— Hazlo, escucha bien, el dueño de esta funeraria es amigo mío. Una vez que te despidan, no conseguirás ningún trabajo ya que has desafiado abiertamente a la familia Montecristo, ni siquiera para barrer las calles te van a querer, piénsalo.—La familia Mon… — él no pudo mantener el mismo ímpetu en su tono — ¿Montecristo? El hombre se sorprendió al oír el apellido, y la noticia de que el hospital de su cliente, Antonio Martínez, estaba en medio de conversaciones para ser adquirido por Montecristo apareció en el periódico local más de una vez. Casi todo el mundo le conocía por ser una de las familias más poderosas a nivel nacional. — Ahora dime el motivo por el cuál la doctora Aisha Martínez te dió esta joya — él se lo arrebató y lo sostuvo entre sus dedos — evidentemente tiene un valor sentimental aparte del económico. — Ella me lo dió a cambio de que la dejara ver a su abuelo, enviaron al doctor Martínez con órdenes específicas de que nadie viniera a verlo y mucho menos su nieta.
Justo en ese momento, Alejandro se tiró desde el tercer escalón hasta el último y se puso delante de Aisha, el jarrón terminó por darle en la espalda al hombre y los cristales salieron dispersos por todos lados. Antonio al ver lo que había hecho y la furia en los ojos de la víctima, comenzó a temblar.— Alejandro, ¿Estás bien?— No fue mi intención golpearlo señor Montecristo — él intentó tocarlo pero Alejandro se hizo hacia atrás — le ofrezco disculpas, soy un padre desesperado por la liberación de su hija.— ¿Qué es lo que te pasa? — el tono ronco y molesto de Alejandro le erizó la piel — vienes a la casa de mi abuelo a golpear a una mujer justo delante de mis narices, ¿Acaso te puedes llamar humano? — No fue mi intención golpearlo señor Montecristo — él intentó tocarlo pero Alejandro se hizo hacia atrás — le ofrezco disculpas, soy un padre desesperado por la liberación de su hija.— Mel Ortega se encuentra en prisión por haber difamado a la doctora Martínez, fui a verla y me quiso
El ataúd de su abuelo era uno de los más baratos, absolutamente todo el servicio era económico e incluso en una esquina del féretro se había hecho una grieta por el golpe y poco a poco se estaba desmoronando dejando en evidencia que se trataba de un material de cartón comprimido. Al ver todo frente a sus ojos, Aisha apretó los puños inconscientemente con ira. Este es su abuelo, no sólo el abuelo que la crió, sino también un médico prestigioso, que se había ganado esta reputación gracias a sus magníficas habilidades y décadas de arduo trabajo. Ahora, en lugar de disfrutar del fasto que se merece, yace en una caja de cartón casi rota. 《¡No debería ser así! ¡Esto es demasiado inapropiado! 》 Inmediatamente corrió impulsivamente hacia su tío. — Tío. ¿Qué se supone que significa esto? El ataúd es pésimo y todo el servicio fue del más económico, no puedo creer que le hicieras esto al abuelo, él tenía el dinero suficiente para que se le pagará un entierro digno. — ¿Pero de qué hablas? To
Aisha se quedó callada y María prefirió dejar las cosas así, ellas estuvieron fuera un buen rato y cuando se sintieron capaces de entrar en el velorio se fueron. — Ya es hora de irse, cariño — María tomó la mano de Aisha — ¿En dónde te estás quedando? — En la casa de los Montecristo, ese es un detalle que se me olvido decirte. De igual forma me quiero quedar aquí, son los últimos momentos que estaré con mi abuelo después de todo. — Entonces yo me quedo contigo, no pienso dejarte sola bajo ninguna circunstancia. Además la casa aún no se encuentra lista. Ellas se quedaron y Alejandro después de dar un último vistazo a la capilla, metió sus manos en los bolsillos y se fue con su abuelo. — Quiero que esperes aquí — él cerró la puerta del carro cuando su abuelo subió — no voy a demorar mucho tiempo. Él se fue a la administración y justo en ese momento el encargado venía saliendo, se detuvo ya que sabía muy bien quién era el hombre que estaba delante suyo. — Señor Montecristo, dígame
