CAPÍTULO SESENTA Y DOS: DESTINOS DIFERENTESY con aquellas reconfortantes palabras las lagrimas de Maria Eugenia desaparecieron. Su corazón se sentía menos pasado, como si una carga le hubieran quitado de encima.-¿Tienes hambre?- La pregunto Rodrigo sin voltear a verla.-A veces en la iglesia me tocaba cocinar para distintas causas, aunque ahora ya no tengo esa oportunidad se que en un futuro volveré a hacerlo. Y cuando lo logre por favor ven a visitarnos.- Le miro con una sonrisa. -¿Por que es tan importante que te visite? Puedes olvidarme y listo.-Tenemos que ser agradecidos a quienes nos ayudan ¿Sabes? Por eso que me traigas a la iglesia es algo que te agradezco infinitamente. Ambos se encontraban sentados en una de las bancas de la iglesia mirando hacia enfrente, el ambiente era tan tranquilo que podían reír sin necesidad de preocuparse si alguien los escuchaba o no.-Jamás he sentido lo que es sentirse libre.Maria Eugenia lo volteó a ver algo intrigada ¿Cual era exactamente
CAPÍTULO SESENTA Y TRES: SENTIDO COMÚNEl tiempo parecía haber terminado, tenían que volver pues ya era noche. Rodrigo miró al cielo, pudo estar tranquilo al ver que esa noche no había señales de lluvia. De lo contrario seguramente ambos se enfermarian como la ultima vez.-¿Estas segura de querer ir caminando?- Le volvio a preguntar Rodrigo a Maria Eugenia. -¡Si! Aunque tengo un poco de hambre- Sacó de su pequeña bolsa su monedero.-¿Que haces?- Le pregunto Rodrigo al verla sacar su dinero.-Cuento mi dinero para ver si podemos comer algo.- Le respondió concentrada contando sus monedas.-No es necesario, yo pagare.-Siempre compras tú ¿No? Por favor dejame comprar algo.Sin necesidad de pelear Rodrigo aceptó la oferta de Maria Eugenia.-¿Y adonde iremos?- Le pregunto Rodrigo mirando los dos caminos que dividían la calle-Comamos en un puesto de comida cerca de aqui.-Bien.Ambos caminaban mientras Maria Eugenia hablaba sin parar de todo su pasado. Rodrigo de vez en cuando la volteab
CAPÍTULO SETENTA Y CUATRO: SECRETOS Después de algunos acontecimientos los 3 se dirigian a casa. El silencio era un poco incomodo pues nadie habia dicho una palabra desde lo que paso. -Aun ¿Quieres ir a casa caminando Maria Eugenia?- Le pregunto Rodrigo rompiendo el silencio a Maria Eugenia. Ella lo miro ilusionada, ya no tenia que preocuparse ya que el abuelo podia estar tranquilo sabiendo que estaba con Yahir.-No te preocupes por eso Rodrigo. Nos iremos en la camioneta- Le respondió Yahir.Rodrigo lo miro de reojo aun un poco molesto por lo sucedido.-Si en lugar de estar en tus absurdas citas con modelos pusieras más atención a Maria Eugenia entenderías.- Le respondió Rodrigo. Yahir se sentía un poco incómodo ante el tono de voz de Rodrigo. Seguía molesto por lo que había pasado, y hasta cierto punto tenia razón en estarlo pues no le pudo decir nada y solo lo comprometío en algo que el no estaba de acuerdo. -Está bien, podemos irnos en coche. El señor Ferrer está esperándonos
CAPÍTULO SETENTA Y CINCO: TERRIBLE DOLOR Ver esa escena ante sus ojos, ver a Rodrigo en esa situación hizo que su corazón doliera. ¿Como el hombre que la había ayudado en todo lo trataban así? ¿Por que cuando estaba con ella jamas se quejo? ¿Por qué el abuelo era tan duro con él? ¿Acaso no somos humanos y cometemos errores? ¿Por qué tratar a una buena persona de esa manera? Acaso ¿No era muy cruel eso?No podía decir nada solo estaba muy sorprendida por lo que veía pero su corazón le indicaba que hiciera algo. Pero…¿Una monja que puede hacer? No, no podía ponerse a pensar en cosas negativas tenía que ayudarlo de alguna manera.-¡Rodrigo!- Grito Maria Eugenia.Rodrigo volteo hacia donde había escuchado la voz de Maria Eugenia.-Maria Eugenia están de vuelta- Le habló con amabilidad el señor Ferrer. Maria Eugenia hizo caso omiso al llamado de el señor Ferrer para solo ponerse a recoger los papeles del suelo sin decir una sola palabra. -¿Qué es lo que haces?- Le preguntó Rodrigo mirán
