La recepcionista de la multinacional de alimentos hizo una llamada y Ana permaneció atenta con las manos sobre el mostrador.—Tiene suerte, la señora Elisa se encuentra en la empresa hoy, dijo que la espera en la oficina de su esposo —Ana volteó a mirar hacía los ascensores que estaban unos metros más allá y ladeó la cabeza.—No sé cómo llegar.—Yo te llevo —le comentó alguien detrás y Ana se giró para encontrarse con un hombre alto, de cabello rubio y de intensos ojos verdes.—Hola —le dijo intimidaba, estaba ante Emanuel Alcántara y las rodillas le temblaron, era mucho más atractivo en persona —Muchas gracias —el hombre le señaló el ascensor y Ana caminó delante de él. Había escuchado muchas historias del hombre, desde la relación que tuvo con Elisa hasta sus polémicas antes de casarse con ella, era como conocer a una celebridad.Entraron al ascensor y él le tendió la mano.—Ana Avendaño, ¿verdad? Elisa me habló de ti —Ana le tomó la mano con firmeza.—¿Enserio? Espero que hubieran
Ana fue a casa en un auto de ciusta que Emanuel le había enviado y recogió sus cosas, si todo salía bien volverían a la ciudad en unas veinticuatro horas y esperó que ni siquiera Eduardo se enterara que había salido del país, no le convenía que le llamara la atención si no encontraban nada. Pero si ella llegaba con la noticia del año estaba segura no la reñiría por no hacerle caso.—¿Todo estará bien? —le dijo su hermana y Ana le pidió su celular, después de que lo apagó la miró a la cara.—Tal vez estén hackeados nuestros celulares, así que te pido que mientras lo tengas encendido no hales nada al respecto, aunque estés sola, haz de cuenta que tu celular en un chismoso que le contará todo a Jábico, así que ten cuidado —Luisa la abrazó con fuerza.—Cuidate, no te pongas en riesgo, si la tal Moira puede darles información de Jábico ellos la tendrán en la mira —Ana ladeó la cabeza.—Si ella se ha mantenido oculta todo este tiempo espero que tenga la capacidad de defenderse —Luisa le dio
Ana había tenido una noche intranquila, el sueño y el cansancio permitieron que durmiera gran parte de la noche, pero despertó en la madrugada sudando y llena de calor, fue al pequeño baño del hotel y comprobó que Elisa durmiera antes de recostar de nuevo la cabeza en la almohada, y el dormir de ahí en adelante ce convirtió en un purgatorio de imágenes de dolor, recuerdos de muerte y sangre. Las pesadillas se hicieron más violentas, y recordó el accidente de sus padres y a su cabeza llegaron imágenes que no recordaba, el viento azotaba el parabrisas y en el auto que chocó al de sus padres alcanzó a ver en la parte trasera un niño de cabello color chocolate y ojos verdosos que la miró asustada. Luego el auto de sus padres chocó al del frente y los tres cayeron al rio, recordó los gritos de Luisa, el agua entrando por las ventanas y el rostro ensangrentado de su padre que cortó su cinturón de seguridad de un zarpazo y la liberó para que sacara a su hermanita. También recordó como el aut
Ana quitó la batería de su celular de un tirón, ya ni siquiera se sentía segura teniendo el aparato encima. Todos la miraban fijamente y ella miró a Moira que asintió con la cabeza.—Lo escuché —dijo la rubia sacando su celular y haciendo una llamada —Raúl —dijo cuando al otro lado alguien le contestó —pon en alerta la manada, Jábico está aquí, llama también a Luciana que traiga al aquelarre —Elisa y Ana se pusieron de pie y Alexander las instó a calmarse.—Tranquilas —les dijo —sé que debe ser abrumador enterarse de todo esto, pero estaremos a salvo, Jábico ya no tiene las fuerzas suficientes para hacernos frente —Elisa se aclaró la garganta.—¿Ustedes son hombres lobo? —Moira chasqueó la lengua y Alexander tendió las dos memorias hacia Ana.—Decide, eres la que trabaja en In Premiere y quien publicará todo —Ana se quedó mirando la gran mano del hombre, ella estaba casi en shock, ¿Cómo reaccionaría la gente después de que el shock y la incredulidad dieran paso a la certeza de saber q
