Sánchez profería soportar el mal genio de Jimena y no tener que ir a su casa. No quería enfrentarse a su esposa, aún no se sentía listo para eso. Sabía que ella le negaría absolutamente todo aunque la confrontara con las pruebas que tenía en su contra. No entendía como pudo ser tan estúpido, mucho menos como ella pudo engañarlo así. La oficial Fernández sentía la rabia creciendo en su interior con el oficial y también con ella misma. Jamás había logrado arrepentirse tanto antes, nunca el alcohol la había empujado a caer en el juego de seducción de alguien, mucho menos de un hombre así. Sánchez era atractivo, pero también un estúpido que fácilmente podía merecer un premio. Las pocas mujeres que trabajaban en la jefatura veían que la esposa de él no tenía ninguna clase de valor, mucho menos merecía respeto, pero el la defendía a capa y espada. Jimena odiaba ese tipo de hombres totalmente dominados y cegados por una mujer, aunque también hubo varias veces que lo analizó en silencio por
Bernard aún seguía buscando a Monique. Lo que la vecina de Gery le había dicho aún le generaba demasiadas dudas. Él sabía que ella no era lesbiana, tal vez esa mujer era muy anticuada y ante una demostración de afecto había malinterpretado la amistad que tenían. Aunque buscó en las estaciones de policía, hoteles, hospitales y en cada lugar que se le ocurrió no supo de ella. La gran ciudad parecía haberla desaparecido. La llamó en más de una oportunidad sin éxito, ella no podía dejarlo. Con el paso de los días se convencía de que aquel enojo pasajero no lo era tanto. No recordaba una sola vez en que ella lo ignorara de tal forma, siempre fue más bien ingenua y con el tiempo que le robaba su empleo no tenía la posibilidad de estar tan atenta a lo que él hacía. ¿Cómo fue que ella se enteró? Alguien tuvo que decirle...Su esposa lo llamaba y reclamaba su presencia. No podía ignorarla porque ella si tenía carácter, el que le faltaba a Monique y hasta más para donarle. Era una mujer basta
Para Monique y Jacob había acabado el caso sin tener que atravesar un juicio donde muchas veces los infieles lograban posponer las audiencias y además, ellos no eran originarios del país donde la causa comenzaría por lo que él proceso legal sería largo y tedioso. Afortunadamente para ellos todo había llegado al final sin mayores complicaciones. Jacob deseó que todo fuera así siempre sin interminables audiencias, peleas y dramas, pero casos así ocurrían con muy poca frecuencia. Lo que más deseaba era que su hijo pudiera acabar rápido con la pesadilla en la que por irresponsable estaba envuelto, pero Iker no tenía tanta suerte. Los planes de boda avanzaban, la novia estaba súper emocionada y con ayuda de sus damas de honor y amigas ultimaba detalles. Ella estaba viviendo su sueño, un cuento de hadas y además estaba convencida de que Iker la amaría con el tiempo. Para el novio cada día como un hombre libre se escapaba de sus manos con rapidez, él había intentado hablar con Audrey sin é
Cuando solo faltaba un nombre en aquel listado y aún con la tensión latente entre los dos oficiales fue que recibieron la confirmación de sus compañeros que todas las pistas que habían estado siguiendo fueron en vano, solo había personas inocentes y trabajadores honrados en cada una de sus listas. -¿Crees que tenemos al culpable aquí?- Jimena tocó el listado donde habían solo inocentes eliminados y Santiago solo negó, ya había perdido la esperanza -No, no lo creo. Estoy seguro de que tal vez pasamos algo por alto, hubo algún detalle que no vimos- Respondió y ella no pudo estar más de acuerdo con élSi ese hombre resultaba inocente tendrían que idear un nuevo plan, pero a la oficial se le había ocurrido uno que en sus pensamientos era infalible.-Si él no es, tendrás que usar tu encanto Sánchez- Jimena le dió una sonrisa que le pareció malévola, ¿En qué estaba pensando? -No se que estás pensando, pero siento que no me agradará en absoluto- Estaba preocupado, sabía que Jimena no lo c
