Dos meses después. La sala del tribunal se llenaba lentamente. Todos aguardaban expectantes la llegada del acusado, Raid Ghazaleh, un hombre que pasó de ser catalogado como influyente y poderoso, ahora enfrentaba cargos por asesinato, fraude y maltrato doméstico.Cuando las puertas se abrieron, Raid entró escoltado por guardias, sus muñecas esposadas. A pesar de verse disminuido, su postura arrogante y la mirada desafiante en su rostro delataban que aún no había perdido por completo su superioridad. En la primera fila, Juliette Anderson, sintiendo nervios, aturdida y aliviada de alguna manera. Ella observaba la escena y sentía un nudo en la garganta. A su lado, Karim Ghazaleh, quién no dejaba de tomar su mano con suavidad, brindándole su apoyo. El fiscal, un hombre de mirada determinada, se aclaró la garganta y comenzó a exponer los cargos.—Hoy nos reunimos aquí para juzgar a Raid Ghazaleh por múltiples delitos graves. Entre ellos, el asesinato del matrimonio Anderson en un incend
Mientras Mirella relataba los años de abusos y maltratos sufridos a manos de Raid, Juliette se estremecía en su asiento. La joven luchaba por contener las lágrimas, sintiendo de nuevo el dolor de haber perdido a sus padres en aquel terrible incendio, también sentía mucha impotencia por lo que Mirella vivió. —Raid me golpeaba con frecuencia, me insultaba y me amenazaba para que no hablara —soltó conteniendo las lágrimas—. Él sabía que yo no tenía a nadie más, que estaba sola y atrapada en una relación que jamás elegí. Sin embargo, nunca me contó que él provocó aquel incendio, no lo hizo. El fiscal asintió con gravedad, luego se volvió hacia el jurado.—Señoras y señores del jurado, la señora Ghazaleh ha revelado un patrón abusivo que duró años. Ustedes tendrán que determinar si estos actos de violencia, sumados a los cargos de asesinato y fraude, muestran el verdadero carácter de este acusado. El abogado defensor se puso de pie, con una expresión de desdén en el rostro.—Mis respeta
Era increíble que ya su barriguita de embarazada cumplía cinco meses. El tiempo había pasado volando, y a pesar de que la vida continúa, ella seguía clavada en el hecho de seguir bajo el mismo techo de un Ghazaleh, que ella misma llevaba el apellido de un asesino, le retorcía el alma. Karim no tenía la culpa, aún así, él estaría siempre vinculado a su padre.Durante todos esos días estuvo debatiendo qué hacer con su vida, ya el dinero no sería un problema porque ella se había convertido en una heredera millonaria, pero era complicado.—Juliette, ya Karim te espera abajo —informó Melanie asomándose por la puerta. —Oh, bajaré en un momento —aseguró.Poniéndose en pies, por última vez se miró frente al espejo de cuerpo completo y se cercioró de verse bien. Una vez se encontró con Karim, él le sonrió, amable. —¿Estás bien? Ella, no se encontraba totalmente bien pero se obligó a corresponder con una sonrisa obligada que no llegó a sus ojos. El tráfico de la ciudad se deslizaba lentam
Karim no le importó estar delante de Dylan, permitió que las lágrimas escaparan. Sostenía entre sus manos la ecografía, temblaba al mismo tiempo. —Ay, amigo... No creí verte así. —Me lo merezco, este es mi castigo. —Ella no puede prohibirte ver al bebé, estás en tu derecho de conocerlo y pasar tiempo con él. —Será una niña, hoy nos han dado a conocer el sexo —agregó suspirando. —Vaya, una niña... —repitió y volvió a darle un sorbo a la bebida —. Debería felicitarte de todos modos, felicidades. Él no dijo nada.—Ella quiere estar tranquila, lo mínimo que puedo hacer es dejarla en paz. No la ha pasado bien, por eso me temo que si hago de esto un problema, ella no pueda recuperarse. Juliette está en su derecho de acusarme, pero no lo hizo...—Ella te ama. —Me ha dejado claro que no siente nada por mí. —Te mintió —se encogió de hombros —. No está diciendo la verdad. Está dolida y confundida, no hay que ser expertos para darse cuenta. Pero necesita curarse, tal vez con el tiempo pu