Aisha dudó un momento, volviendo a surgir esos pensamientos de acercarse a la verdad. — Sólo pensé que debías darle una oportunidad, nadie más que él puede pensar en estas pequeñas cosas. —María le dio una palmadita en el hombro a Aisha, con la comisura de los labios ligeramente torcida. —No te burles de mí Maria. Esto es imposible. Aisha paseó su mano sobre el vestido negro de seda, este traía unos guantes altos y un tocado para el pelo. Poco después, ella se cambió y se puso los tacones agujas que le habían preparado, al salir del cuarto fue vista por muchos hombres e incluso mujeres. Ellos se fueron a la funeraria, Aisha bajó del carro y fue vista casi de inmediato por Alejandro a pesar que se encontraba a lo lejos. Ella caminó siendo vista por muchos hombres pero sus ojos se coordinaron con el hombre que le había arrebatado su virginidad. Pero cuando está dispuesta a interrogar directamente a Alejandro sobre todo lo que ha montado, un hombre desagradable se interpone en el cam
Aisha recordó los momentos al lado de su abuelo, él había sido alguien más que decente al momento de criarla y aunque no fue la persona más amorosa al menos le enseñó valores y actitudes que la habían llevado a ser lo que era hoy en día. El pañuelo fue deslizado por su suave piel y Alejandro empezó a secar las lágrimas que salieron sin que ella se diera cuenta. Un grito estremeció todas sus fibras y en el momento que esta mujer lo abrazó aferrándose con tal fuerza, él solamente la consoló. > El llanto de Aisha se detuvo en el momento que se desmayó de la nada, Alejandro se asustó y sacó una botella con agua florida que había preparado, la pasó por la nariz de la mujer y ella reaccionó. — Es hora de irnos, no podemos estar aquí — él se levantó y extendió la mano — vamos, ya es tarde. Aisha al levantarse se sintió mareada y Alejandro no tuvo más opción que cargarla, ella recostó su cabeza en el pect
Aisha se encontraba en su cuarto y sacó el reloj de Alejandro, ella se asomó por la ventana y pudo ver que el secretario le estaba dando el saco que le había entregado al gerente. Recordó el perfume y supo en ese momento que este hombre era el dueño. — Alejandro — ella salió del cuarto y miró al hombre — gracias por lo que has hecho. Aisha tiene la intención de despedirse e irse de aquí. Aunque el malentendido sobre Mel entre ellos se ha resuelto, eso no significa que ella tenga que casarse, especialmente cuando él tomó la iniciativa de expresar su afecto por ella y el matrimonio forzado de Gael, todavía quería pensar en usar otros métodos para recuperar el hospital de su abuelo. Ella le dio un beso en la mejilla, pero él la detuvo y terminó por besarla en los labios. Los ojos de Aisha se abrieron inconscientemente, esto no está nada bien, vino a despedirse. Pero el hombre no quería alejarse de sus labios en absoluto. Después de que el hombre tocó los suaves labios de Aisha, los la
Alejandro se levantó ante el tono insistente de la puerta, él abrió y miró a su secretario privado mientras sus ojos apenas se acostumbraban a la luz. Él frotó su rostro y respiró profundo. — ¿Qué sucede? Por Dios qué escándalo si es tan temprano, espero que sea urgente. — Si lo es, mire lo que encontré — él extendió el reloj y Alejandro lo miró con sorpresa. — ¿Dónde lo has encontrado? — él lo tomó y lo examinó ¿Acaso te lo ha dado Mel Ortega? — No, el reloj se encontraba con la señorita Martínez, ella lo ha botado por accidente de su bolso y lo he recogido. — ¿En dónde se encuentra? Quiero hablar con ella de inmediato. — Ese es el problema, señor — él miró como su jefe abrió sus ojos como plato — la señorita Martínez al parecer se ha ido de la villa, la miré salir con unas maletas y aunque intenté detenerla me fue inútil. — ¡Quiero que la busques hasta en el mismísimo infierno de ser necesario! Necesito saber si ella se encuentra embarazada y de ser así me caso en este preciso