CAPÍTULO SETENTA Y DOS: DOS MENTIRAS, TRES DESTINOS La cena era silenciosa, ninguno de los dos había dicho una sola palabra en todo ese tiempo. Y aunque para Yahir ya era algo normal no hablar durante la cena para Maria Eugenia era lo contrario. Yahir cenaba en silencio, el ruido de los cubiertos chocando con la cerámica era lo único que se escuchaba. Ni siquiera el abuelo los había acompañado a la cena.-¿El abuelo está molesto?- Pregunto Maria Eugenia tímidamente esperando no tener una respuesta grosera por parte de Yahir.-Quiero creer que no lo está. Debe estar cansado, ya no tiene las mismas fuerzas que cuando era joven.Sin mirarla a los ojos siguió comiendo. Maria Eugenia estaba un poco preocupada por el abuelo y Rodrigo ¿Que es lo que había pasado para que lo tratará así? Quería preguntar pero no se atrevía, seguramente no era un tema por el cual tenía que presionar.-El…¿Estará bien verdad?- Le preguntó Maria Eugenia a Yahir.-No te preocupes solo necesita un poco de es
CAPÍTULO SIETE Y SIETE: JUNTOS Era demasiado tarde, no entendía por que Maria Eugenia estaba sentada en la sala a esa hora. Hacia demasiado frio esa noche y lo hacía más en esa parte de la casa.Yahir bajó en silencio las escaleras y en el momento en el que por fin pudo estar frente a ella se podía ver claramente su cansancio, sus ojos estaban a punto de cerrarse, sus ojeras eran visibles, cada segundo que pasaba su cuerpo le exigía dormir. Billy estaba a su lado durmiendo, pero aun teniendo su esponjoso pelaje parecía tener frío si hasta el sentía el frío ¿Como debería estar Maria Eugenia?-¿Qué estás haciendo?- Le pregunto Yahir.Maria Eugenia que apenas y podía tener sus ojos abiertos susurro el nombre de Rodrigo.-¿Rodrigo?...- Susurro Maria Eugenia. Yahir se empezó a reír ante su graciosa expresión de sueño.-Soy Yahir Pingüino. ¿Qué estás haciendo aquí? Es tarde.- Siguió preguntando. Maria Eugenia no podía dar una respuesta coherente por el sueño que tenía encima.-No lo se…
CAPÍTULO SETENTA Y OCHO: UN LUGAR EN TI Esa mañana Rodrigo se había levantado mucho más temprano que de costumbre. Quería esforzarse si era necesario el doble porque su abuelo aprobará su trabajo. El sol apenas comenzaba a salir y Rodrigo ya estaba casi listo para ir a trabajar, tomó el abrigo que estaba sobre su cama mirando por última vez al espejo. Bien sería un buen día, o mejor dicho un día como cualquier otro.-Madre….- Susurro mirando una pulsera que estaba en su muñeca.Esa pulsera era lo único que le quedaba de ella, al saber el desprecio que sentía el abuelo por su madre decidió ocultarla bajo la manga de abrigo, ni siquiera Yahir lo sabía era algo muy íntimo.Sin desperdiciar más tiempo bajo las escaleras, como era de esperar los pasillos estaban algo silenciosos, aún había un poco de oscuridad en el cielo. Pero la silueta de dos personas sentadas en el sofá del abuelo llamó su atención, acercándose un poco más para cerciorarse de quién se trataba, su corazón sintió un p
CAPÍTULO SETENTA Y OCHO: LAS PRIMERAS RIVALIDADES El pasado de Rodrigo era algo que el señor Ferrer no dejaría salir de esa familia bajo ninguna circunstancia, muchos menos la identidad de su madre. Horas atrás…-¿A dónde me dirijo señor?- Le preguntó su hombre de confianza. -Vamos a la cafetería Coffee Store. -Como ordene señor. El hombre algo sorprendido manejo hacia el destino que el señor Ferrer le había dicho.El tiempo a esa cafetería era corto, por lo que no tardaron en llegar. -Déjeme ayudarlo señor.-Gracias Efraín…me temo que este cuerpo comienza a tornarse inservible.-Por favor no diga eso señor- Haciendo una reverencia le respondía- .¿Gusta que lo espere señor?-No te preocupes, tardare un poco te llamaré yo personalmente. -¿Está seguro señor?- Insistió Efraín.-Lo estoy, no te preocupes por mi. Mejor has algo por mi, contacta con el señor Beltrán y agenda una cita con el.-Como desee señor.Antes que él diera la media vuelta el señor Ferrer volvió a hablar.-Po