Cambio de look

Capitulo 1

Ginebra 

Hoy estoy muy contenta, diría que más de lo normal. Hace apenas unos meses nacieron mis queridas sobrinas, mis niñas hermosas, las más pequeñas de la casa y estoy en el centro comercial comprando cosas para ellas y para mis otros dos sobrinos. Al parecer amanecí con ganas de consentirlos, pero en el proceso también estoy comprando cosas para mí ahora que me mudare a otro país y estudiare en una nueva escuela. Además, debo recordar volver a darle las gracias a mi querido cuñado, quien fue muy amable a la hora de prestarme su Tarjeta Negra Ilimitada. Este dijo seriamente que podía comprar lo que yo quisiera y necesitara para mi nueva vida.

Una vez termino con todas mis compras paso por un salón de belleza que quería visitar desde hace mucho tiempo, ya que estoy dispuesta a hacerme un cambio de look extremo para así dejar a mi antigua yo en el pasado. Quería un nuevo color, ya que a diferencia de mi hermana yo saque el cabello castaño de papá, el cual ahora pasaría a ser cobrizo.

Cuando le dije a la chica que me atendió lo que realmente quería para mí, esta no dudo ni siquiera un segundo en aceptar ayudarme, por lo que ahora que me veo al espejo después de muchas horas ya soy una nueva persona. Una que esta lista para comerse al mundo entero sin dejar nada para el resto y desde hoy dejo de sufrir por el idiota de Max que no me merece. 

Al llegar a mi casa voy directo a mi habitación para empacar todo lo nuevo que compre y creo que, entre la ropa, los zapatos, el maquillaje, los perfumes y mis cosas de aseo personal voy a ir necesitando otra maleta para guardarlo todo. Sin embargo, algo que tengo muy presente y no debo olvidar son los papeles que debo presentar en la escuela y también mi pasaporte junto al boleto de avión que no se me pueden quedar. No quiero tener que empezar con el pie izquierdo en un lugar nuevo.

Después de un rato de estar encerada bajo a la cocina en busca de algo de comer, debido a que mi estomago ruge como un león furioso y eso no es nada bueno. No obstante, cuando estoy a punto de darle la primera mordida al sándwich que me prepare, de la nada mi teléfono comienza a sonar evitando que lo haga. Por lo que rápidamente veo la pantalla y en esta puedo ver reflejado mi antiguo grupo de la escuela. Las chicas estaban hablando de sus nuevos planes, así que me huno también a la conversación ya que después posiblemente no podamos volver a vernos en mucho tiempo.

Mientras nos mandamos mensajes y me burlo de las cosas que dicen, me pregunto si en mi nueva escuela podre hacer amigas como ellas. No quiero pasarme todos los cursos sola, pero salgo de mis pensamientos al escuchar la puerta de mi casa ser abierta. De seguro son mis padres que han llegado, acompañados de todos los nuevos integrantes de esta familia. Ayer en la noche se pusieron de acuerdo para hacerme una fiesta de despedida y no podía negarme porque los iba a extrañar demasiado. Solamente me molestaba el hecho de saber que Max también estaría presente, pero cuanto antes aprenda a ignorar su presencia será mejor para nuestra convivencia a futuro.

- ¿Ginebra ya estás en casa? - grita mi madre desde la sala y yo solamente niego con la cabeza por su inconfundible costumbre de gritarme de esa manera.

- Estoy en la cocina mamá – digo de inmediato y sigo con lo mío para no dejar tirado al grupo.

Mientas estoy escribiendo de lo más concentrada mis últimos mensajes, de la nada siento una mirada pesada sobre mí y sospecho que sea mi madre quien se ha quedado tiesa al verme con mi nuevo estilo de cabello. Sin embargo, lejos de lo que pensé, en el instante en el que levanto mi vista del teléfono me sorprende que la persona que me mira no es quien yo creía. Esta persona me miraba desde el umbral de la puerta son decir una sola palabra.

Todo rastro de sonrisa se esfuma de mi rosto de manera inmediata al ver a Max parado justo delante de mí y este me mira fijamente sin siquiera parpadear poniéndome bastante incomoda. Afortunadamente para mí en poco tiempo llegaron las chicas, quienes al verme no dudaron en gritar y las primeras mi hermana. Al parecer mi nuevo look causo la impresión adecuada que yo esperaba y no veía la hora de que más personas me vieran y quedaran impresionadas.

- ¡Por todos los santos juntos! Ginebra estás divina, que digo divina, estas genial y me quedo corta al decirte esto nena – dice Cristal llegando a mi lado.

- Hermana estas hermosa. Sin duda alguna el cabello cobrizo y corto te queda de maravilla – dijo Ibiza mientras tocaba mi pelo

- Te vez súper hermosa mi vida, casi ni te reconocí - dice ahora mi madre que a entrado en la cocina mientras que me abraza. 

- ¡Vaya! Ahora sí que estas más que lista para robaras muchos corazones en Londres mi querida nena. Estoy segura de que cuando los jóvenes de haya te vean, de inmediato caerán bajo tus encantos y estoy segura de que ellos si no te dejaran escapar. Una belleza como tu merece a alguien que si te sepa valorar - menciono la señora Anastasia y de inmediato note el doble sentido en sus palabras mientras veía a su hijo menor.

