Melanie le dedicó una sonrisa secreta al verla. Por lo menos estaba sana, si bien sabía que la joven merecía su libertad, en su opinión estaría más segura allí que afuera sin saber a dónde ir. —Señor —saludó poniéndose seria. —Preparale la cena, vigila que se coma todo —señaló y se giró para ver a la aludida, que volvía a estar cabizbaja, aferrada al barandal, parecía tener premura por subir a la habitación. —Lo haré señor. Con su permiso. —No es menester que le digas eso, sé que debo comer, además, ya te dije que muero de hambre —expresó antes de subir, él no la siguió, en cambio se dirigió al gran salón para hacer una llamada a su padre. Le informó que Juliette estaba devuelta en casa. Con eso fue suficiente para cambiar el humor de su padre. —Vale, sé más precavido, ya se escubulló una vez y puede intentarlo otra vez. —No te preocupes —emitió Antes de finalizar la llamada y liberar el aire retenido. Juliette una vez estuvo debajo de la cascada de la ducha, pudo disfrutar de
Dos meses después. Juliette se acurrucó en la esquina de su cama, abrazando sus rodillas contra su pecho. Una sensación de malestar se había apoderado de ella desde que se había despertado esa mañana, y un miedo incontrolable se agitaba en el fondo de su mente. Aspiró profundamente, intentando calmar los latidos acelerados de su corazón.Durante semanas, había estado eludiendo la posibilidad, negándose a admitir lo que parecía tan evidente. Pero ahora, con cada síntoma que aparecía, la verdad se volvía más ineludible. Juliette se mordió el labio, luchando contra las lágrimas que amenazaban con brotar.Reuniendo todo su valor, se puso de pie y se miró en el espejo. Su reflejo le devolvía la mirada, con los ojos llenos de preocupación y una expresión de profunda angustia. Juliette trazó suavemente las líneas de su rostro, preguntándose cómo su vida había llegado a este punto. El sonido de unos golpes en la puerta la sobresaltó, y rápidamente se secó los ojos, tratando de componer una
El árabe se aproximó a ella y le quitó el test de la mano. —¿Acaso tenías la intención de ocultarme la verdad? —rugió embravecido. —¿No te darías cuenta de todas maneras? Me imagino que estás saltando de la felicidad por dentro, porque has logrado tu objetivo... Lo que tu padre desea con tanto fervor —agregó y él la miró liberando el aire retenido. —Será mejor que guardes silencio, cámbiate rápido de ropa que iremos a la clínica, la noticia se tiene que confirmar con análisis de sangre, así estaremos seguros —casi fue una orden que debía acatar porque sí. Ella bufó y se levantó, de pronto mientras se incorporaba la atravesó un mareo y casi pierde el equilibrio, de no ser porque el árabe la sostuvo por la cintura creando un acercamiento que la puso incómoda. Su tacto, pese a estar indirectamente sobre su piel, se sintió ardiente. Era una flama peligrosa. —Karim...—Ten cuidado, podría pasarle algo a mi hijo —agregó antes de separarse. "¿Su hijo? ¿Por qué tenía ese sentimiento eg
Ella estaba siendo tan atrevida, ni siquiera tenía miedo de las represalias. Lo más increíble es que estaba concluyendo sobre su pasado, dando en el clavo. ¿Por qué tenía que indagar en un antaño que solo le correspondía a él? No tenía el derecho de hablar de esa forma.—¿Quién te crees que eres? ¿Aseguras que mi padre es el responsable de lo que me pasó? ¡Deja de meter la nariz en lo que no te concierne! —exclamó furibundo dejándola aterrorizada. Él estaba fuera de sí. Pero no tenía remedio, ya no se iba a retractar, continuaría lo que empezó, a pesar de que podía costarle un castigo de su parte. —¡Eres un cobarde! Solo quieres fingir ser fuerte y mentir porque no tienes el valor de enseñar lo que realmente vives por dentro. Sé que es difícil sanar internamente, pero si te empecinas en guardarlo, jamás se curará. Sí, no soy alguien que debería meterme en tu vida, pero que más da, tú mismo me has arrebatado la mía. ¿Por qué debería ser condenada a lo mismo? No es justo que yo viva a
