El casino, que solía ser de Danphe, se encontraba repleto, ya la mayoría de las personas, habían olvidado que su antigua dueña era una criminal, las puertas volvieron abrirse dos meses atrás cuando su nuevo dueño tomó el mando del lugar, estar en él otra vez era diferente, y más, para Mauricio, quien se encontraba ahí, sentado en la barra, mirando el lugar exacto dónde la conoció.Pidió un trago de tequila y lo bebió, sonrió al saber que aún continúa arrugando su rostro por lo fuerte que es, no se acostumbraba a ese sabor tan fuerte que quemaba desde su garganta, hasta su estómago, seguía prefiriendo lo ligero y suave, un whisky, o una cerveza.—¿Continúas viniendo aquí?—¿Y tú continúas siguiéndome? ¿Qué esperas encontrar de mí? — bebió su trago sin mirar a Jayden.—Podrás convencer a Dimitri, Angus y a los demás, pero no a mí.—No me interesa convencerte. Es tu problema lo que decidas creer de mí.—Dimitri quiere hacerte volver, yo espero y no lo hagas, sería un desperdicio si vuelv
La relación entre Martha y Mauricio cada día se daba mejor, él ya había entrado en la operación e incluso ya estaba usando sus habilidades con la mujer del millonario, el cual investigan. Sus noches, la pasaba armando informes de lo poco que ha ido sacando de la mujer, incluso, Martha, algunas veces, se quedaba en el apartamento de él, ayudándolo con lo que ella había encontrado. Juntos, han avanzado un poco más en la operación, el equipo se siente más aliviado de saber que Mauricio está de vuelta con ellosLa tarde cayó rápido, él se dispuso volver a casa, luego de conversar con algunos informantes, ellos le hicieron el trabajo algo más fácil al decirles quién era el que vendía las armas a las pandillas, por desgracia, no era el empresario, pero al menos, Dimitri envío a un grupo de policías a buscar al que vende las armas para interrogarlo y ver si nombra al que ellos esperan.Mauricio llegó al edificio donde vive, subió de inmediato a su piso y al llegar a su puerta, miró a Martha
Danphe desde lejos observaba la tumba de su hermana, deseaba acercarse hasta allá y sentarse por un largo rato a hablar de cómo se encontraba, estaba destrozada por dentro ante la sorpresa que se llevó anoche cuando irrumpió en la casa de Mauricio, iba dispuesta a hablar con él y pedirle irse con ella, pero en cuanto escuchó el primer gemido retrocedió un paso atrás, y aun cuando se estaba desmoronando, fue tan masoquista que escuchó hasta el último gemido que ambos soltaron.Su idea de quedarse ahí quizás no fue la mejor, pero estaba tan mal que no podía caminar, por lo que tomó asiento en ese sillón anoche y fumó un cigarrillo junto con un buen licor como acompañante, estaba esperando reponerse un poco para marcharse, pero fue entonces cuando él despertó y la vio a ella. Cuando lo vio entre la oscuridad, a pesar de lo afectada que estaba, su corazón brincaba de felicidad por haberlo vuelto a ver, este año que estuvo sin él le fue muy difícil, casi que imposible.Danphe una vez más,
Sentando en el suelo y mirando la botella, no sacaba de su mente el cómo la había tratado, el dolor que le había causado también lo podía percibir, creyó que su comportamiento fue muy duro, era notable en ella que lo amaba con todo su corazón, tanto que el mismo se dio Cuenta. Limpió sus lágrimas y golpeó el suelo con su puño, maldiciendo una y otra vez que nunca debió hablarle así, no podía con la idea de cómo ella debe estar en estos momentos sintiéndose mal, temía que ella perdiera el control y lastimara a alguien a incluso ella misma, pero no sabía que más hacer cuando no tenía ni una pizca idea de dónde encontrarla.Se levantó del suelo y se encaminó hasta su habitación para darse una ducha e ir luego a dormir, estaba agotado y cansado, y preocupado, debía al menos intentar no seguir dándole vueltas a sus pensamientos, se suponía que ya estaba encontrando la tranquilidad, hasta que Danphe volvió, ella parecía estar convirtiéndose en una maldición para él.Al día siguiente Maurici