- ¿Yo escuche bien? ¿Por qué le meten esas ideas locas en la cabeza? Mi niña no robará más corazones que el de su viejo padre y eso no está a discusión. Además, ella solamente va a estudiar en esa universidad y después vendrá de regreso a casa para que yo la cuide toda la vida.

- Papá que cosas dices. Tu sabes que eres el hombre más importante de mi vida y nunca te dejare de querer – digo para luego ir a su lado para abrazarlo.

Todos los que estábamos presentes a excepción de Max comenzamos a reír ante las palabras de mi padre después que lo abrace porque se que lo que dice no es más que el reflejo de sus celos de padre y en el fondo el solo me desea lo mejo de todo corazón. Además, yo no seré la que se quede soltera toda la vida, ya que aún no pierdo del todo las esperanzas y espero encontrar a alguien que realmente haga mi corazón volar sin dejarme caer.

La fiesta de despedida que todos me habían hecho era la mejor que había tenido en mucho tiempo y aunque en un principio no quería tenerla por miedo a ponerme triste. En el fondo debo de decir que el jugar con mis sobrinos es lo mejor, además de escucha las quejas de papá todo el tiempo. Eso y que también tuve mi última cena familiar llena de rizas y amor, ya que por un buen tiempo no podré compartir algo así estando lejos.

Entre una cosa y otra terminé sacándome un montón de fotos con las chicas; las mismas que publiqué en todas mis redes sociales con un post de que este había sido uno de los mejores días de mi vida. Creo que hasta he bailado más de la cuenta y el alcohol se ha subido un poco a mi cabeza hasta dejarme bastante mareada. A de ser por eso que me rio y canto como si estuviera loca sin importarme hacer el ridículo delante de nadie, ya que ellos como mi familia me van a socorrer si me llego a poner peor. Sin duda voy a extrañar a todos cuando esté en Londres porque al final de la historia ellos son mi familia.

- Oye Ginebra, quiero darte algo especial y este es solo para ti. Para que lo uses estando lejos siempre que lo necesites - me dice mi cuñado llagando a mi lado y lo miro extraño.

- ¿Quieres darme algo aparte de haberme prestado tu tarjeta? ¿Qué es? Considero que ya me has dado mucho por el momento y no creo que aceptar otro regalo esté bien. No quiero que pienses que soy una interesada o algo así.

- Tonterías, nada de eso ha pasado por mi cabeza. Este regalo lo vas a necesitar más que mi tarjeta de crédito y estoy seguro te va a encantar cuando lo veras - dice mientras me pasa unas llaves que miro con curiosidad.

- ¿Y esas llaves? Si esto es una casa déjame decirte que no debiste molestarte porque ya rente un departamento frente al campus de la escuela con una compañera que conoceré estando haya.

- Eso ya lo sé, estoy al tanto, pero esas llaves no son las de una casa. Esas llaves más bien son las de tu nuevo auto. Lo dejamos en el estacionamiento del edificio en el que te vas a quedar y desde ahora te digo que no debes de amoblar el departamento porque entre tu hermana y las otras locas ya lo hicieron por ti.

- Muchas gracias cuñado ¿Por esto me hiciste aprender a conducir hace unos días verdad? Ahora entiendo porque Iban y tu estaban tan insistentes con el tema.

- Así es, enana. Solo espero y el auto que escogí para ti sea de tu agrado; aunque conociendo mis gustos es imposible que no sea así porque a la hora de escoger autos nadie me gana.

- Ya verás que será de mi agrado, pero considero que deberías ser menos creído – digo mientras le sonrío y le doy un abrazo para agradecerle.

- Oye, una cosa más antes de que se me olvide. En Londres tenemos una mansión de la que seguro ya sabes y desde ahora te digo que puedes disponer de ella las veces que quieras. Te enviaré la ubicación exacta una vez estés instalada y esa es la otra llave que cuelga de tu llavero te da acceso a la propiedad. Así puedes entrar a la casa sin ningún problema y el ama de llaves está al tanto.

- Ok, muchas gracias. No sé cómo agradecerte todo esto que estás haciendo por mí.

- Bueno, yo sé cómo puedes agradecerme. Tu solo échame buenas porras con tu hermana y dile que soy el mejor hombre de su vida.

- Ya te escuché cariño, así que eso no vale. Sin embargo, ahora es momento de que yo le de mi regalo a mi hermana antes de que caiga rendida por la borrachera – dice Ibiza dejando un beso en los labios de su esposo y ni siquiera me di cuenta de en qué momento ella había llegado, pero sin duda me causo gracia lo que dijo.

En el momento en el que veo que mi hermana me extiende una tarjeta “JPMorgan Palladium”, me doy cuenta de que es la famosa tarjeta hecha de Paladio. Lo que me hace asombrarme bastante porque esta es bastante exclusiva y la miro como si nada de esto fuera real. Es que jamás pensé tener algo como eso en mis manos, pero tampoco es como si fuera a malgastar el dinero a lo loco.