Ahogada por la pena, Juliette miró a su alrededor con melancolía. Un golpe en la puerta la despertó de su trance. Secándose rápidamente los ojos, Juliette se obligó a respirar hondo antes de abrir la puerta y encontrarse con Melanie. —Ya es hora, te esperan afuera. Ella sintió un nudo en la garganta, quería llorar.Juliette agarró con fuerza la manija de su maleta mientras avanzaba hacia la puerta principal. Cada paso era un esfuerzo y sus ojos parecían estar en ningún lugar, la mirada de alguien que lo que está haciendo tiene muy poco sentido. —Melanie, ¿donde está Karim? —Él está en su habitación, me parece extraño que aún no salga, no suele dormir hasta tarde, ¿quieres que le diga algo de tu parte? —No, en absoluto. Muchas gracias —susurró dándole un abrazo —. No te olvidaré, jamás. Quizás algún día podamos vernos, Melanie. Conmovida ella le sonrió al separarse. —Apuesto a que sí, no te preocupes, espero te vaya bien —deseó acariciando su mejilla. —¿Dónde está Diana? —Se
Después de un largo vuelo, al fin estaba en su destino. Juliette se encontraba en la puerta de su departamento, exhausta pero también llena de curiosidad por ver en su nuevo entorno.Después de dar algunos pasos hacia adentro, colocó su equipaje en el suelo y echó un vistazo a su alrededor. El apartamento era pequeño pero acogedor, con una hermosa vista de la ciudad a través de las ventanas. Se acercó a la ventana y posó sus manos sobre su vientre, sintiendo el leve movimiento de su bebé. —Solo tú y yo ahora, pequeña —susurró, acariciando suavemente su barriga.De pronto recordó a Karim, el hombre que había amado y que ahora estaba lejos de ella, y se sintió una ola de tristeza invadirla. —Tengo que olvidarte, Karim —se dijo a sí misma, tratando de empujar los pensamientos de él lejos de su mente.Al día siguiente, decidió dar un recorrido por la zona; entonces avistó un pequeño restaurante local y decidió probar la comida. Resultó ser deliciosa, así que prometió regresar otro día
Meses después...Juliette organizó las cosas que necesitaría cuando diera a luz, ella tenía que estar preparada, más cuando se encontraba sola y no tenía la compañía, ni ayuda de nadie más. Con una ligera sonrisa en los labios miró a su alrededor reparando en los detalles de la hermosa habitación para su pequeña, los muebles juguetes y los colores eran tan adorables. —Marina —susurró deslizando los dedos sobre el bordado de la cobija blanca —. Mamá te quiere conocer. Ese día, aunque sabía que era riesgoso, salió a dar una vuelta por la ciudad de Roma, en dónde se estableció finalmente. Era propietaria de un lujoso departamento en la ciudad. La isla purificó su ser por un tiempo, luego miró más allá y acabó comprando un apartamento en Roma. ***Diana, que había regresado a su puesto como la asistente de Karim luego de que este se lo pidiera y le triplicara el sueldo, viajó con el magnate a Italia, un viaje de "negocios",
Cuando Karim levantó la mirada, sus ojos se encontraron con los de Juliette. En ese breve instante, todo el mundo a su alrededor pareció desvanecerse, y solo existían ellos. Karim abrió la boca, como si quisiera decir algo, pero las palabras se le atascaban en la garganta. Ella tomó una profunda bocanada de aire. Lentamente, Karim se sentó en la orilla de la cama, contemplando a su hija. Cuando Karim volvió a mirar a Juliette, algo en su interior se había transformado. Algo en él cambió. —Karim, ¿qué crees que haces? ¿Por qué estás aquí? —Encontrarnos ha sido coincidencia, no creo en el destino, sin embargo... Hoy podría ser la excepción —se le ocurrió decir a la expectativa. Juliette sintió que su corazón se llenaba de esperanza. Una parte de ella, esa que aún no se resignaba, tontamente creía que partir de ese momento las cosas podrían ser diferentes entre ellos. Tal vez, en medio de la complejidad de su relación en el antaño, podr