Danphe volvió su nueva casa y tiró todo al suelo enfadada, los celos la estaban matando, no soportaba verlos juntos y sonrientes, actuando como si fuesen una pareja feliz, ella da por hecho que entre ambos ya hay una relación formal la cual debe acabar, quiere hacerlo de una manera en la que Mauricio no la juzgue, el problema es que ella no sabe cómo actuar sin causar problemas.Tomó asiento en el sofá y sonrió, volvería intentar hablar con él nuevamente de manera calmada, pediría disculpa por las cosas malas que hizo, lo deseaba de vuelta con ella, lo extrañaba con su alma, solo él podía darle esa felicidad que tanto ha anhelado en su vida así como en esos momentos que compartieron juntos. Mauricio para ella representaba un amor único e imposible de olvidar, era su hombre perfecto e ideal, no podía permitir perderlo así por nada, ni menos aceptar que otra mujer lo ame mejor que ella.—Verte llorar, me hace suponer que eres demasiado débil — comentó una voz masculina.—Llorar no te ha
—No puedo creer que me convencieras de mantener tu secreto a salvo, no sé…. Ni siquiera porque razón lo hago — comentó Martha mientras acariciaba el pecho de Mauricio.—Porque confías en mí, y sabes que evitaré que ella te lastimé.—¿Y tú confías en mí? — preguntó ella al mirarlo a los ojos.—Por supuesto, te conté mi mayor secreto — Martha se sentó en la cama cubriendo su cuerpo desnudo.—Sabes que no estoy de acuerdo, pero porque se trata de ti es que me quedo callada, conoces mi opinión.—Yo me ocupo de Danphe, en cuanto vea que no quiero estar con ella lo entenderá, no se quedará en este país por mucho tiempo.—¿La sigues amando? — Mauricio se levantó de la cama.—No hablemos de mis sentimientos.—Solo tuve curiosidad, tus ojos te delatan.—Lo que siento por ella es un error que pronto dejaré atrás.—¿Y como lo harás? — ella se acercó a él.—No lo sé, no pasaré el resto de mi vida enamorado de la misma mujer — Martha le sonrió.—Puedo ayudarte a olvidarla, no para que te enamores
—Señora, la llaman de Italia — Danphe bajó hasta la sala para tomar la llamada, sabía de quién se trataba, por lo que no dudó ni un segundo en bajar.—Hola — saludo desanimada.—No sé si molestarme contigo, o encontrar la forma de ver cómo aconsejarte para librarte de ese dolor — se trataba de Alonzo Rossi quien llamaba.—Es posible que me vaya a Italia en unas semanas, no puedo seguir aquí, es un riesgo para mí — está dando oportunidad a Mauricio de cambiar de parecer, solo se quedaría una semana más para esperar, si no cambiaba de opinión, se marcharía lejos sin decirle sobre la existencia de su hijo.—No deberías estar suplicándole a ningún hombre por amor, ni mucho menos que te perdone, no te enseñe a ser así, jamás te dije que debías doblegarte ante nadie, siempre te advertí que quien te amará en realidad te aceptaría tal y como eres, él es un cobarde, está dolido por lo que hiciste, y si no lo ha superado en este tiempo no lo hará luego. Olvídate de ese imbécil y ven — ella tomó
Mauricio jugaba con su hijo en la cama de Danphe, aquel bebé dulce y tierno no dejaba de verlo, no reía ni lloraba, solo lo veía como preguntándose quién era ese rostro nuevo que nunca antes había visto. Ella por su lado se mantenía sentada en el sofá mirándolos a ellos, estaba feliz porque tenía a los dos seres más importantes de su vida con ella, aunque sabía que esto seria por poco tiempo, porque Mauricio volvería a su hogar y ellos estarían solos nuevamente.—Háblame más sobre él — se sentía intrigado.—Es un bebé muy sano, Le gusta mucho sonreírme, es como si supiera que una sonrisa de él me reiniciaría la vida.—Tiene los ojos de mi hermana, mis padres morirán de la felicidad en cuanto lo conozcan — ella bajó la mirada.—Mauricio, sabes que eso es muy complicado, digo, que conozcan al bebé…—Deben hacerlo, es su nieto.—¿Y qué le vas a decir? ¿Qué tuviste un hijo con una criminal?—Mis padres sabían de tu existencia y de lo que sentía por ti, incluso de que sigues viva, están fu