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La mujer más hermosa

Capítulo 4

Alejandro

Si les digo la verdad y me presento, diría que yo no soy un hombre amante a estas reuniones sociales que organizamos los ricos, aunque en ocasiones sean por una buena causa. Sin embargo, a diferencia de mí, a dos de mis hermanos les pasa exactamente lo mismo y la única excepción es mi hermano mayor, Salvador. Él y mi cuñada si disfrutan en todo momento de los eventos que organiza nuestra madre y creo que de los cuatro Salvador es quien más se parece a ella.

Cuando se trata de protestar para ver si podemos librarnos de vez en cuando de ciertos eventos, ni mis hermanos ni yo ganamos la partida. Siempre que nuestra madre se pone en plan seria, en ese instante sabemos que es mejor obedecerle y callar. Es por eso que aquí estamos todos esta noche delante de muchas personas, siendo presentados como los herederos del imperio de nuestro padre. Quien a lo largo de su vida no solo se a dedicado a la construcción de hoteles, casas y de más; sino también a la decoración de paisajes como de inmuebles.

Todos los presentes aplaudían y nos felicitan al saber que lo teníamos todo lo que le pertenecía a nuestro padre, pero la verdad es que a mí no me importa mucho nada de eso. Yo ahora mismo solamente quisiera estar entre los brazos de Becky, mi novia. Follándola duro y sin descanso como a mí me gusta, pero lamentablemente ella tenía una sección de fotos en Londres y no podía faltar por más que le pedí que viniera conmigo. Sin embargo, cuando le dije a mi familia que Becky no asistiría al evento por trabajo, ellos casi tiran la casa por la ventana porque ninguno de ellos está de acuerdo con nuestra relación por mucho que les he dicho que ella es mi felicidad.

Mientras estoy tomando un trago de uno de los mejores wiski del mundo, miro a mi alrededor analizando a cada persona que hay en el salón tratando de encontrar algo interesante, pero para mí desgracia no encuentro nada o al menos no hasta que la veo a ella. Sin duda es la mujer más preciosa del lugar y ha cautivado las miradas de todos los presentes con su entrada inesperada. Ella lleva puesto un vestido rojo aparentemente de seda y estoy seguro de que debajo de este, lo más probable es que no debe llevar ropa interior porque según tengo entendido se marcan mucho por la tela. Además, desde que ella llego, por alguna razón no he podido dejar de mirarla y he de admitir que se ve exquisita sin necesidad de mucho. Es de estas mujeres que tienen un cuerpo natural envidiable y sin duda vuelvo a repetir que es una de las mujeres más sexys que he visto en mi vida.

Sin darme cuenta de como paso veo a mi padre sonríe y dirigirse hacia ella, quien le sonríe de manera genuina y al parecer hablan algo importante para luego acercarse a nosotros. En cuanto la chica se acerca con mi padre llevándola del brazo, para mi gran asombro, mi madre la reina de yo no soporto a nadie; la saluda con mucho cariño y amor como si fuera su hija. A lo que ella corresponde a su saludo de la misma manera hasta que mi padre las interrumpió para presentarnos. No obstante, aun yo no salía de la impresión debido a que mi madre siempre es muy selectiva con las personas que trata y con Becky jamás se ha comportado así.

Uno a uno mi padre nos fue presentando ante la mujer desconocida que lleva por nombre Ibiza, sin embargo, justo cuando fue mi turno y agarré su mano por cortesía como el caballero que soy. De la nada comencé a sentir como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo y nuestras miradas se cruzaron por un instante después de eso. Al parecer ella también lo había sentido, pero supo disimularlo bien.

Luego de que mis padres hicieron que Ibiza se quedara a su lado por un largo tiempo, los tres se pusieron a charlar hasta que después ella se despidió y se acercó al parecer a unas amigas suyas que no habían dejado de mirarnos en toda la noche. Sin embargo, al igual que estaba haciendo mientras ella estaba cerca, me dediqué a observarla desde la distancia sin entender porque le ponía tanto interés.

- ¿Por qué solo no te lanzas a por ella y dejas de verla como un acosador? – pregunto mi hermano Max viéndome como idiota.

- ¿De quién estás hablando? – pregunto de vuelta sin entender a lo que se refiere por estar concentrado viendo a Ibiza.

- Oye no te hagas, sabes perfectamente que te estoy hablando de la chica que nos presentó papá ¿Ibiza se llama no? - susurra ahora Iván en un tono bajo para que solo lo escuchemos Max y yo.

- ¿Pero qué dicen? Yo no voy a lanzarme con nadie porque en primer lugar ella no es mi tipo de mujer y por si se les olvida, yo tengo novia - digo tratando de ocultar la verdad de lo que hacía al ser pillado por ellos.

- Pero si es verdad, tienes novia. Por un momento lo había olvidado – dijo Iván con su sarcasmo de siempre.

- ¡Venga hombre! No te mientas a ti mismo cuando dices que ella no es tu tipo. Desde que llegó no le has quitado los ojos de encima y es obvio que si te atrae porque está sumamente hermosa.

Cuando mi hermano Max se atrevió a decir aquello, la verdad es que tenía que darle la razón con respecto a Ibiza. Sin embargo, este se quedaría con las ganas porque jamás lo admitiría en voz alta porque ya tenía bastante tengo con que me hayan atrapado admirando su belleza.

- Bueno ya, paren, los dos dejen de decir tonterías. No la estoy mirando a esa mujer con ninguna intención y menos voy a ir hasta ella a decirle nada - digo para seriamente para cortar de raíz el tema, pero ellos no me creen y eso lo veo claramente en sus ojos.

