Capítulo310
Al ver la clara palidez en el rostro del hombre, era una fuerte evidencia de excesos en la indulgencia carnal, Yelena sintió un fuerte repudio instintivo. Arqueó las cejas, negándose a extender la mano para saludarlo.

Ante esa fea reacción, el ambiente se volvió tenso de inmediato. La expresión de Tadeo se oscureció al instante, tosió con fuerza varias veces y Javier rápidamente intercedió:

—Yelena, ¿qué estás haciendo? Si te quedas ahí parada sin hacer nada, la gente pensará que somos unos verdaderos ignorantes en la familia Silva.

Ante la resignación, Yelena solo pudo levantar su delicado dedo y lo pasó por encima de la mano del hombre. Pero en vez de disipar la fuerte tensión, su gesto pareció avivar el interés de Ignacio. Ese, con una sonrisa muy radiante, comentó:

—No pasa nada en lo absoluto. Esta es la primera vez que nos vemos, es normal que la señorita me vea como un extraño. Con el tiempo, ¡podremos desarrollar una relación más cercana!

Tadeo rió a grandes carcajadas:

—Así e
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