Sin mirarlo al rostro salió corriendo de ese sitio, bajo las escaleras aprisa, corrió hasta salir de la propiedad de él, se orientó porque se siente aturdida y noto que su casa no está lejos de ahí, así que decidió caminar. «Papá, porque te fuiste, que haré ahora con semejante deuda, ese hombre quiere su dinero, que voy a hacer» las lágrimas no la dejan ver bien el camino, se limpia para proseguir su andar. Camino durante media hora, hasta llegar a su casa, la nana se alarmó al verla llegar con la orilla del pantalón sucio y al igual sus sandalias, pero lo que más le alarmo fue su rostro, sus ojos hinchados y rojos, al igual que su nariz. —¿Hija, que fue lo que te pasó? —le abrazo, Sara lloro en su hombro, sabe que todo está perdido. —Hemos perdido todo, no pude llegar a ningún arreglo con él, estamos en la calle, nana. —lloró más fuerte al escucharse así misma que ya no posee nada— Soy una inútil, que haré de ahora en adelante, vamos a quedar en la calle. —No te preocupes, que Di
Al día siguiente Sara se levantó con más ánimos, se mentalizó que con llorar no iba a solucionar nada, una luz volvió a surgir en su interior, junto con su nana se sentaron en la sala, suspiraron las dos y se rieron porque ya llorar no se puede. La nana le acaricio su mano para darle ánimos y marco el número del médico que un día le dijo que contara con él. —Halo, buenos días, con quien desea hablar. —Con el doctor. —Es una paciente o es primera vez que llama al consultorio del doctor Lendos —Dígale que le habla Sara, que soy la hija de su amigo Oliver Moore —Permítame un segundo. —espero unos minutos —Halo, Señorita Sara, qué sorpresa recibir su llamada. —Doctor, gracias a Dios que me contesta y me recuerda. —Como no recordar a la hija de mi amigo, dígame el motivo de su llamada. —Necesito hablar con usted, es mi última esperanza en estos momentos difíciles. —¿Qué le está pasando, la noto angustiada? —¡Doctor! ¿Cree que podamos vernos? —Ven a mi casa mañana, es mi día libr
Esa noche se quedó a dormir ahí, una habitación muy pequeña para ella, pero por lo menos se respiraba tranquilidad, aunque con el pensar que pronto perdería todo. A la mañana siguiente, el médico la despacho dándole un dinero para que comprara algo en el camino, cosa que ella no rechazó, no quería pasar otra vez la agonía que paso cuando venía. Compraría esa barra de chocolate que tanto anhelaba. El taxista la dejo en la estación, estaba meditando como se lo contaría a la nana, aunque perdieran la casa no quedaran a la deriva, por lo menos tendrán un techo y trabajo, eso ya era algo. Camino hacia la ventanilla de pago cuando un hombre la tomo del antebrazo. Ella se sobresalta, no conoce al tipo, él la arrastra por el pasillo. —Camina y no hagas ninguna escena, porque aquí no más te mueres. —¿Qué quiere?, no tengo dinero, se lo juro. —¡Cállate y camina, no hagas nada estúpido! —Sara no sabe lo que ocurre, la asusto que debajo del saco el hombre cargaba un arma de esas que veía por l
*AARÓN* Ella siente mejoría, ya que su respiración es más fluida, en cuanto ve quién le ha ayudado, se quedó en shock, por el hecho de que ella me conocía, soy el mismo que ayudo hace tiempo. —Puedes respirar. —ella asiente con la cabeza, en eso me queda viendo sin pestañear. —¡Es usted! —nada más, eso dijo y se desmayó. Vale que al momento llego el médico, entre los tres la subimos a la cama, él la examina. Después de un rato, el doctor me explica de que padece ella. —La joven presenta un severo trastorno de ansiedad, es una respuesta bastante normal a eventos estresantes de la vida como mudarse, cambiar de trabajo o tener problemas financieros. Sin embargo, cuando los síntomas de ansiedad se vuelven más significativos que los eventos que los desencadenaron y comienzan a interferir con la vida, los trastornos de ansiedad pueden llegar a ser debilitantes, pero es posible controlarlos con la ayuda adecuada de un profesional médico. Reconocer los síntomas es el primer paso. —¡Me es