La noche avanza y todos los invitados están pendientes de sus cosas, pero yo por más que quiera no dejo de mirar a Ibiza. Ella ha estado junto a sus amigas platicando todo el tiempo y tomando un poco de champán, aunque no demasiado. Tal vez solo cuatro o cinco copas y de modo muy lento por temor a emborracharse seguramente.

Luego de un largo tiempo por fin pude apartar la vista de ella y únicamente lo hice para despedirme de mi hermano Salvador que iba a llevase a su esposa a casa. Ella quería des cansar del largo viaje que habían hecho para llegar aquí, pero cuando vuelvo mi mirada hacia donde la había tenido todo este tiempo, para mi mala suerte Ibiza ya no estaba. Solamente veía a un de sus amigas y para ser exacto a la que anteriormente platicaba con unos tipos muy animadamente.

Dejando escapar un suspiro profundo después de darle la vuelta al salón y sin encontrarla, decido darme por vencido. Debía recordar que al final de la historia yo no tendría nada con ella y lo mejor era que fuera al baño antes de irme yo también para liberar mi carga.

Ahora me encuentro lavando mis manos para poder salir, cuando de repente mi móvil empieza a sonar dejándome ver quien me llama. Así que sin dudarlo rápidamente descuelgo y en menos de dos segundos ya me encuentro hablando con Becky.

Después de un minuto en la línea dejo el teléfono encima del lavado y paso mis manos por mi rostro con frustración por lo sucedido. Ella solamente me llamó para decirme que se iba a tardar más de lo previsto con lo de su trabajo y luego cortó la llamada sin siquiera preguntar cómo me encontraba. En ocasiones me molestaba mucho que fuera poco cariñosa y atenta conmigo, pero después de lo compensaba con nuestros buenos momentos en la cama.

Me dispongo a salir del baño para retirarme a casa de una buena vez, cuando a lo lejos veo a Ibiza sosteniéndose de las paredes como si estuviera borracha. Cosa que se es totalmente imposible porque ella no tomó demasiado en ningún momento de la noche.

Con cuidado me acerco a ella para ver si la puedo ayudar sin asustarla, pero en cuanto veo que esta por perder el equilibrio rápidamente la agarro antes de que pueda llegar al piso. No hay que ser un experto par saber que no se encontraba bien, pero de igual forma me atreví a preguntar.

- ¿Está bien señorita? - le pregunto despacio, pero ella no contesta.

Solamente se queda mirándome como si estuviera totalmente perdida, pero de un momento a otro y sin darme tiempo a reaccionar, ella se encontraba besándome sin explicación alguna. Este era un beso que en ningún momento creí que sucedería, pero, aun así, sin dudarlo le correspondí y deje que la razón me abandonara ante tan apasionado acto.

Al estrecharla con fuerza entre mis brazos, de la nada siento como su cuerpo está demasiado caliente como si tuviera fiebre, sin embargo, ignoro esto y sigo perdido en esos labios. Eso que me están volviendo loco, pero luego de soltarla para respirar, de inmediato llevo mi mano a su frente para comprobar su temperatura.

Mientas comprobaba mis sospechas y me alarmaba por lo caliente que estaba, de la nada Ibiza se desvaneció por completo entre mis brazos poniéndome muy nervioso. Con algo de trabajo intente reanimarla para tratar de averiguar que le sucede, pero por mas que lo trate no lo conseguí. Así que como única opción viable la cargué sin hacerle daño y fui hasta la recepción del hotel para pedir una habitación a donde poder llevarla. Necesitaba alguien que supiera que hacer, por lo que una vez dentro de la habitación, llamo a la recepción y pido que me envíen a un doctor o paramédico. Era necesario que alguien atendiera a Ibiza y de ser posible en la mayor brevedad.

Ahora un doctor del hotel se encuentra examinándola dentro de la habitación, mientras yo únicamente espero afuera de esta hasta que el médico salga con alguna notica. Sin embargo, mucho antes de lo que pensé este me llama dándome permiso para entrar y es ahí que la veo en la misma posición en que le deje.

- ¿Cómo está ella doctor? – pregunto mientras me acerco a la cama.

- Ella aparentemente está bien, pero me atrevería a decir que al parecer le suministraron alguna droga o tal vez las consuma por decisión propia. No obstante, yo creo que puede ser algún tipo de afrodisíaco lo que está en su sistema y lo digo por el nivel tan alto de temperatura de su cuerpo.

- Lo supuse, ella no tomó tanto como para estar borracha y tampoco es del tipo de persona que consume drogas, eso se le ve a lo lejos - digo acariciando su rostro y sintiendo la delicadeza de su piel tras mi tacto.

- Usted tiene razón, solo sugerí lo del consumo propio de sustancias, pero al revisarla pude ver que es una persona completamente sana.

- ¿Doctor no tiene algo que pueda darle para ayudarla?

- La verdad señor, seré sincero. No tengo nada para este tipo de cosas y no creo que sea bueno suminístrale algo en ese estado. Sin embargo, si es su novia solamente deben tener intimidad con ella y le aseguro que después de eso se sentirá mejor.

- Supuse que diría eso, pero el problema doctor es que ella no es mi novia, a ella apenas la conozco de hoy porque trabaja para la empresa de mi padre.

- ¡Oh, vaya! En ese caso solo aplíquele paños de agua fría en todo el cuerpo. No es que eso sea muy efectivo, pero mantendrá su temperatura estable por un tiempo hasta que posiblemente se le pase de manera natural.

- Gracias doctor, eso aré – digo mientras estrecho su mano y después nos deja solos.

Miro a la mujer inconsciente en aquella cama y desde luego no puedo evitar preguntarme quien le hizo esto ¿Quién le dio esa droga a Ibiza y con qué intenciones? Únicamente me alegraba de haberla encontrado yo y no alguien más o la persona que la drogo.

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