Estoy muda, mi cerebro no logra dar esa orden que necesito para articular alguna palabra.

Mis pensamientos son tantos que de un momento a otro siento como el escalofrío en mis pies sube hasta mi cabeza y ya instalado ahi baja hasta las palmas de mis manos en forma de sudor, rozo mis manos entre si y están heladas y algo temblorosas.

¿Son quiénes imagino? ¿Pero cómo? ¿Cómo puede ser esto posible?

La pequeña sigue sonriendo y ve en varias ocasiones al hombre a su lado esperando de él la respuesta que seguramente espera de mi pero no soy capaz de dar.

Los minutos y segundo se hicieron eternos.

- Eh... - sonrió como puedo - ... Hola... - respiro profundo de nuevo - ... Lo siento yo... - cierro mis ojos y llevo una de mis manos a mi pecho - ... Yo, me siento un poco confundida y aturdida... - veo a Nico y inmediatamente posa su mano en mi espalda, mis ojos arden.

- Porqué no pasamos a la casa y asi se ponen cómodos y le dan un tiempo a Liza - propone Nico y solo veo el hombre sonríe y cabe