Elizabeth emocionada se probó el vestido, al verse al espejo no pudo ocultar la felicidad que se desbordaba en su interior, una brisa entró por el balcón y su piel se erizó, causando una sensación de amargura; pensó en no empañar el momento con malos presagios y solo se dedicaría a disfrutar su cita con su futuro esposo.Juan Pablo quien estaba en su oficina preparándose para una reunión que tendría al día siguiente, estuvo pendiente de cuando el reloj marcaran las siente de la noche para salir con Elizabeth hacia el Restaurante.Al llegar la hora, Juan Pablo salió de su despacho y se dirigió hacia la habitación, al entrar vio a una espectacular mujer sentada con la pierna cruzada, abrochando sus sandalias doradas que resaltaban la delicadeza de sus pies. Ella lucía hermosa, elagante y marcaba una silueta encantadora; Juan Pablo quedó sin palabras al verla y aunque abría la boca para expresar sus emociones, no salían las palabras.Elizabeth al escuchar sus pasos, levantó su rostro pa
Llegaron al estacionamiento del Hotel y le colocó una mascarilla a Elizabeth y un abrigo negro, la cargó en sus brazos, salió del vehículo, caminó hacia el ascensor y entró por la entrada secundaria. Su vestimenta formal no dio sospechas que era un delincuente, se dirigió muy educado y formal al personal del Hotel, caminó rápidamente hasta llegar a su habitación.Al entrar arrojó a Elizabeth a la cama, la acomodó, colocó unas cinchas en las muñecas y tobillos, para evitar que escapara por si reaccionaba. Él se metió a la ducha y se cambió de ropa, cuando salió vio a Elizabeth aún inconsciente; aprovechó la oportunidad y tomó fotografías, para demostrar que ya la tenían en su poder.Se sentó a su lado y acarició su rostro mientras le decía: - Eres muy linda, ¿Qué hiciste para qué te odien tanto y paguen mucho dinero por tu muerte? Minutos después, Elizabeth comenzó a recuperar la consciencia, dándose cuenta que estaba atada y su lucha comenzó, al escuchar quejidos, Johan quien estaba
Minutos antesElizabeth pensó en seducir a Johan y convencerlo para luego escapar, se sintió mal por usar ese truco, pero era la única opción para sobrevivir en un país ajeno en donde no sabía si su prometido había notado su ausencia o asumido que algo no estaba bien.El miedo y la angustia desbordaban en su interior, pero la opción de dudar o equivocarse no cabía en su mente, ya que debía salir con vida sí o sí por su bebé. Aunque las palabras duras que le dijo Johan le penetraron el alma y se alojaron en su corazón, no podía seguir sufriendo por un daño pasado, tenía que estar enfocada en su presente porque anhelaba vivir un futuro con su bebé.Johan aun con las dudas no desató de inmediato a Elizabeth, se quedó a su lado acariciándola y admirando su belleza mientras ella fingía dormir. Cuando se cansó de fingir estar dormida, le preguntó: - ¿Cuál es tu nombre? - ¿Por qué te interesa? La expresión de Johan era de incomodidad.- Acabamos de tener sexo y no quieres decirme tu nombre
Juan Pablo había estado sumamente ocupado en varias reuniones y tan pronto salió eran exactamente las tres de la tarde con cuarenta minutos, llamó a Elizabeth y lo mandó directamente al buzón. El vehículo quedó estacionado en el Centro Comercial y dentro de él, estaba el celular, justo en el asiento del copiloto.Juan Pablo se sintió exasperado al no poder contactarla, por tanto llamó al departamento, Susan respondió: - Buenas tardes. - ¿Susan? Soy Juan Pablo, podría comunicarme a Elizabeth, por favor.- Elizabeth salió por la mañana, se fue de compras al Centro Comercial.- Es demasiado tiempo, ella no conoce a nadie en la ciudad. Le llamo y su celular manda a buzón. Si se contacta podría avisarme. Voy en camino al Centro Comercial.- No te preocupes hijo, ella debe estar bien quizás salió a conocer la ciudad. Al colgar la llamada sabía que algo no estaba bien, no tenía la seguridad, pero en su corazón no había paz. Santos que estaba frente a él le preguntó: - ¿Pasa algo con la