A Ana le resultó complicado concentrarse con el periodista dormitando a la orilla de su cama durmiendo únicamente en ropa interior, pudo sentir la cálida piel contra la suya y las piernas fuertes, pero el cansancio la venció por completo y cayó en un sueño profundo donde las pesadillas comenzaron, pero esa vez no tenían imágenes, eran únicamente sensaciones. Sintió el ardor en la planta de los pies cuando corría por la pista y también la onda expansiva de la granada que lanzó Elisa. Cuando despertó el reloj de la pared marcaba las diez de la noche y Eduardo le habló desde atrás.—¿Más pesadillas? —Ana asintió, y sintió como el brazo del hombre le rodeó el vientre y la atrajo hasta que su espalda quedó perfectamente encajada contra su pecho, enredó las piernas con las suyas y Ana se sintió protegida por el cuerpo cálido del hombre que se durmió después de unos segundos.Era la primera vez que dormía con alguien de esa manera, y se quedó un rato sintiendo la respiración tranquila de Edu
Ana se sintió mareada, comenzaba a hartarse terriblemente de tener ese tipo de emociones fuertes, pero era inevitable que el cuerpo le temblara y los puños se le apretaran clavándose las uñas en las palmas de las manos.—Tiene que ser un error —le dijo Luisa revisando una y otra vez la página del periódico, pero Ana negó.—Eduardo me robó mi historia —dijo con ira contenida —¿es así como ha llegado a donde está? —luisa la tomó por los hombros y la sacudió.—Deja de ser apresurada —la regañó —no saques conclusiones sin antes hablar con él —Ana negó con la cabeza repetidas veces.—Él va a embaucarme con sus palabras bonitas y su inteligencia —dijo, tenía tanta rabia que estaba a punto de golpear a la primer persona que se le apareciera, así que se alejó de su hermana y golpeó con la palma de la mano la pared que tembló — voy para allá —dijo y tomó su bolso, pero Luisa se le atravesó.—No te dejaré salir de aquí así —le dijo con rabia —calmate primero —Ana quiso empujarla, pero el celula
Ana sabía que era culpable de como terminaron explotando todos los acontecimientos de esa forma, pero no pretendía sentarse a llorar por eso, ella los había orillado a ambos a un inevitable enfrentamiento, pero fue su decisión pelearse a puño limpio y ella no pretendía hacerse la sufrida. Había cometido ese error y estaba afrontando las consecuencias de le peor manera, por eso, cuando llegó a casa con la nariz aun sangrando, lloró largo y tendido, desahogando toda la rabia y la frustración, y luego se puso de pie, se sacó los algodones que tenía dentro de las fosas nasales y pasó la siguiente semana buscando un trabajo nuevo, pero no quiso siquiera poner In Premiere como referencia laboral, no sabía a ciencia cierta en qué términos había terminado con Eduardo, pero estaba segura que había metido la pata lo suficiente mente hondo como para que el hombre no diera buenas referencias de ella, y así pasó esa semana y la siguiente, y siempre regresaba a casa con las manos vacías.—No te pre
Luisa había pedido permiso a Ana para ir a la casa de una amiga, y Ana se sintió mal por ello, la muchacha se había portado más como una hermana mayor que ella misma.Después de subir a la camioneta de Eduardo Ana cruzó los dedos por encima del regazo, no solo quería, si no que necesitaba, decirle al hombre lo que sospechaba, pero esperó a que él dijera la primera palabra.—La madre superiora del orfanato en que crecí me llamó —le dijo y Ana se encogió de hombros.—Qué chismosa —dijo Ana y Eduardo ladeó la cabeza con una sonrisa.—Es verdad, Ana —ella lo miró —el accidente en que mis padres murieron fue el mismo que tuviste con los tuyos —Ana le apartó la mirada, por más tiempo que pasara, siempre el recuerdo de aquella noche le hacía un vacío en el estómago.—¿Siempre lo supiste? —le preguntó y aunque no lo estaba mirando notó como bajó la cabeza.—Desde el día que pediste trabajo en el periódico, te mandé a investigar, bueno, no me malinterpretes, lo hago con cada empleado de In Pre