- ¿Ibiza que haces? Esa tarjeta es una muy exclusiva ¿Por qué me la das? – digo aun sorprendida.

- Ya sé que es exclusiva, pero te la doy porque te la mereces y no hay nadie que me haga pensar lo contrario ¿Pensaste que te íbamos a dejar ir sin darte algo? Te has esforzado mucho y eres una estudiante ejemplar, además, mañana te irás en el avión privado de la familia para aprovechar que Max también se va. No queremos que pases trabajo al llegar a Londres por lo que ya está todo arreglado para que tengas un buen viaje. 

- Pues preferiría irme en un vuelo comercial si no es problema. Puedo llegar sin sana y salva sin necesidad de irme con Max, ya que lo quiero lo más lejos posible de mí.

- ¡Oye Ginebra! Yo no sé bien que fue lo que paso entre mi hermano y tú para que la situación entre ustedes este así de tensa, pero eso no quiere decir que no puedas viajar en el avión de la familia para más comodidad. Además, si te incomodas puedes estar lo más apartada de Max que se te ocurra, ya que hay suficiente espacio para que ni se vean en todo el viaje. Aparte, también está el hecho de que no conoces Londres y mi hermano puede ayudarte a llegar a tu nueva residencia. Eso sería muy bueno para tus padres, quienes no dejan de estar preocupados.

- Odio cuando todos tienen la razón menos yo, pero está bien, lo hare. Me iré con Max esta vez, pero solo porque no me queda de otra y no quiero que mamá o papá se preocupen. La verdad es que quiero a tu hermano bien lejos de mí, pero no voy a ser tan egoísta.

El resto de la noche paso casi volando y ya casi todos se habían ido de la casa, por lo que solo quedaban mis padres, los de Alejandro, mi hermana y el idiota de Max. Quien por alguna razón no se había querido ir con Salvador, así que para no tener que verlo todavía aquí, me escabullí hasta mi cuarto para bañarme y cambiarme de ropa. Necesitaba un tiempo para mi ahora que todos estaban distraídos y aprovecharía para probarme una lencería que había comprado esta tarde.

Siempre que termino de ducharme me aplico mis cremas en la piel para más hidratación, también mi loción seductora y luego como cosa extra coloco la lencería de las que les hable para sentirme sexy. Creo que siempre debí de haber usado estas cosas, debido a que ahora me siento mejor conmigo misma y ahora entiendo que nadie mejor que yo para amarme.

Salgo del baño algo distraída con mi celular, debido a que me encuentro hablando con mis amigas por mensaje y de un momento a otro me quedo parada en medio de mi habitación como una estatua viendo al intruso que se ha colado en esta sin ser invitado. No obstante, para mí no pasa desapercibida la manera en la que este me escanea de arriba hacia abajo, sin perderse ni un solo detalle de mi cuerpo. Creo que sinceramente sin ganas de sonar presumida tengo un cuerpo bien formado, el cual siempre me ha hecho sentirme segura de mi misma. Solo que la mayoría de tiempo suelo mantenerlo oculto tras mi ropa, pero ese tiempo de castidad y purezas ya se han acabado para mí.

- ¿Qué demonios haces en mi habitación Max? ¿Quién te dio permiso para que entraras? - le pregunto bastante calmada para no explotar de rabia por tenerlo frente a mí.

- Yo… yo solo venía a decirte que mañana pasaré a buscarte a las 9:00 de mañana para que podamos irnos a Londres bien temprano. Va a tener tiempo para despedirte de tus padres y también podrás asegurarte de que no se te quede nada - dijo este algo nervioso a mi parecer quitando la vista de mi cuerpo.

- Muy bien, ya me lo dijiste y ahora puedes largarte de de mi habitación antes de que tu presencia termine por agotarse. La verdad no quisiera ni respirar el mismo aire que tú, pero no me queda de otra – dije al parecer bastante fría y lo sé por la manera en la que este me miro.

- ¿Ginebra, no crees que ambos deberíamos hablar? Lo que paso en la isla no tiene por qué dañar nuestra amistad de esta manera. Yo de verdad veía en ti a una muy buena amiga y que nos tratemos de esta manera no me gusta.

- ¿Es en serio Max? Tu y yo no podemos ser amigos, así que olvídate de eso. Nuestra supuesta amistad nunca existió porque yo no te veía a ti como a un amigo; yo te veía como algo más y ya me quedo claro que fui la única que se sintió diferente. Así que sale de mi habitación y no vuelvas a intentar tener esta conversación una vez más porque la respuesta siempre será la misma. 

Me volteo sin escuchar una palabra más de lo que tenga pata decirme y vuelvo a dejar a Max con la palabra en la boca igual que aquella vez en la isla. Sin embargo, siento como este al parecer dio un paso hacia mí con intenciones de acercase, pero de inmediato retrocedió marcando su distancia. Creo que este lo hizo por la notable desnudes que presenta mi cuerpo al llevar este conjunto, pero para mi sorpresa no me sentí avergonzada de estar de esta manera. Max acaba de ver todo lo que dejo escapar por idiota, pero ya alguien más se encargara de adorarme como él no supo hacerlo.

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