A medida que pasaban las horas de ese día, Ulises se volvió cada vez más preocupado y ansioso.

Quería decirle a su abuelo que el divorcio ya no era válido y estaba fuera de discusión.

Ulisses simplemente no imaginaba que Amélia se había ido.

Ulisses se había convertido en el hazmerreír de la ciudad por haber sido abandonado por su esposa.

Muchos hacían bromas sobre él y sobre lo acertado que tenía la mujer al dejarlo.

Ulisses nunca había intentado entenderla y sus nervios siempre estaban a punto cada vez que la mencionaban.

A Ulisses no le gustaba vivir con ella y seguía poniendo excusas, pero nunca imaginó que Amélia realmente lo amaba, pensaba que era por interés.

Amélia era hermosa y siempre tenía tiempo para él, esto lo incomodaba, ya que ella siempre estaba disponible para él.

Ella no parecía tener nada más que quedarse a su lado, por lo que pronto comenzó a despreciarla.

Muchos decían que era una cazafortunas que sólo buscaba el dinero de su familia.

Ulises no tenía idea de