El día comenzaba de nuevo, sentados en la mesa del comedor desayunaban mientras contactaban con la empresa que los llevaría a ver la casa, que prometían que tendría la mejor vista de un lago cercano. —Amor, esta casa creo que te gustará —Comenta emocionado Diego llevándose a la boca una rebanada de pan tostado. —¿Estás seguro? Mmmm… hasta ahora las que hemos visto no me gustaron. —Lo sé amor, me lo hacías saber —bromea recordando cada berrinche que hacía frente al asesor de bienes y raíces, incluso molestándolos hasta el punto que cada vez que iban a ver una casa era diferente el asesor que los acompañaba. — Pero siempre había algo que no me gustaba. — A ver, ¿por qué no te gustó el del centro? —Porque su entrada era angosta y su jardín no tenía flores —¿Y la del sur? —Porque… porque el color era horrible. —¿El color, amor? se podía cambiar, era algo insignificante. —¡No! ya la vi con ese color a mostaza y era un asco, no se me saldrá de la cabeza esa imagen. —Ok está bien,
Todo fue mejorando luego de aquel día que fueron a ver la casa, sus amigos y Sarah estaban muy emocionados ayudando a empacar para la mudanza.Emma también se incluyó sin invitación a la decoración de las habitaciones. Aunque Mateo fuera áspero, esta seguía insistiendo en que era la tía de los niños y que debía ayudar.Una vez que hayan terminado todo, la pareja va a su nuevo hogar. Aunque se encontraban muy contentos por todo, la casa era muy grande y silenciosa mientras solo lo ocupaban ellos.Mateo con pucheros pidió a Diego para que permitiera que Sarah vaya con ellos al igual que contratar personas que los ayudara con mantener limpia la casa como también para que los ayudaran cuando los niños nacieran.Las semanas iban pasando, sus vientres también crecían, acercándose la fecha para el nacimiento.Luego de asistir varias veces a las consultas, se encontraban ansiosos y nerviosos por ello.Solo había una cosa que molestaba y frustrada en gran manera a Mateo. Y es que sus vientres
📞—No... —mirando a ambos desde el espejo respira agitada —dígale que los bebés ya están en camino.Entre gritos y jadeos el camino al hospital se volvía eterno. Mateo maldecía a su hermana por no apresurarse, pero esta hacía todo lo posible por llegar al lugar, Diego luchaba contra si para no empeorar la situación, pero el dolor era insoportable.—¡Maldita sea Sarah!—¡Ya Mateo! ¡estamos cerca, cierra la boca e intenta respirar!—¡Respirar! ¡esta mierda duele! ¡ya quítenme!—¿Diego estas bien? —pregunta preocupada Sarah.—Duele mucho Sarah, ¿puedes ir más de prisa?—Hago todo lo que puedo, ya nos están esperando.—¡Con una mierda Sarah! ¡sal de allí manejaré yo! ahhh —Grita al intentar hacer un movimiento.—¡El Dr. Thomas les había dicho que ya no lo hicieran o se adelantará el parto! pero claro, ¡no! ¡ellos no pueden controlarse! ¡ahora te aguantas!—Diego, duele... duele mucho —Chilla Mateo buscando consuelo, pero este no podía hacer nada para tranquilizarlo, él también sentía el m
—Thomas, ¿estás seguro? —Anna, debo hacerlo. Ya no hay vuelta atrás. —Pero, Mateo. —Tendrá que entenderlo, esto escapa de mis manos. ******* Mateo comenzaba a despertar confundido, aún por los efectos de la anestesia. Sus ojos daban vuelta buscando a Diego, pero solo podía encontrar la cuna de los bebés, donde estos dormían plácidamente. —Diego... —Susurraba bajo. —Mateo, por fin despiertas —Se acerca Sarah para tomar su mano. —Diego... —Diego está en otra habitación, hace unos minutos salió de la cirugía —Dice con pesar. —¿Por qué? ¿Qué cirugía? —Espera a recuperarte Mateo, la Dra. tuvo que sedarte para que no sufras ninguna complicación. —¿Los bebés? —Están aquí a tu lado, son hermosos. Mateo comienza a mover sus dedos intentando recuperar los movimientos. —¿Qué tanto me sedó esa Dra.? —Estabas muy alterado, fue lo que me han dicho. —¿Qué fue lo que pasó? —En un rato vendrá el Dr. Thomas, ¿quieres algo? ¿agua? —No, quiero ver a Diego. —En unos minutos más, tu cu
