Los días pasaron, convirtiéndose en semanas y luego en meses, para Jade, paso tan desapercibido como el hecho de respirar, estaba demasiado entretenida aprendiendo un idioma nuevo, una cultura diferente y por supuesto, disfrutando del mejor sexo gracias a su muy considerado esposo, que solo olvido el detalle de que ella no queria estar allí, sin ser consiente dejo que las cosas fluyeran y tomaran el camino que debían tomar, como un riachuelo marca su camino sobre la hierba, solo se dejó ser, cada día al despertar se planteaba la idea de comenzar su plan de escape, pero solo bastaba con tallar cada musculo de su esposo bajo la lluvia artificial y la idea de escape desaparecida, en especial cuando era el turno de su esposo de limpiar su cuerpo.— Loan. — susurro temblando y sosteniéndose de los azulejos del amplio baño.— Dime esposa, ¿Qué deseas que haga por ti? — Jade no pudo responder a su pregunta, no cuando lo veía de rodillas entre sus piernas, con su boca devorando toda su humeda
La rubia no pudo mantener la compostura y salió del comedor sin tocar su desayuno, huyendo al único lugar en el que se sentía libre de llorar, su cuarto, provocando que Loan saliera tras ella, pero no pudo alcanzarla ya que Wang fue tras él.— ¿Qué es lo que sucede? ¿Cómo se te ocurre ver de esa forma a la susurradora? — Wang lo conocía, no solo era su hermano menor, desde hacia meses era la mano derecha de Loan, por lo que diferenciaba a la perfección su mirada retadora, misma que le había dedicado a una afamada asesina.— No me debes pedir explicaciones. — rebatió aun molesto, deseaba ir por Jade, necesitaba hablar con ella, porque había descubierto que su amada esposa, pensaba escapar, lo vio en la suplica con la que Rosita observaba a la rubia.— No es una explicación lo que te pido, solo un motivo que justifique el morir por ti. — ya no podía tener dudas, no de Wang, le era fiel, su hermano mayor realmente estaba de su lado, solo le preocupaba una cosa, su temperamento.— Hace me
Chicago.Los días pasaron convirtiéndose en semanas y luego en meses, Derek contaba cada segundo de cada día, pues vivía en el infierno desde hacía 3 meses.No solo su vida había cambiado en ese tiempo, la de su familia también, la hija de Sam no solo había sido recuperada, también había roto con la maldición que sobre ellos pesaba, ya que cuando la encontraron estaba embarazada de mellizos, los cuales al fin habían nacido, un niño y una niña que al fin le daban paz a la familia más poderosa del mundo.— ¡Está embarazada! — no le sorprendió que Vincent ingresara en su oficina sin tocar la puerta, lo que lo sorprendió fue escucharlo gritar y su rostro que estaba desencajado.— ¿Quién? — pregunto al tiempo que le entrego el vaso con wiski que acababa de servirse y que se había hecho habitual en él beber desde que había descubierto que tena una hija, a la cual parcia que la tierra se había tragado, ya que no conseguía noticias de ella en ningún lado.— Rosita, Rosita está esperando un hi
Pais X.Loan abrió la puerta con lentitud y Jade sintió esa acción espeluznante, aunque no comprendía porque, su estoma se agito provocándole nauseas.— Hola. — dijo como si fuera una niña que esta a punto de ser regañada.— Creo que ya nos saludamos cuando abrimos los ojos en la cama, cuando te devoré en el baño, cuando…— Si tienes razón, ¿no deberías estar en la empresa? ¿o resolviendo cosas de mafiosos? Mira que hermoso día el de hoy. — dijo como quien no quiere la cosa y trato de huir por el gran ventanal de la habitación, pero el tigre era astuto y con solo tocar un botón en la pared, las persianas de acero comenzaron a descender, cortando la vía de escape de la rubia.— Loan, ¿Por qué bajas la..? — Jade dejo de hablar para dejar salir un pequeño grito, ya que, su esposo la había tomado de la cintura y la había arrojado en la cama, quizás con mas brusquedad de la necesaria, lago que hizo temblar a la joven.— Ibas a escapar. — la acuso sin preámbulos, mientras se subía sobre el
