Todo aquello era mi culpa, que mi hermana volviese a estar en ese estado, que no quisiese vivir, que volviese a plantearse la idea de quitarse la vida…
Ni siquiera podía mirarla a la cara, no cuando fui yo la que habló con Fígaro, la que hizo que él la metiese en ese lugar. No quería pensar dónde se había metido esa sucia rata, o en lo mucho que papá evadía la pregunta cuando le preguntaba al respecto. Sabía que estaba tramando algo, de la misma forma en la que sabía que Jack y Alex estaban con él. Pero ni siquiera quería enfrentarles y pararles, en aquel momento sólo podía mirar la escena con distancia.
Mamá nos abrió la puerta para hacernos pasar a la habitación de Sophia, yo sólo quería desaparecer.
- Ahora estás a salvo – prometió Amara dando un paso hacia ella, m
Jamás en toda mi vida pensé que vería al gran Alex Clark así de hundido, como cuando lo descubrimos al entrar en la habitación. Fue Mike el que se sentó a su lado e intentó recomponerlo, yo … sólo observé la escena. Una parte de mí lo comprendía bien, y sólo quería que se declarase de una vez, que le dijese a nuestro amigo lo que sentía por su hija y dejase de luchar, al menos uno de los dos se merecía ser feliz, y puesto que no iba a ser yo… era justo que lo fuese él.- ¿Qué mierdas le ha pasado? – fue lo que Mike quería saber. Yo no quería desvelar ese secreto, no era mío.- Eso es algo que él debe decirte. Yo estoy harto de estar en medio – me eché hacia atrás y dejé que aquellos dos se pusiesen al día.- Estoy aquí,
Recuperar la relación con mis hermanas fue lo que me hizo salir a delante, comprender una verdad poderosa que hizo que me lo replantease todo, incluso mi trabajo en el club. Ya no quería seguir allí, se me había quedado corto, porque cada cosa que hacía me recordaba a él, más cuando había rumores por todas partes de que pronto aceptaría el puesto de su padre y tendría el poder total. Necesitaba cerrar ese capítulo, dejarle atrás y vivir mi vida, quizás aferrarme a mis hermanas me ayudase a lograrlo, pero antes necesitaba dejar atrás todo el lastre que seguía arrastrando.Sophia estaba mucho mejor, pero aún me preocupaba el hecho de que se negase a salir de casa. Estaba aterrada de poner un pie fuera de esa casa, y lo entendía, después del infierno que vivió en ese lugar, debía de ser difícil para ella
Volver al trabajo después de lo ocurrido fue duro, de nada sirvió que James se disculpase, aún me encontraba dolida, no podía hacer como si nada.Víctor propuso una nueva vacante que pronto sería suplida por alguien de su plena confianza, eso hizo estallar los rumores sobre que esa persona podría ser su propio hijo, y que tendría mucho más poder que ninguno de nosotros. Yo ni siquiera quería pensar en ello. Esa persona trabajaría directamente conmigo, James había sido suspendido hasta nuevo aviso, y yo lo agradecí.Hablaba con Elena, mi nueva ayudante, con respecto al próximo certamen, cuando los gritos retumbaron en las paredes, haciendo que todos saliésemos de nuestros despachos e irrumpiésemos en el pasillo. Los gritos parecían provenir del despacho de Víctor.Las puertas se abrieron y una muy malhumorada
Estaba de los putos nervios allí subido, di varias vueltas por cubierta, intenté dormir en la litera que me había tocado, incluso me fumé la mitad de la cajetilla de tabaco. Nada calmaba mis putos nervios, joder.Sólo necesitaba saber que todo había ido bien, una puta llamada que no terminaba de llegar, y justo cuando empecé a quedarme dormido, pensando en mi madre montando a caballo, el teléfono comenzó a sonar. Lo descolgué y respondí con rapidez, no podía siquiera respirar.- Dime que todo ha ido bien – supliqué, pero el puto Alex de los huevos no contestaba, y eso sólo me ponía de los nervios - ¿ha ido mal?- Ha ido bien – prometió. El aire regresó a mis pulmones entonces – Dice que la han echado del comité – sonreí, esa sonrisa era incluso mejor, pero era algo que y
Hogar dulce hogar.Daba gusto volver a casa, darse una ducha de agua caliente, dejar de huir en país extranjero, tomarme un momento para dejar toda mi mierda fuera de mi mente mientras me hacía una gayola, salí mucho más relajado, aun con la toalla en los bajos, escuchando la maldita puerta. Parecía que no podían dejarme tranquilo, me necesitaban para todo, esos cabrones. Y el que estaba fuera era de los insistentes, iba a reventarme el puto timbre.- ¿Se puede saber que mierdas te pasa? – me quejé al ver a Alex allí. Le hice una señal para que entrase, y me sujeté el cabello húmedo en una coleta, odiaba cuando no lo tenía moldeado, sólo era un montón de pelo en la cara. Maldita sea, había olvidado cepillarme los dientes. Me metí en la ducha, más que dispuesto a agarrar el cepillo de dientes – No quiero
Paz.Una calma que se extendía por los campos que rodeaban los terrenos de mis abuelos, eso era lo que sentía admirándolo todo desde allí, junto a los establos, sin poder dejar de pensar en lo duro que fue para mí enfrentarme a todas esas miradas de desprecio, de vergüenza cuando fui a recoger mis cosas al club. Todos pensaron que realmente lo hice, acostarme con Jack. Era una pecadora que jamás había probado el pecado por el que fue condenada, si tan sólo lo hubiese hecho una vez aceptaría con gusto mi castigo.Acaricié a Brownie escuchando como unos pasos se iban acercando más y más. Sabía quién era, no necesitaba preguntarlo, tan sólo necesitaba que me dejasen en paz, necesitaba tiempo para recomponerme, para sanar, para volver a ser yo misma. Limpié mis lágrimas antes de que ella se hubiese percatado de lo mal qu
No podía dejar de pensar en la noche anterior, en esa mujer pidiéndome que la poseyera, en mis ganas de hacerlo, y en cómo volví a echarla a un lado, aterrado porque fuese todo un efecto de la borrachera.- Estás más callado de lo habitual – aseguraba Alex, aquella tarde, después del partido de béisbol, con cervezas en mano, en el salón de casa. El mismo que tuve que arreglar después del desastre de Oliver – Supongo que esto no tiene nada que ver con Lisa.- ¿Qué Lisa? – sonrió, divertido, negando con la cabeza después, sabía que yo era un caso perdido.- Esto es tan injusto – se quejó – me haces reconocer frente a Mike lo mucho que siento por su hija, y tú no eres capaz de reconocerme ni siquiera a mí lo que tu sientes por Lisa – rompí a reír, porque joder,
¡Dios! ¿Cómo había podido dormir hasta tan tarde? Eran cerca de las cinco de la tarde, aún no había ingerido nada y tenía una resaca terrible. Me sentía fatal.Me cogí una cola alta, me pegué una ducha rápida y bajé a las cocinas a por algo que picar. Me hice un delicioso sándwich, justo iba a atacarlo, cuando Amara y Sophie aparecieron sin más.- ¡Dios, chicas! ¡Qué susto me habéis dado! – me quejé. Mi hermana mayor sonrió con malicia, mientras la otra sacaba su teléfono dispuesta a evadirse, justo como hacía siempre.- ¿A dónde fuiste anoche? – me encogí de hombros, sin comprender a dónde quería llegar, dando un primer bocado. Mmm estaba delicioso – Alex dijo que te vio entrar al cuarto de baño de chicos con Jack – A