Antes de que Sara se baje del auto, él la tomó de la mano, y la miro fijamente, ella tembló con nada más, tener encima su mirada, la acerco y le hablo muy serio. —No te pases de viva, te mantendré bien vigilada, ahora me perteneces, Pedro llegara en estos días, firmas el documento que te enseñara y todo estará bien. —Ya entendí. —Sara se terminó de bajar, muy molesta por la manera en que la trata, como si ella le hubiera causado un gran mal. —¡¡Josh vámonos!! —Porque tratas de esa manera a esa joven, no comprendo que ganas haciéndolo, nunca pierdes tu tiempo con una mujer. —Me conoces muy bien. —Aparte de ser el jefe de seguridad, soy tu amigo. —Te haré una pregunta. Si fueras mi enemigo, ¿Creerías que tengo una relación con ella? —Ni siendo tu amigo lo creería, tú puedes tener a la mujer más bella e influyente si te lo propones, no entiendo por qué le dedicas tu tiempo a ella. —Porque ella va a ser parte de mi plan, ella es perfecta para darme el hijo que quiero y mis enemi
Sergio le comunicó a Aarón que la joven ya había firmado el contrato. «Por lo visto, cumplió su palabra, al igual que yo. Estoy acelerando los trámites de la documentación de ella para sacarla del país. Tengo muchos negocios pendientes. El cargamento está a punto de llegar».—¿Qué planes tiene? —pregunta Josh, detrás de él.— Quiero salir esta noche, necesito divertirme.—Creo que estoy familiarizado con el lugar ideal. —Josh acompañará a Aarón a una discoteca en la ciudad.Después de haber revisado los planos y que todo marchara muy bien, Aarón se duchó y colocó su fragancia favorita, Versace. Se puso una camisa oscura, enrollando sus mangas hasta los codos, y un pantalón de vestir negro. Peinó su cabello a la perfección hacia atrás, dejando caer un mechón rebelde en su frente.Josh le abrió la puerta del vehículo y se dirigieron hacia la ciudad. Al llegar al club exclusivo, Josh mostró las entradas, inmediatamente los dejaron entrar, llevándolos a la zona VIP. Observó todo el panora
Aarón no está nada contento con Francisca, por meterse tanto, ha notado que la joven es agradable, y obediente, solo espera que las cosas no se le compliquen cuando sepa que, durante cinco años, no verá la luz del sol. —¿Tienes sed? —Sara, nerviosa, se acercó a él, solo al recordar que la tiene bajo amenaza. Le tiembla el cuerpo. —Señor, ¿podría permitirme que hablara con ella en privado? —la voz ronca y viril de él le pone los pelos de punta a cualquiera. —No, creo…—la nana quería hablar, con rudeza. —Nana, por favor prepárese unos aperitivos, tengo hambre. —Sara intervino, ya que sabe lo que ese hombre sería capaz de hacerle si se enfadara. —¡Está bien hija! Solo gritas si me necesitas. —Francisca se retiró a la cocina con reluctancia. —Tu nana es impertinente. —la tomó del brazo y la apretó fuertemente. —Ella no tiene idea, por favor no le haga ningún comentario al respecto. —Le agradecería que me pusiera la camisa. —Aarón la soltó bruscamente, lo que provocó que ella perdie
Ella nota que solo ella y el conductor están ahí, eso le extraña mucho, aunque, por una parte, se siente más segura, no estando cerca de él. —¿Dónde está, el jefe? —El jefe se fue a su casa, desde hoy usted vivirá aquí. —Quién más vive en esta casa, ¿Por qué no me lleva a la casa de él? —¡Lo siento! Estas son mis órdenes, de vez en cuando vendrá un vigilante, no se preocupe, está vigilada en todo momento. —Está seguro, que aquí voy a vivir. Es que da miedo, no hay un alma de Dios en todo lo que veo —Así es, señorita. Sara tomó las llaves de la mano del chofer y abrió la puerta, en el interior había una mesa con una silla, una estufa y una puerta a la que Sara se acercó. Al entrar, vio una cama y el chofer le colocó las maletas en el suelo. Le mostró dónde se encuentran las provisiones para los días en los que ella estuviera presente. —¿No hay luz eléctrica aquí? —No, señorita, solo estas dos lámparas, en la mañana regresaré para mostrarle el pozo de donde sacara el agua, aho