Amélia estaba completamente enfadada, ya no le importaba Ulises, sólo quería distanciarse de él.

Había quedado bastante herida, había sido ignorada, y ni una sola vez se habían respetado sus deseos y ahora otra vez, marcada.

Amélia no quería ser marcada por Ulises, él le repugnaba mucho.

Después de todo, para ella él nunca había sido una persona digna de confianza.

Amélia quería degollar a Ulises, pero él no le dio la oportunidad de arrancarle el cuello.

Ulisses miró a su hijo con inmensa curiosidad, nunca pensó que ya era padre de un niño tan grande e inteligente.

El pequeño parecía un guardia, protegiendo a su madre del lobo feroz.

Ulisses miró a su hijo y se rió.

Amora se estaba preparando para la audiencia, una vez más Heitor la acompañaría

Ella quiso negarse, pero se dio cuenta de que no tenía el coraje de enfrentarse cara a cara con Timoty.

Heitor miró a Amora con ojos melancólicos, finalmente había encontrado a su hija, pero aún no sabía cómo acercarse a ella.

Amora parecía s