Elizabeth estaba de pie observando a través de la ventana, sus manos temblaban y las lágrimas se acumulaban en sus ojos, todo el dolor que sintió al ver a Juan Pablo teniendo sexo con Rebeca Miranda, verlo una y otra vez junto a ella disfrutando en la alberca, acababa de explotarle en la cara, todo el enojo que acumuló por tantos meses solo pudo sacarlo pagando con la misma moneda. Johan era solo un asesino que al cansarse de ella iba a cumplir su contrato, existía la posibilidad de seducirlo, pero esto en realidad podría ser posible, un hombre tan guapo como él, debía tener muchas mujeres a su lado.Johan desde la cama la observaba en silencio, admiraba su belleza y deseaba saber todo de ella, él a pesar de no ser una buena persona, anhelaba que ella dejara de amar a su prometido y aceptara irse con él. Decidió romper el silencio, se acercó lentamente y la abrazó de espaldas, diciéndole: - ¿En qué piensas? - Tengo una lucha interna con mis emociones. Mientras hablaba un par de lág
Eran las nueve de la noche, Juan Pablo estaba desesperado sin saber nada de Elizabeth, estaba encerrado en su despacho, esperando con ansias las diez de la mañana para poder poner la denuncia formal de su desaparición; sin embargo tenía un grupo de detectives retirados amigos de Santos buscando a través de cámaras de seguridad, movimientos y rastros de Elizabeth. Rebeca estaba hospedada en un lujuso Hotel esperando recibir noticias de la muerte de Elizabeth, el grupo de mercenarios que contrató eran totalmente despiadados, estaba segura que no dejarían rastros. No conocía en persona al grupo, solo al líder con quien le había ayudado con otros trabajos. Rebeca había quedado muy ilusionada con Johan quien era evidentemente demasiado atractivo. ***Johan y Elizabeth dormían plácidamente, estaban muy cómodos, pasaron las horas; él despertó sediento y observó que la hermosa joven parecía confiar sinceramente en él, su rostro emanaba tranquilidad, paz y no esperaba quedar flechado por una
La conversación con German se convirtió en una pelea acalorada, él no sólo era su cómplice si no también su amigo. Aún así no podía permitir que le hicieran daño a Elizabeth, era muy pronto para amarla, pero sentía una conexión que nunca había sentido por nadie, estaban predestinados a conocerse; sin embargo, llegó muy tarde a su vida. Su corazón se desgarró cuando la vio llorar desconsoladamente, llena de culpa por haberse entregado a él, mientras su prometido estaba buscándola, al principio sintió ira, celos, frustración, pero ahora sabía que si no podía estar con ella, entonces iba a protegerla y entregarla a su prometido a salvo. Luego se iría lejos de ella e iniciar de cero, solo quedaría un hermoso recuerdo de un romance de un par de días, una mujer que era la idónea para él, aunque el destino les había preparado una jugada, quien sabe cuántas veces coincidieron en el mismo lugar y no habían podido conocerse antes, enamorarse y vivir una vida de ensueño. La vida en muchas ocas
Treinta minutos antes*Eran casi las doce del día, Juan Pablo estaba en su despacho, tenía una sensación de pérdida, dolor, frustración, angustia, la felicidad desapareció de la noche a la mañana, él amaba a Elizabeth profundamente y el vacío de no saber nada de ella, le era asfixiante, se le dificultaba respirar sin ella a su lado. Mientras estaba perdido en sus pensamientos, escuchó el sonido de notificación de mensajes, se giró para observar el celular, esperó unos segundos antes de revisar el contenido, temía que fueran malas noticias. Tomó su celular y leyó el mensaje de un número internacional, citaba: - Me preguntó dónde estaba su prometida, se la entregaré a salvo en la ubicación adjunta; asegure la zona, Rebeca Miranda quiere asesinarla. Al leer el mensaje gritó: - SantosSantos corrió al llamado de su jefe y le respondió: - Diga, jefe.- Reúne a todos nos vamos a esta ubicación, nos entregarán a Elizabeth, pero me piden asegurar la zona, léelo tú mismo. Juan Pablo le entr