DOS VIDAS QUE MATAN
DOS VIDAS QUE MATAN
Por: KOTONGO
EL LUPANAR

Son las 3:00 de la madrugada y las calles están desoladas, solo un perro que ladra de vez en cuando, el sonido que emite genera escalofríos porque se asemeja al producido por lobos y coyotes, nos estamos estacionando al frente de un lugar conocido como La Madame, es un hermoso lupanar con dos faroles de colores colocados en la puerta principal, típico de estos lugares. La entrada se encuentra custodiada por 2 guardias de seguridad, de los 8 que cuidan el lugar, 5 son de Trinidad y Tobago y los otros 3 de Surinam; en este particular lugar la noche se confunde con el día y el día con la noche, hay ambiente y actividad de lunes a lunes las 24 horas y, según algunos moradores del pueblo, los 365 días del año.

Luego que los visitantes se enfrentan a su llegada con los de la entrada y pasan por las rigurosas revisiones a los que son sometidos por estos corpulentos caballeros, al ingresar, son abordados por un sin número de damiselas ofreciéndoles su compañía, pudiendo elegir la de su agrado, negociando con la escogida el tipo de servicio que se desea, por asi decirlo, y el costo, además, si la velada incluye toda la noche, o tan solo unas horas, se puede optar por pedir algo de bebidas, las cuales solo se venden por botella, o si lo prefiere, puede irse directo a la habitación.  En el salón principal se puede bailar y beber alegremente, los de seguridad aparecerán, como por arte de magia, inmediatamente, solo si alguno de los visitantes quebranta las normas,  hay unos pequeños bombillos rojos dentro de todo el local que se encenderán cerca del lugar del acontecimiento y se escuchará un tipo de alarma que advierte que algo no está bien; cabe destacar que estos señores de seguridad son unos gigantes, no muy agraciados, en cuyas manos ninguno de los asistentes quiere estar, pero, como todo, siempre hay uno que cruza la línea y comienza el alboroto, cuando eso ocurre, el infractor será desalojado del local y solo se le permitirá nuevamente el acceso, si la falta no ha sido grave, y deberá previamente comprometerse a asumir, en el futuro, una mejor conducta, advirtiéndosele que no habrá segunda oportunidad.

En el salón principal hay mesas por doquier, cubiertas de finas telas de diferentes colores; la capacidad aproximada del lupanar es de 150 personas entre el personal y los visitantes, cuenta también con una cocina tipo gourmet para los más exquisitos, y un salón VIP  donde solo se bebe Whisky, Champagne, o algunos de los añejados vinos guardados en la bodega, todos importados para el lugar, directamente por su más que afamada propietaria la Madame Marion. Las chicas que en este salón trabajan, no están a la disposición en el salón principal, y son de lo más granado que existe en toda Suramérica, son como las llamó un cliente, ¨las mejores putas del mundo¨.  Aquí los servicios pueden llegar a costar el doble o más de lo normal, el mueblaje y la lencería es de primera calidad, todo este confort está reservado para los más pudientes del pueblo y adinerados turistas, por las cercanías del pueblos con la frontera con Brasil, hay muchos clientes que provienen de dicho país. 

Al principio la Madame comenzó con apenas 5 chicas del lugar y sus alrededores, pero ante la creciente demanda y la ambición de Madame Marion, el Lupanar empezó a crecer y a recibir visitantes nacionales e internacionales.  La Madame, quien llegó a este pueblo de El Callao con su difunto esposo, ambos franceses, a disfrutar de los populares carnavales, en un viaje turístico de los tantos que hizo alrededor del planeta. Era sin duda una mujer de mundo, sagaz, muy ambiciosa, aparte de su gran atractivo, dispuesta a dar lo que fuere necesario, e inclusive lo no permitido, si con ello obtendría lo  que se había propuesto.  En su juventud fue bailarina y actriz de teatro, de hecho su esposo era un frustrado artista, se conocieron en un baile de caridad y estuvieron juntos por 17 años, hasta que él dejó de existir producto de un repentino infarto, fueron, según la Madame, una pareja feliz, a pesar de las infidelidades de ella hacia Monsieur Jerome, él le perdonaba todo, por esa razón, ella, constantemente, le susurraba al oído  ¨aucum comme ton amor¨, cuando alguno de sus más prestigiosos clientes intentaba cortejarla con la intención de irse a la cama con ella, diplomáticamente le decía, ¨yo no soy parte de este show, lo siento¨; pero eso no era del todo cierto, pues se comentaba que uno que otro cliente había tenido éxito, solo que no en el lupanar, pues la Madame era muy discreta.

Cuando Jerome dejó de existir, la Madame juró que no volvería a casarse, quienes le rodeaban al momento de ocurrir la muerte de Monsieur Jerome y celebrándose el velorio, comentaban de manera chismosa y con notable malicia, ni le hará falta casarse nuevamente, al fin, Jerome nunca fue un obstáculo en sus  apasionadas y repetidas noches de alcoba.

