Danphe, fumaba un cigarro mientras miraba hacia el jardín, la casa donde se encontraba estaba alejada de la ciudad y a nombre de otra mujer, nombre que Danphe comenzaría a adoptar para cubrir sus pasos. No era conveniente andar por las calles usando su mismo nombre cuando ya estaba en boca de todos, empezaría a hacer cambios en ella para pasar desapercibida, cambiaría el color de su cabello, sus lentes de contactos, su vestimenta, e incluso dejaría de usar maquillaje para evitar ser reconocida. No iba a permitir que el sacrificio de su hermana fuera en vano, admitía saber que Mauricio tenía razón, por lo que haría un último trabajo y se marcharía para siempre lejos de todos, incluyendo lejos del hombre que amaba.Han pasado dos días desde que detuvieron a Dapnhe, ella no ha tenido noticias de Mauricio ni de su padre, los hombres que su hermana contrato han movido cielo y tierra buscándolo hasta por debajo de las piedras, pero el sujeto supo esconderse muy bien, aún sigue sin tener id
Mauricio, al cabo de dos horas, subió a la Habitación de Danphe, entró y caminó hasta el baño donde la encontró metida en la tina, fumando un cigarrillo y con un vaso de whisky en manos. Quitó su ropa y entró con ella al agua, ambos se miraron por unos largos minutos sin cruzar palabras, sus miradas eran las que hablaban, se decían y se gritaban tan cosas, se suplicaban las unas con las otras abrazarse y no soltarse nunca. Danphe sin disimular dejaba que sus lágrimas humedecieran sus mejillas, no le interesaba si daba lástima o no, él por su lado limpiaba las suyas, le estaba doliendo la indiferencia de ella. Se sentía mal por las cosas que le dijo hace un rato atrás, el imaginarse que ella pudo haberse acostado con otro lo cegaba de celos, pero ahora que está un poco más calmado se da cuenta de que la hirió, la hizo sentir sucia y cochina.—Ya tu padre está… en el sótano — le dio la noticia.—Me da tanto gusto que así sea — el silencio entre ambos se rompe.—Aún estás a tiempo — insi
Mauricio despertó ante aquellos gritos que se escuchaban desde lo más lejos, se sentó en la cama intentando saber de dónde provenían, hasta que recordó que el padre de Danphe estaba abajo en el sótano.Se levantó de la cama exasperado, buscó su ropa y se vistió con gran velocidad, bajó las escaleras corriendo y casi que cayendo al suelo, intentó abrir la puerta del sótano, pero estaba cerrada con seguro, aparte Danphe, había clavado un par de tablas para evitar que él entrará y tratará de detenerla, lo conocía muy bien y no podía permitir que interviniera en sus planes.—¡Maldición, Danphe, Abre! — gritó con furia, pateaba la puerta, la golpeaba y la empujaba con fuerza tratando de entrar — ¡Abre ya, no hagas nada estúpido, te lo pido!Dentro del sótano, Danphe ignoraba los gritos de Mauricio, y se centraba en los de su padre, quien no dejaba de llorar ni de sufrir ante la cruel y vil tortura de ella, había colocado un soplete debajo de la silla de metal, logrando quemar las pelotas d
Mauricio salió una mañana muy temprano a trotar por el parque, llevaba puesto sus audífonos inalámbricos con la música a todo volumen, a pesar de haber ya transcurrido un año desde lo vivido con Danphe, no ha logrado olvidarla y ni mucho menos superar que ella tuvo que ver con la muerte de Alexey, la culpa de seguir amando a una mujer que se convirtió en la asesina de un familiar lo perturbaba por las noches.El caso se cerró por órdenes directas, no siguieron con la investigación ni tampoco insistieron en hacerlo hablar, tampoco volvió al trabajo, y por más que Dimitri le ha pedido cantidades de veces volver, se rehúsa a decir que sí, quiere más tiempo para él y sanar. Jayden, no volvió a cruzar palabras con él, se siente seguro de que Mauricio mintió y por eso no lo perdona, pero a él, eso le importa poco aun cuando lo extraña, por ahora su único interés, es seguir su vida y tratar de dejar todo atrás.Después de una hora de ejercicio, Mauricio volvió a su departamento, quitó su rop
