Se encontraron en el hall de la suite que compartían.

Los dos se quedaron babeando el uno por el otro.

Charly estaba con un esmoquin a medida, esos ojos claros que parecían un poema, la sonrisa perfecta, el cabello, tal vez un poco despeinado, que le daba ese aire de ganador, con su físico imponente, sabiéndose seductor solo con su presencia.

Por su lado, Barbie, estaba que rajaba la tierra, tenía un vestido rojo sangre, escotado, con unas finas tiras de strass que hacían de breteles, ajustado, delineando su sensual cuerpo, el escote era demasiado profundo, sin embargo dejaba adivinar más de lo que se veía, con un tajo que caía en mitad de pierna, que era, eso sí, bastante profundo, es que al ser tan ajustado el vestido, el tajo no podría ser de otro modo, era para que pudiera caminar cómoda, estaba tan pegado a su cuerpo que parecía una segunda piel.

La acompañaban zapatos plateados, con strass, como las tiritas de los breteles y con unos detalles en el mismo rojo que el vestido.

Cha