-Señorita Simons, podría Ud. explicarme cómo resolver esta ecuación?

La mirada penetrante del profesor Rodríguez se posaba sobre mi y todos mis compañeros me miraban divertidos, mientras yo me encontraba distraída mirando por la ventana a la nada esperando que terminara está tortuosa clase.

-Lo siento señor Rodríguez me podría repetir la pregunta?

Era más que obvio que no podría contestarle ni en un millón de años, no entiendo porque odiaba tanto esta clase.

-Acaso eso haría alguna diferencia?

Pregunto con cara de disgusto mientras me miraba entrecerrando los ojos. En ese momento recordé porque era que odiaba tanto esta clase, odiaba profundamente a ese profesor.

Era totalmente odioso, pasaba los cuarenta años, era calvo, obeso, malhumorado y siempre tenía esa mirada d baboso pervertido cuando se trataba de dirigirse a cualquiera de sus alumnas. Estaba segura que si no fuera por mi edad y que era mi profesor no dudaría en pasarse de la raya conmigo, casa vez que lo miraba el me estaba inspeccionando con los ojos como si me estubiera haciendo una radiografía.

Gracias a dios sonó el timbre salvándome de tener que escuchar el sermón que venía de ese hombre, o al menos eso pensaba ya que ni bien me levanté para irme pude sentirlo llamarme por mi nombre.

-Carolina Simons, si continúas con esa actitud me veré obligado a llamar a tus padres, no comprendo porque estás tan decidida a reprobar mi clase...

-No por favor señor Rodríguez, prometo esforzarme lo que queda del año, no hace falta que moleste a mis padres se lo aseguro.

Me apure a contestar antes de que la sola idea de tener que pasar clases de verano con el me repugnara al punto de vomitar en su cara. Luego de eso no le di tiempo a contestar, tomé mi mochila salí de ahí tan rápido como pude. El se quedó con las palabras en la boca viéndome salir prácticamente corriendo mientras en su cara se podía ver esa expresión que tanto me repugnaba, cómo la de un hombre que a pasado semanas sin comer y se encuentra todo un banquete suculento.

-Uuuuuug que repugnante que es, no sé cómo todavía está dando clases, tendrían que haberlo expulsado luego de los rumores sobre Lucy.

Pude ver a Flora esperándome y controlando a ese extraño profesor, ella era mi mejor amiga, en realidad mi única amiga. Yo sabía que podía contar con ella siempre y ella sabía que ese hombre se traía algo conmigo por lo que al ver que me retuvo en nuestro salón no dudo en quedarse vigilando hasta que pude escabullirme.

- Eso es solo porque Lucy no tenía pruebas suficientes y aunque todos estamos seguros de que él es capaz de intentar abusar de una chica de esa manera, el director necesita más que solo rumores para poder retirarlo de su cargo definitivamente.

Continuamos conversando durante el camino por el pasillo hasta la salida, en dónde me esperaba como siempre mi madre.

Al vernos saludo animadamente por la ventanilla con un gesto y una sonrisa.

-Buenas tardes chicas...! Cómo les fue hoy?

-Lo mismo de siempre ma... Le dije sin mucho ánimo de hablar sobre eso.

Ella se dió cuenta y no quiso hacer muchas preguntas al respecto, ya habíamos hablado muchas veces sobre esto y no era algo que se pudiera solucionar con una charla.

-Flora cariño, necesitas que te lleve?

-No muchas gracias señora Simons, voy de camino a clases de baile y el estudio está en la otra dirección. Igual muchas gracias por la oferta.

Sonrió amablemente y se despidió de mi y mi madre antes de alejarse caminando en dirección al estudio, la Vi alejarse por la ventana mientras me ponía los auriculares para poder escuchar música y no tener que hablar con mi madre. Realmente la amo y nos llevamos muy bien pero últimamente no me sentía cómoda con ella ni con mi padre. No sé realmente porque pero no quería tener interacción con ellos, me fastidiaban a tal punto que por momentos sentía que podía perder el control.