antes.Jade abrió sus ojos cuando una de las manitas la cubría con una manta, aún estaba vestida, pero a su lado había un hombre que ella conocía muy bien.— Señor Sug. — el mayor sonrió con vergüenza, sabía que sin importar lo que dijera Jade no comprendería lo que Loan había hecho, su propia Suki nunca lo comprendió a él y eso que era de una misma cultura.— Hija. — dijo a modo de saludo, pero la mueca en el rostro de Jade le dejaba en claro que ya no se sentía cómoda con que la llamara así. — El medico te reviso, dijo que tanto tú, como el pequeño Bao estarán bien. — Jade suspiro, no podía creer que Loan sea tan est