Capítulo 11

Romina

Agradecía al creador no ser una mujer blanca para cambiar de color cada tanto dependiendo de la situación, sin embargo me moría de la verguenza.

No solo eso pasaba por mi mente cuando llegue a trompicones al baño de damas y me encerre en un cunicilo a punto de hiperventilar.

¡Es el!

La misma frase y la misma mirada insoldable vieron a Thiago cuando me llamo de manera despectiva.

Jason Collins era el mismo hombre de la discoteca…, de aquella noche, de hace años.

Mi corazón latía desbocado en mi pecho y sentía el ruido de mi sangre en mis oídos, no podía ver bien a causa de las lágrimas y me sentía sofocada, el aire no llegaba bien a mis pulmones y estaba entrando en pánico cuando Mon hizo acto de aparición como un ángel.

—Romi… —escuché su dulce y preocupada voz desde el otro lado.

No pude contestar por la falta de oxígeno, pero golpee la puerta en señal de que la escuchaba, de que estaba aquí, que la necesitaba.

—Cielo, abreme —su voz era tan dulce que me regalo un requicio de
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