Capítulo 91
—Para nada —explicó Lucas seriamente—. Los Montero no vivimos con excesos ni usamos solo marcas de lujo. Si algo nos gusta y nos hace felices, aunque sea de una tienda pequeña, lo valoramos como un tesoro.

Me quedé admirada, asintiendo repetidamente.

El mesero trajo las bebidas, interrumpiendo nuestra conversación.

Después de unos sorbos de chocolate caliente me sentí muy satisfecha y más tranquila, menos tensa y formal.

Pensando en lo que me había preocupado estos días, bajé la taza y pregunté con curiosidad: —Señor Montero, ¿cómo me... encontró esa noche del domingo?

Lucas saboreó su café negro y tras tragar respondió: —Fue casualidad, había ido a recoger a alguien y nos encontramos.

Ah, así que fue eso...

Sonreí y dije sinceramente: —Gracias, seguro fui una molestia estando ebria. Siento mucho que tuviera que cuidarme toda la noche.

Lucas no respondió, solo sonrió resignado y preguntó: —¿Cuándo dejarás de ser tan formal conmigo? ¿No te incomoda tanto "usted"?

—Yo... —también sonreí
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