El casino, que solía ser de Danphe, se encontraba repleto, ya la mayoría de las personas, habían olvidado que su antigua dueña era una criminal, las puertas volvieron abrirse dos meses atrás cuando su nuevo dueño tomó el mando del lugar, estar en él otra vez era diferente, y más, para Mauricio, quien se encontraba ahí, sentado en la barra, mirando el lugar exacto dónde la conoció.Pidió un trago de tequila y lo bebió, sonrió al saber que aún continúa arrugando su rostro por lo fuerte que es, no se acostumbraba a ese sabor tan fuerte que quemaba desde su garganta, hasta su estómago, seguía prefiriendo lo ligero y suave, un whisky, o una cerveza.—¿Continúas viniendo aquí?—¿Y tú continúas siguiéndome? ¿Qué esperas encontrar de mí? — bebió su trago sin mirar a Jayden.—Podrás convencer a Dimitri, Angus y a los demás, pero no a mí.—No me interesa convencerte. Es tu problema lo que decidas creer de mí.—Dimitri quiere hacerte volver, yo espero y no lo hagas, sería un desperdicio si vuelv
La relación entre Martha y Mauricio cada día se daba mejor, él ya había entrado en la operación e incluso ya estaba usando sus habilidades con la mujer del millonario, el cual investigan. Sus noches, la pasaba armando informes de lo poco que ha ido sacando de la mujer, incluso, Martha, algunas veces, se quedaba en el apartamento de él, ayudándolo con lo que ella había encontrado. Juntos, han avanzado un poco más en la operación, el equipo se siente más aliviado de saber que Mauricio está de vuelta con ellosLa tarde cayó rápido, él se dispuso volver a casa, luego de conversar con algunos informantes, ellos le hicieron el trabajo algo más fácil al decirles quién era el que vendía las armas a las pandillas, por desgracia, no era el empresario, pero al menos, Dimitri envío a un grupo de policías a buscar al que vende las armas para interrogarlo y ver si nombra al que ellos esperan.Mauricio llegó al edificio donde vive, subió de inmediato a su piso y al llegar a su puerta, miró a Martha
Danphe desde lejos observaba la tumba de su hermana, deseaba acercarse hasta allá y sentarse por un largo rato a hablar de cómo se encontraba, estaba destrozada por dentro ante la sorpresa que se llevó anoche cuando irrumpió en la casa de Mauricio, iba dispuesta a hablar con él y pedirle irse con ella, pero en cuanto escuchó el primer gemido retrocedió un paso atrás, y aun cuando se estaba desmoronando, fue tan masoquista que escuchó hasta el último gemido que ambos soltaron.Su idea de quedarse ahí quizás no fue la mejor, pero estaba tan mal que no podía caminar, por lo que tomó asiento en ese sillón anoche y fumó un cigarrillo junto con un buen licor como acompañante, estaba esperando reponerse un poco para marcharse, pero fue entonces cuando él despertó y la vio a ella. Cuando lo vio entre la oscuridad, a pesar de lo afectada que estaba, su corazón brincaba de felicidad por haberlo vuelto a ver, este año que estuvo sin él le fue muy difícil, casi que imposible.Danphe una vez más,
Sentando en el suelo y mirando la botella, no sacaba de su mente el cómo la había tratado, el dolor que le había causado también lo podía percibir, creyó que su comportamiento fue muy duro, era notable en ella que lo amaba con todo su corazón, tanto que el mismo se dio Cuenta. Limpió sus lágrimas y golpeó el suelo con su puño, maldiciendo una y otra vez que nunca debió hablarle así, no podía con la idea de cómo ella debe estar en estos momentos sintiéndose mal, temía que ella perdiera el control y lastimara a alguien a incluso ella misma, pero no sabía que más hacer cuando no tenía ni una pizca idea de dónde encontrarla.Se levantó del suelo y se encaminó hasta su habitación para darse una ducha e ir luego a dormir, estaba agotado y cansado, y preocupado, debía al menos intentar no seguir dándole vueltas a sus pensamientos, se suponía que ya estaba encontrando la tranquilidad, hasta que Danphe volvió, ella parecía estar convirtiéndose en una maldición para él.Al día siguiente Maurici