Capítulo 97
—¡No, no, nada de eso! —negué rápidamente y seguí caminando, aunque no pude evitar mirar a Lucas varias veces.

Rogaba que no hubiera sido Leonardo quien conducía el Bentley esa noche.

Pero mis plegarias fueron en vano.

Lucas, notando mi extraña expresión y dudas, preguntó tras una pausa: —¿Has visto a Leonardo últimamente?

Con esa pregunta lo entendí todo.

Ah... solo quería desaparecer y no volver jamás.

—Este... ¿Leonardo te ha comentado algo? —después de mi confusión inicial, decidí ir al grano.

Lucas apretó los labios levemente y por su rostro apuesto y distinguido cruzó una expresión entre coqueta y avergonzada.

—¿Te refieres a cuando discutiste con Antonio y dijiste que te habías acostado conmigo muchas veces?

Tropecé y casi me caigo.

—¡Cuidado! —por suerte Lucas me sujetó a tiempo.

Roja como un tomate y ardiendo de vergüenza, me solté de su mano en cuanto recuperé el equilibrio.

—Señor Montero, lo siento... estaba tan enfadada con Antonio que perdí la cabeza y dije tonterías. No
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