Pasaron los días desde aquella tétrica noche, sabía perfectamente que mi mente nunca borraría lo que había vivido en ese momento, aquel poderoso golpe logro dejarme una marca difícil de cubrir con maquillaje sin embargo lo dañado de mi rostro era lo de menos cuando imaginaba en lo que había pasado conmigo cuando perdí el conocimiento, cuando desperté estaba en mi cama y de Val no había ni un rastro. Y así fue desde entonces, ya casi se cumplían veinte días de lo sucedido y de Val jamás volvió a aparecer cerca de mi, ni mucho menos irrumpir en mi departamento, por mi parte me lleve todos esos días ideando como salir de Los Angeles, pero ningún plan me era suficiente bueno para lograrlo, no tenía recursos para un viaje hacia donde estaban mis padres o donde estaba mi hermana, mucho menos para adquirir un celular nuevo ya que el mío había desaparecido. Mi sueldo se había atrasado por unos problemas de sistemas y lo poco que tenía lo había utilizado en alimento, no conocía a nadie que pud
La velocidad que tuvieron aquellas mujeres para soltarme hicieron que no tuviera tiempo suficiente para reaccionar, mi cuerpo cayó de golpe contra el suelo, me dolía tanto el rostro que ya no podía distinguir que era real o que era parte de mi imaginación, escuchar la voz de Val como si fuera capaz de salvarme era algo que seguramente había creado ni mente víctima del pánico. Sin embargo no podía entender por qué mi mente lo primero que atraía como salvador era a él. Él quién se había convertido en mi verdugo desde hacía unas semanas, quien más daño me había causado ¿Por qué mi mente lo veía como una salvación? Prácticamente me arrastre para poderme levantar un poco, use ambas manos como apoyo contra el suelo, observé caer unas gotas de sangre proveniente de mi nariz y de nuevo el dolor cubrió todo mi rostro, escuché unos paso hacía mi y con una visión afectada y borrosa eleve mi vista y ahí estaba él, de pie frente a mi mirándome, sonreí al caer en cuenta que en verdad estaba alu
—Hannah...— Escuché que alguien me llamaba, pero a dónde mirara todo era oscuro.—Hannah... — Escuché de nuevo y noto que no es solo una voz es la voz de mi madre, de mi padre, de mi hermana, de Val.—¡Hannah! —Gritan prácticamente en mi rostro y abro los ojos a tope del miedo.Observo a mi alrededor, todo se estaba aclarando, aún me encuentro en el hospital, el monitor de signos vitales muestran trabaja con normalidad, observo mi lado derecho y me sorprende ver a Val sentado junto a mi, tenía recargada su cabeza sobre la cama y con sus brazos cubría su rostro.Estaba a punto de colocar mi mano sobre su hombro para despertarlo pero el se movió antes de que yo pudiera hacerlo, su rostro adormilado me miró por un segundo y cuando se percató que yo estaba despierta mirándolo se reincorporo con ese porte seguro que siempre tiene.—¿Como te sientes?— pregunto mientras me ayudaba a sentarme.—Creo que aún estoy un poco medicada porque mí cuerpo pesa— respondo sin dejar de mirarlo. Val bajo
No me sorprendió pero si me dolió bastante el saber que en todo el tiempo lejos de mis padres nunca recibí una llamada o un mensaje preguntando por mi bien, debía estar acostumbrada a eso pero aún seguía doliendo.Val no regreso en todo el resto del día, la enfermera por fin me confesó su nombre, Samantha, un nombre tan bonito como era ella misma.—¿Cuánto tiempo estaré aquí Sam?— pregunté cuando la enfermera tomo la charola de comida de mis piernas—Aun no lo sé preciosa, el Doctor Evans nos dijo que aún te faltaba un tiempo aquí con nosotros pero no dice una fecha exacta— Respondió la enfermera—Tengo mucho tiempo aquí y aunque me ayudas en limpiarme quiero darme un baño bien y quiero volver a casa— dije desanimada— Tranquila, déjame llevar esto y en un momento te ayudo para darte un baño, prepararé la tina y podrás relajarte un poco ¿Te parece bien?— dijo tan amable como siempre y yo acepte con una sonrisa.Samantha salió poco después con la charola de comida en las manos. Y yo de
