Capítulo 15
—¡Cállate! Mariana, recuérdalo muy bien: no eres más que un simple juguete para mi entretenimiento. ¿Cómo te atreves a compararte con Diana?

Los ojos de Nicolás eran aterradoramente distantes, con un fuerte destello de maldad.

—Un hijo no es nada, puedo tener tantos como quiera. ¡Llévensela al hospital y que le saquen de inmediato ese bebé!

Ante estas palabras, Mariana entró en pánico. Se abrazó el vientre de manera desesperada.

Era su única esperanza de mantener su vida y su posición, ¡no podía perder este bebé!

Corrió de manera intencional hacia la multitud. ¡Seguramente la ayudarían! ¡Habían prometido protegerla!

Nicolás hizo un gesto con la mano, indicándole a los guardaespaldas que se detuvieran. Observó su figura desesperada con los ojos despiadados, como si mirara a una muerta.

Tal como lo esperaba, Mariana se encontró con una desesperación aún mayor. La gente que antes actuaba por impulso ahora había recobrado la cordura.

Todo gracias a la fama de Nicolás y el Impulso Global. L
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