Natalie estaba muy contenta, su padre le había dicho que Robert anunciaría su compromiso con ella ese mismo día, Natalie estaba en su casa lista y preparada.
—Así que el imbécil se decidió a darte un anillo, primita —comentó con despecho Jorge, Susana los miró con antipatía y Silvia Montenegro madre de Natalie, estaba muy entretenida jugando en su celular.
—Pues bien sabe que ya era hora, él sabe que una mujer como yo no encontrará en ninguna parte, ni siquiera cerca de mí, yo no tengo comparación.
Susana rodó los ojos, bien sabía lo decía por ella, Susana conocía a Robert de la universidad, ambos
Mientras tanto en España, Robert estaba furioso y Natalie finge no comprender su actitud, Robert la llevó a su casa y se quedó conversando con ella en la amplia sala, Néstor había experimentado una conveniente migraña.—Pero osito, no entiendo tu actitud, yo te esperaba para formalizar nuestro compromiso, me emocioné y llame a la prensa porque mi papá mandó a buscar el hermoso anillo de mi mamá, yo asumí que querías que yo escogiera mi anillo, ya sabes esa fue nuestra discusión.—Natalie, para empezar no soy idiota, Néstor llamó a la casa en mi presencia y claramente dijo que era solo un compromiso de apariencia para la junta directiva. Alejandro llevó a Johana de nuevo al hotel, no sin hablarle de lo maravilloso que sería si ella aceptara el trabajo que él le ofrece, Johana lo escuchaba, pero su mente no era capaz de procesar nada con entusiasmo, subió directo a su habitación y no buscó a Sonia, Johana siempre regresaba de la universidad al final de la tarde y de seguro no la esperaba, quería dormir, pero le era imposible, no podía sacarse de la cabeza la imagen de Natalie exhibiendo un enorme anillo, Johana miró su anillo en el dedo y lo arrancó con rabia, se levantó con la intención de botarlo por el inodoro y sonaron tres golpes ligeros en la puerta; Johana fue a atender, era Justin, el gerente del hotel.—Hola, cómo estás— dijo Justin con una sonrisa amistosa y le ofreci&oacut Capítulo 21 Opciones.
Robert no podía esperar, se sentía desesperado por llegar junto a Johana, explicarle sus motivos, el vuelo se le hizo eterno, pero finalmente había llegado al hotel Larsson, buscó a Johana en su habitación de inmediato, no estaba, fue a la universidad y ella no había asistido, llamó a su mamá, María le pidió regresar al hotel.Robert llegó a la suite de su madre, María lo vio tan demacrado que no pudo evitar tomar su cara entre las manos y abrazarlo.—Hijo, cómo es posible que hayas complicado tanto tu vida.—No es tan complicado mamá, es un teatro, es para ayudar a Néstor. Un mes después Johana estaba en un lujoso restaurante almorzando con Sonia y Alejandro en Kentucky, Estados Unidos, celebraban que Johana había gestionado su documentación reconocida como Johana Martino Perdomo, era algo que Dante llevaba tiempo gestionando y lo había logrado.—Bueno mi niña ya eres un Martino en papel, lo celebro, pero no creo que sea para tanto, ya yo te consideraba una Martino.—Y eso para ti es un logro —le dijo Johana divertida—, verás Alejandro, aquí mi mamá Sonia piensa que ser un Martino es como ser de la realeza.—Qu&eaCapítulo 23 Destinos.
Johana montó un caballo, desde que llegó al rancho era algo que le encantaba, siempre quiso aprender a montar a caballo, ahora había aprendido, el rancho de Alejandro era enorme y había un espacio para entrenamiento de diferentes disciplinas ecuestres, como circuitos para salto y espacio para entrenar caballos para rejoneria con toros, ella prefería irse al área sin caminos y rutas, paseaba entre árboles hasta un río, eso le gustaba, le permitía pensar entre la naturaleza que ella adoraba, en este tiempo se había acercado mucho a Alejandro, aunque cuando él viajaba ella se sentía mejor, sabía que era muy tonta al pensar que era infiel, sobretodo viendo a Robert en redes sociales con Natalie del brazo, la fusión de grupo Mendoza a grupo Montenegro había sido descrito como un imperio empresarial, palab
—Alejandro, debo hablar contigo.Johana buscó a Alejandro en su despacho, él veía su computadora, estaba trabajando.—Debo irme Alejandro, iré a París, allá están mis hermanos.—Johana, no quisiste ir antes a París, no querías enfrentarte a tu familia, espera hacer aquí tu postgrado.—Es que mi condición ha cambiado Alejandro, ahora debo replantearme todo.Alejandro pasó sus manos por la cabeza e iba a hablar, pero paró, lo pensó treinta segundos y dij
A lo largo de la vida todos nos hemos sentimos con una espinita molesta que nos lastima diciéndonos que algo, o más a menudo alguien, nos falta, sin embargo, aprendemos a vivir con esa falta, e incluso llegamos a superarlo. Le llaman seguir adelante, madurar, o aceptar nuestro destino, tanto Johana como Robert, aceptaban que su destino nunca fue que ellos dos se juntaran, la espinita de Robert era su orgullo lastimado, la certeza de haberse enamorado y no haber sido correspondido, para Johana sin duda era más difícil.Johana podía sentir cómo su cuerpo cambiaba, como otra vida se desarrollaba en su interior, dando patadas y haciendo crecer su vientre, estaba aterrada por no poder dar a su hija alguien que la representara, que dijera ante el mundo sin rastros de vergüenza “esta niña es
Robert llamó a sus abogados de Milán les indicó prestar la colaboración para que procediera la demanda de divorcio, pero se sentía mal, porque el día que decidió casarse con Johana lo hizo con determinación, como todo en su vida, Robert era estricto con el mismo y una vez se decidía a hacer algo lo hacía bien, su matrimonio era su único proyecto fallido, algo que ni siquiera pudo comenzar, la intriga de no haber podido ver a Johana después de haberla sentido tan de él le molestaba, así que continuó su plan de llevar su vida como era previa a Johana, pero con más intensidad, trabajaba más, dormía menos, y disfrutaba de más mujeres, ahora que con Natalie la cosa era furtiva, no tenía que estar pendiente de que ella no lo descubriera, era lo mejor. Eso se repetía… Aunque muy pron