Ya era de mañana, a próximamente las nueve y yo aún no sabía que debía llevar, mi extracción del hospital fue rápida y silenciosa y. después de aquella noche Val había desapreciado no sin antes dejarme una vez mas bien en claro que si no aceptaba ir con él las cosas se podrían peores. No tenía idea de a donde iríamos ni cuanto tiempo tardaríamos ahí, tampoco sabía cuándo o a que ahora nos iremos, tenía mi cama llena de ropa que posiblemente me llevaría, me estaba volviendo loca sin saber qué hacer; ese desgraciado solo se había ido sin mas, nada de información, nada de nadaMe tiré sobre mi cama entre la ropa, frustrada suspire mirando al techo, aun podía recordar a esa pobre mujer 《¿Que pasaría con ella? ¿Cómo estaría?》. Pensé en la idea de ir a buscarla, pedirle disculpas por no hacer nada positivo por ella, pero existía la posibilidad de que quisiera desquitarse conmigo. Caí en la conclusión de mejor dejarla tranquila, mi presencia ya la alteraba sin haberle hecho nada, por lo que
—¿Que quieres aparentar? —Susurre irónica —Yo no aparento nada, solo que debes caminar.—No es necesario que hagas eso... —¿Y arriesgarme a que salgas corriendo? —dijo deteniéndose a mirarme por sobre el hombro—No lo hice antes ¿Por qué ahora? —hable sin pensar—Aun no te doy la oportunidad, vamos solo camina... —La voz de Val me sonó muy extraña, podía notar un poco de desanimo en ella. Ahora tenia cuatro personalidades e íbamos en aumentoNo necesitamos del aviso por parte de la voceadora para aproximarnos a la entrada, pues nos dejaron pasar sin problema. Seguramente Jeremy compro los boletos de última hora y ya estábamos por despegar. Pasamos el control de seguridad y mientras a mi me revisaban y la chica que me había tocado era una total escoria, la guardia que le toco a Val estaba muy sonriente. No alcanzaba a escuchar que se decían pero por lo colorado que tenia el rostro bien me lo podía imaginar. Al final seguimos el recorrido como la encargada lo solicito. Una vez dentro
El avión había despegado desde hacía ya dos horas, yo me mantenía en silencio mirando hacia la ventanilla, no veía nada en especial ya que todo blanco y azul. No quise hablar mas con Val desde que salí del baño, ya tiene tiempo de eso y el tampoco me ha dicho nada, de hecho parecía ignorarme aunque con la azafata tampoco seguía envidándose miradas morbosas. Todo esa simple silencio y en cierto modo lo prefería así, el único problema era que tenía hambre, este infeliz no me había dejado desayunar nada. Sin esperar más me levanté y camine hacia la azafata y me sorprendió que ya habían aparecido otras, la chica que se la pasaba coqueteando con Val me miro con odio. Y las otras le susurraron algunas cosas que no logre entender. —Disculpa quería saber... —comencé a hablar —La comida de sirve más tarde, ahora no se dará nada—interrumpió La mire incrédula del cómo me respondía, suspire y regrese a mi asiento, conforme iba caminando se vinieron ideas locas a la cabeza, si ella tenía el po
La última habitación era la presidencial, un lugar enorme e impactante mente lujoso; paredes mitad color arena mitad blancas, una alfombra que cubría todo el suelo color borgoña, hermosas lámparas de cristalería, había un bar, una especie de mini cocina, una sala, una pantalla enorme, un baño perfectamente limpio y amplio casi todo hecho de cristal, un gran Jacuzzi, una gigantesca cama cubierta de almohadillas de distintos tamaños, formas y colores, un edredón color arena combinando a la perfección con las paredes y un balcón, que daba hacia la bahía. Mis ojos y mi boca se abrieron a la par al notar tan increíble lugar; ni en mi más fantasioso sueño imagine estar en un lugar semejante. Sobre la cama estaba una caja blanca con adornos dorados y una nota sobre esta; estaba dispuesta a ignorar la caja hasta que leí en el sobre "Señorita Bramson de Fairchild" entonces era para mí, aunque refunfuñe por el escrito de mi nombre, yo no era de nadie. Mucho menos de él "ME GUSTAN LOS VESTID