Raid terminó de saborear su vaso de whisky escocés antes de levantarse de su asiento y dirigirse a la habitación. La noticia de que Juliette estaba embarazada lo llenaba de alegría interesada, pero también de un plan maquiavélico. Sabía que pronto tendría que deshacerse de ella, por lo que debía asegurarse de tener a su nieto como un as en la manga, en lugar de depender de ella. Por eso debía ser paciente y esperar pacientemente lograr su objetivo completo. Raid se detuvo en su camino al sentir un dolor repentino en el pecho, una molestia que se había intensificado con el pasar de los días. Había estado posponiendo su visita al cardiólogo para asegurarse de que todo estuviera bien con su corazón, pero los días ocupados en otros asuntos lo habían llevado a olvidar por completo monitorear su salud como correspondía.—Mierda...—Cariño, ¿te sientes bien? —inquirió su esposa haciendo acto de presencia. Él negó con la cabeza y se sentó de inmediato. —Es un poco doloroso —aseguró con la
Cuando todo acabó se quedaron en silencio cariñosamente acompañados en una cama cómplice de lo que había ocurrido entre los dos. Karim, todavía tenía la mirada perdida en el techo y ella se mantenía distante, confundida por acceder por voluntad propia. —Eres mi esposa, por lo tanto lo que ha pasado entre nosotros no es más que tu responsabilidad de satisfacer mis necesidades —se atrevió a decir dejándola perpleja y afectada —. ¿Entendido? Juliette quería desaparecer, nunca antes había querido que un enorme hoyo se abriera en el suelo y se la tragara. ¿Acaso era posible sentirse más humillada de lo que ahora se sentía?Aferró las sábanas que cubrían la desnudez de su cuerpo. —Sé que esto no significa nada, es solo sexo. Karim se volteó a su dirección y la observó detenidamente con una sonrisa burlona atravesando sus labios. —¿Estás enamorándote de mí? —quiso saber dejándola pálida como un papel. —Yo... ¿acaso he sido yo quien inició todo esto? Me besaste, supongo que dirás que ha
Karim se encontró con Dylan en su oficina, su amigo enfundado en un traje costoso se presentó con una sonrisa radiante. Karim no podía entender cómo podía estar tan emocionado, considerando que el mundo no era color de rosa y el caos era una constante en la vida de Dylan.—Vaya, sé que ya te lo he dicho muchas veces, pero tu oficina es tan elegante... —dijo Dylan mirando a su alrededor, mientras que su interlocutor simplemente rodaba los ojos —. Ahora que voy a hacer remodelaciones en la mía, creo que tomaré inspiración de tu despacho. —Dylan, tengo mucho trabajo que hacer. Así que te pediría que vayas al grano. —¿No has dormido bien? Te veo un poco cansado —observó, recibiendo una mirada fulminante a cambio —. No te preocupes, solo pensé que anoche irías al club, porque tu padre estuvo allí. Se pasó de copas, se encontró con unos amigos y al final quedó solo.—¿Cuando me llamaste, estabas con mi padre? —Sí. Yo... no sabía que Juliette era hija de unos viejos amigos de tu padre —co
Mirella se encontraba en la habitación junto a Juliette. Melanie se retiró para darles privacidad. A la joven le parecía un poco extraño que por allí estuviera la madre de Karim, además de eso se sentía incómoda. —¿Ha pasado algo? —es lo primero que se le ocurrió preguntar no sabía de qué otra forma romper el hielo —. Yo no sabía que vendría. —No pensé que dormía en cuartos, separados aunque es entendible. —No sé qué decir. Ella sonrió. —No estás obligada a responder darme explicaciones, ¿cómo te has sentido? Juliette conectó con ella y sonrió apenas. Mirella tenía los ojos verdes como Karim; y llevaba el cabello corto sobre los hombros. Era una persona que se vestía elegante y físicamente resultaba atractiva. —No lo sé.—Has estado llorando, ¿es por culpa de Karim? Hablaré con él, no tiene que tratarte mal, le darás un hijo y debe cuidarte. —Él no ha hecho nada. Es decir... Toda esta situación es difícil, me supera, además estoy sensible por el embarazo. Mirella se acercó un