En el apartamento de la oficial Fernández, Sánchez fue a servir dos copas tal como si las bebidas fueran suyas. Con el teléfono en sus manos pensó si debía llamar o no a quien fue su cuñada para saber el parte médico de quién por tanto tiempo fue su esposa. No vio el vídeo, no quería hacerlo. De lo que estaba seguro era de que era brutal. Sabía cómo habia escalado el nivel de violencia en el malnacido ese. Sintió tanto miedo por saber que ese tipo estuvo demasiado cerca de las personas importantes de su vida y un escalofrío lo recorrió entero. Su ex esposa vivía cerca de su familia con su amante. La víctima pudo ser su madre, su hermana, alguna mujer importante para él. Jimena aceptó la copa que él le ofreció, pero lo hizo decidida a no beber, no quería tener que lamentar una nueva estupidez. -Sánchez, yo creo que aquel hombre tan peculiar puede ayudarnos aún más, ¿Por qué no se lo pides?- Le preguntó a quien le dedicó una mirada asesina -Estás provocando que suceda algo entre los
El nombre más mencionado resultó tener tatuajes, pero no eran los motivos que estaban buscando. Aquel muchacho era padre de familia y solo llevaba los nombres de sus hijos tatuados en su piel. Además no había estado precisamente trabajando en Tentaciones. El segundo hombre poseía un tatuaje similar al del culpable de tales atrocidades pero en la mano opuesta, por lo que también fue descartado. Guillermo fue a casa de la ex esposa de Sánchez para intentar encontrar más información que pudiera ayudar en el caso. Los agentes que habían ido al hospital donde ella había estado internada no eran los mejores. Uno de ellos fue quien no tomó la denuncia de Gery, así que no perdía nada con intentarlo. Al llegar allí se encontró frente a frente con alguien que conocía bien, el mejor amigo de su ex esposa quien era pareja de la ex mujer de su compañero laboral. Ellos no se llevaban particularmente bien porque aunque creyó que tenían una amistad, él solo le debía lealtad a su ex, por lo que sie
A medida que los minutos pasaban el enojo de Jimena aumentaba y el culpable era Sánchez, ¿Cómo podía asegurar que ella pediría llegar más lejos? El oficial se negaba a irse, esa lucha de poder le daba sentido a su vida. Luego de su divorcio dejó que el trabajo absorbiera su tiempo y energía por completo, no podía ni pensar en otra cosa. El caso que más odiaba, el del violador, era también al que se había aferrado buscando no sentirse tan miserable. Le gustaba también pasar el tiempo con Jimena, no podría siquiera atreverse a negar eso. Ella tenía una respuesta para todo y aunque la mayoría de ellas solo eran evidencia de su molestia, le parecían refrescantes. En su matrimonio fue desde un perro faldero, un defensor y un cajero automático pero nada de eso le proporcionó diversión, mucho menos felicidad. Así se sintiera masoquista, estar con Jimena le hacía falta. Al menos ella no le mentía y le decía sus verdades de frente. Comenzó a pensar más en la oficial de mirada felina. No solo
Jimena miró a Santiago con todo el desprecio y odio del que su agotamiento lo permitió. ¿Cómo diablos se atrevía? Había arruinado su fin de semana y además los había unido para compartir la desgracia. Era mucho el tiempo que pasaban juntos en el trabajo y también fuera de el reuniendo pistas, ¿Por qué también verlo en su día libre? Lo odiaba por eso. Para su desgracia debía asistir a esa cena. Sentía cariño por la futura novia, aunque también mucha pena. Si el amor era capaz de hacer que una persona actuara como esa joven locamente enamorada prefería permanecer como estaba, en tranquilidad. El amor podía volver estúpida a la gente y ella no deseaba eso.Aún más desanimada llegó a casa ese día y no le permitió a Sánchez ni que entrara un momento. Su autocontrol estaba bajo cero y estaba segura de que acabaría dándole uno o varios golpes. Aún terriblemente cansada como estaba, revisó su ropa. Tenía prendas que aún conservaban la etiqueta y habían sido regalos de personas que quería de