Javier vio a Marco y luego a la bella mujer de cabello cano que estaba atada de pies y manos a una silla frente a él, deseaba correr lejos de allí, pero no podía, no cuando había pactado con el Don de Chicago trabajar para él a cambio de que lo ayudara a rescatar a su amiga Jade, solo por ella soporto esos meses que formarían parte de su vida, cuando lo que más deseaba era que todo fuera un sueño o mejor dicho una pesadilla, cada día al despertar esperaba que alguien le dijera que había estado involucrado en algún accidente y que todo lo que había vivido en ese tiempo solo fuera una m*****a pesadilla.— ¡¿Cómo puedes actuar de esta forma?! — pego un brinco aun sin desearlo, por el solo hecho de escuchar el grito de Marco. — Por Dios Camelia, sabes que Demetri ira por nuestros nietos. — veía llorar al gran Marco Constantini, y solo entonces supo que ese hombre canoso, que siempre vestía de diseñador y al que todo Chicago temía con la sola mención de su nombre, amaba a esa mujer que pare
— Jade, Jade. — escuchaba a Loan llamarla, pero no podía hablar, de pronto se había quedado muda. — ¿Jade? — solo cuando vio a su esposo fue que reacciono, ¿cuánto tiempo había pasado? No lo sabía, pero suponía que era mucho, su cabello se había secado por si solo, y su cuerpo estaba helado, por haber estado cubierto solo con el tallón húmedo. — ¿Qué paso? Cariño, ¿podrías responderme antes que comience a preocuparme? — la rubia lo vio con detenimiento, las cejas del oriental estaban casi juntas, pero no era por enfado, era preocupación, como la que se tiene por alguien a quien se quiere o mejor aún, alguien a quien amas.— Estoy… confundida, asustada, creo que estaba en shock, pero llegaste tu. — respondió en un susurro, a la vez que acariciaba la mejilla de Loan. — Siempre eres tú, me rescatas de mí misma, me haces ver el lado bueno de la vida.— El vaso medio lleno. — termino por decir y dejo un suave beso en sus labios, para luego tomar a su esposa en brazos y llevarla una vez más
Todo parecía en orden, Jade estaba en una densa bruma de felicidad, una que no podía creer, mucho menos comprender, ¿Cómo su vida había cambiado tanto en solo un par de meses? ¿Cómo era posible amar un ser que aun no estaba cien por ciento segura que existía? Debería ir a ver a un médico para confirmarlo, pero el solo hecho de pensar que quizás todo fuera un malentendido, la estresaba y lo peor era que la llenaba de miedo, temor a que ese bebé que ya imaginaba entre sus manos no existiera, pero lo que más asombro le ocasionaba, era comprender que, si bien su matrimonio con ese asiático tuvo un comienzo peculiar y nada convencional, era lo mejor que le había sucedido desde que Isaías había muerto.— Mi bella esposa… tengo algo que informarte. — el rostro cargado de preocupación de Loan no fue lo que la hizo detener su caminar por el inmenso jardín, lo que detuvo sus pasos, fue la firmeza con la que su esposo sostuvo su mano, algo en su mente le advertía que fuera lo que fuera que Loan
Nueva York.Javier había visto la riqueza y ostentación en la mansión Constantini, las leyes de la mafia ser cumplidas sin temor o remordimiento, pero nada lo había preparado para lo que estaba frente a él, la mansión que más parecía un castillo no fue el motivo por el que le estaba costando cerrar la boca, tampoco lo era el lujo y obras de arte que en el interior del hogar Bach se lucia, su asombro se debía al protocolo que llevaba que los Bach pagaran un favor, ellos, los más ricos de los ricos, pero sobre todo los más poderosos que alguna vez pudieran existir.— yo, Eros Zabet, esposo de Lucero Bach, como parte de esta familia, cumpliré con el deber de pagar el favor que se le adeuda a Marco Constantini, entrenare a Javier Maple, me asegurare que aprenda tanto o más que yo, no solo a la manipulación y accionar de armas de fuego y armas blancas, también en el arte de la lucha, cada uno de mis conocimientos serán enseñados y aprendidos por él, si no puedo con mi deber, que mi vida se