Diego fue trasladado a otra habitación donde había dos camas para que en una Mateo pudiera dormir, mientras sus bebés también fueron con ellos. La emoción en Diego al ver a sus cachorros alegró en gran manera a Mateo que lo observaba con una sonrisa. Ángel y Matías fueron a la casa para terminar de ordenar las habitaciones con Mel y Génesis, son las personas que trabajaran en la casa, esta última suplicó a Mateo que lo dejara ayudar con sus cachorros, más al enterarse que Alexander volvería, quería ser partícipe de la crianza del protector de los hombres. Mateo, aunque contaba con la cama a lado de Diego, por nada del mundo se apartaba de este acurrucándose a su lado, Diego con todo el gusto disfrutando de las atenciones de su Omega no se negó. Solo ha pasado un día en el hospital y Mateo notando que Diego seguía durmiendo va a la cafetería del hospital. Tomando una taza de leche con tostadas, solo pensaba en cómo ayudar a Diego a superar lo que lo afligía, ahora que su lazo con
Un nuevo día ha comenzado, Diego y Mateo solo querían volver a su hogar, mientras los bebés eran tomados en los brazos de Ángel y Matías, maravillados por la ternura de ambos. —¡Es tan tierno! —Decía emocionado Ángel mientras caminaba de lado a lado y ronroneando con Alexander en brazos. —Sí, mira lo hermosa que es Natasha. —Si lo es, ¡pero mira como Alex hace los pucheritos! —¡Ya! ¡los van a gastar! —dice Mateo, mientras guardaba las ropas de los bebés en una maleta. —Amor déjame cargar a Ale —Dice Matías al momento que Sarah toma a Natasha, pero Ángel le gruñe de inmediato. —¿Qué sucede? —pregunta, sorprendido Matías, Ángel nunca le había gruñido, pero hace días que actuaba raro. —¿Por qué gruñes a Matías? —Pregunta Mateo acercándose a Ángel, Diego comienza a gruñir al ver que este se acercaba cada vez más a su amigo. Mateo inhalando el aroma de Ángel este queda tieso con Alexander en brazos, con los ojos bien abiertos. —Mmmm ¿¡por qué no me lo has dicho!? —Gruñe Mateo. Án
Mientras los días iban pasando, los bebés eran cuidados por Génesis y Sarah, que lo hacían con mucho amor y dedicación.Ángel iba todos los días para verlos, Diego siempre recordaba al verlo que Mateo le había dicho que le contaría lo que sucedió en el hospital, pero siempre lo terminaba olvidaba de nuevo.Mel se encontraba en la cocina preparando la cena, todos fueron invitados ya que no han hecho el almuerzo de bienvenida para los bebés, incluso Thomas con Liam confirmaron que irían.Ángel ya se encontraba en la casa desde muy temprano, junto con Sarah y Génesis en la habitación de los bebés los vestían para recibir a los invitados.Diego junto con Mateo estaban en la sala, mientras más pasaba los días Diego se encontraba mejor físicamente. Pero aún seguía de un modo cabizbajo.Mateo solo lo dejaba estar, cuando se sintiera en condiciones estaba seguro que se acercaría para hablar.Sonando el timbre, Génesis junto con los demás van llegando a la sala, yendo hasta la puerta la abre p
—El gran Alexander, ha reconocido a su Destinado. Todos quedaron en silencio mientras Diego seguía gruñendo, Mateo acercándose lo toma de la mano para calmarlo. —Diego, por favor. No es Ángel el que se manifiesta, es solo su hijo. —Mateo, Alexander es muy pequeño como para encontrar a su destinado. Es imposible —Dice apretando sus dedos haciendo puños. —No lo es Diego, si nosotros nos hubiéramos conocido mucho antes también pasaría lo mismo ¿o no recuerdas que sin el lazo nuestra unión ya estaba hecha? Sé que Ángel está luchando por controlarlo. —Lo siento. Diego, en verdad no sé cómo puede ser esto. También para mi es desconcertante —dice Ángel mirándolo con pesar. Diego viendo su rostro suspira profundo, mirando a las demás personas decide tranquilizarse. —Señores, la cena tengo servida en la mesa —Dice Mel interrumpiéndolos. —Gracias Mel —Responde Mateo Diego mirando a Ángel y luego a Alex vuelve a suspirar. Ángel acercándose entrega a Alex en brazos de Diego, este al sen