La Madame, en el pueblo, tenía una sola amiga que era la esposa de un acaudalado minero llamada María Esther, quien se encantaba escuchando a la Madame contarle sobre sus viajes alrededor del mundo y de sus infidelidades maritales, generalmente se reunían, en las tardes, en la oficina de la Madame donde nadie podía interrumpirles, solo su sirviente personal, un fiel amigo que la había acompañado, según ella, poco después del día que perdió su virginidad a los 13 años.  Cuando ella le llamaba para ordenar vino o alguno de sus platos favoritos, el fiel Gerard, como se llamaba, acudía al llamado de la manera más gentil y cariñosa, al fin siempre se refería a Marion como su pequeña hermana, la protegía al extremo y conocía todo respecto a su vida.  Marion, con frecuencia, intentaba persuadir a María Esther de vivir una pequeña pero placentera aventura extramarital, pero aún no había tenido éxito, María Esther argumentaba que no se lo permitían sus principios, y Marion brindando con Champagne le decía… algún día cuando ocurra me dirás ¿por qué no lo hice antes?

El Callao es una población ubicada al sur de Venezuela, famosa por ser una zona aurífera, por sus majestuosos carnavales y el famoso baile del Calipso, allí nacieron los gemelos Declan y Liam O’Connor, hijos de Declan O’Connor y Samantha Pinas, él un inmigrante irlandés buscador de fortuna que se volvió minero, y ella una exquisita prostituta procedente de Surinam, cuyo espectacular cuerpo había dejado sin aliento a más de uno, tan solo al verla.

Una residente del edificio Aurimar, ubicado a unas 12 cuadras del lupanar de la Madame, y muy conocido ya que allí se ubicaba la mejor panadería del pueblo, temprano en la mañana, repentinamente salió gritando y corrió hacia la calle, los vecinos se despertaron con el escándalo e inmediatamente se dieron cita y pudieron observar el cuerpo sin vida de una mujer de tez trigueña, iba elegantemente vestida y exquisitamente perfumada.  Al llegar la policía al lugar del suceso pudieron corroborar que se trataba de Samantha Pinas; uno de los vecinos se acercó discretamente al oficial a cargo para manifestarle que era una trabajadora del Lupanar de la Madame, quien luego se arrepentiría de lo que hizo, y a pesar de lo ruegos que dicho caballero formuló a los agentes para que no lo llevaran a declarar, igual tuvo que acudir a la sede policial, obvio que su temor estaba fundado, no en el hecho de la declaración en sí, sino más bien en lo que debería responder a su esposa cuando regresara, se interrogó brevemente a la concurrida audiencia que se dio cita, pero ninguno vio, ni escuchó nada,  solo una anciana, según sus dichos, alcanzó a ver un carro negro que se estacionó pero no le prestó atención.

Las pesquisas empezaron en el lupanar, tratando de averiguar quién  había sido el último cliente de la infortunada y a qué hora se marchó. La Madame llamó a las compañeras más cercanas y éstas informaron a la policía poco menos que nada; la noche anterior atendió un solo cliente que era muy asiduo al lugar y gustaba de estar con Samantha, lo medio describieron y determinaron que se trataba de un comerciante de nombre Juan Rosario, que solía ir a diario cuando su esposa se iba de vacaciones, tenía una tienda de ropa en el centro de la Ciudad, por lo que no fue difícil encontrarlo y citarlo a declarar, Efectivamente informó que había estado en el lupanar con la chica unas 3 horas, pero luego se retiró a eso de las 12.00 de la noche, su sirvienta y algunos vecinos pudieron corroborar su coartada, la policía lo descartó rápidamente, ya que el forense al llegar determinó que el deceso ocurrió cerca de las 5:00 a.m. La policía siguió investigando, pero luego de transcurridos seis meses no había un avance significativo, por lo que el presunto asesinato de Samantha Pinas hasta ahora no había sido posible esclarecerse. 

También se interrogó a Declan O’Connor quien había sido su compañero durante 6 años, pero este manifestó que tenían casi un año separados y que nunca la veía, ya que cuando ella  visitaba a sus hijos,  él no se encontraba en casa.

Se interrogó también a  Vivian y  Martina Pinas hermanas de la difunta, quienes se turnaban para cuidar a los gemelos Declan y Liam, al igual que a Doña Juana la sirvienta de la casa.

La vida de los gemelos se había complicado un poco al momento en que sus padres se separaron, el cuido que le brindaban sus tías quienes también trabajaban en el Lupanar, no era precisamente la mejor educación que podrían recibir y Doña Juana era analfabeta, Declan el padre la había contratado por ser nativa de la Guyana Inglesa, a fin de que solo se dirigiera a los chicos en Inglés, aparte de cumplir esa encomienda cabalmente, toda vez que no tenia otra opción, pues solo hablaba su idioma nativo, nunca  mostró ningún tipo de interés adicional por los gemelos, solo dedicándose a los quehaceres de la casa como limpiar y cocinar.

La infancia de los gemelos O’Connor fue muy controvertida y disfuncional, aunque los primeros 6 años todo marchó de maravilla hasta que su madre Samantha se cansó de la vida que llevaba al lado de su padre Declan, quien seguía asistiendo al Lupanar dos o tres veces por semana, a pesar de los constantes reclamos que ella le formulaba, hasta que luego de amenazar a Declan innumerables veces que lo abandonaría y volvería al sitio del cual la había sacado, es decir al lupanar, finalmente lo hizo, desatando la ira de Declan quien la golpeó sin cesar y fue preciso llamar a la policía para que se lo llevaran detenido y estuvo preso por 15 días, luego de sobornar a un alto funcionario policial para obtener su libertad.

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