AUDREY JOHNSONA pesar de la constante exposición mediática en todos los medios, había algo que, luego de dieciocho meses de relación, aún no ocurría y era ser presentada a la familia, así que Audrey se preguntaba todo el tiempo cuando ocurriría eso, aunque esperaba que fuera pronto ya que en las re
AUDREY JOHNSONAl otro día en la mañana cuando Sullivan Baker entró al edificio saludó como siempre, sin detenerse mucho, sin embargo, de pronto algo llamó su atención, se detuvo y desvió su vista hacia la recepción, entonces caminó decidido hacía el lugar. –¿Señorita Johnson? ¿Qué hace
AUDREY JONHSONAl otro día se despertó con total tranquilidad, se desperezó, hizo su rutina matutina con calma y sonriendo, luego de disfrutar de una humeante taza de café, buscó las noticias de sucesos, encontró lo que buscaba y su sonrisa se convirtió en una sonora carcajada.Llegó a su oficina, s
AUDREY JOHNSONContrario a su costumbre, Sullivan Baker llegó muy tarde al despacho la mañana siguiente, haciendo que Audrey casi mordiera sus uñas de la ansiedad, incluso pensó en que había sido demasiado buena organizando el aniversario porque seguro disfrutaron de una gran noche y todo gracias a
AUDREY JOHNSONMichaela enseguida tuvo una notificación en sus redes sobre el evento, arrugó su entrecejo cuando reparó en las gráficas, la secretaria de su marido se veía muy segura aferrada a su brazo, sonriendo y saludando como si estar al lado de Sullivan fuera su lugar.Ciertamente, reflexionó,
AUDREY JOHNSONEsa fue la primera de las tantas noches siguientes, en las que Sullivan Baker no llegó a su casa a tiempo para arropar a su hija antes de que se durmiera, lo cual había sido su costumbre desde que nació. –Lamento mucho haberlo desviado hasta aquí señor Baker. –
AUDREY JOHNSONAudrey observó a su jefe entre extrañada y asombrada por el tono tan serio como de reclamo con el que le hizo la pregunta, aspiró una gran bocanada de aire, porque estaba cuestionándose si era el momento oportuno para decirle sus verdaderas intenciones. –Yo pensé que le ha
AUDREY JOHNSONAl despertarse en la mañana ya Michaela no estaba, sintió alivio por no tener que enfrentarse a ella con la luz del día, volvió a cerrar los ojos y rememoró sus fogosas acciones de la noche anterior; le resultaban odiosas las comparaciones, pero con su esposa todo era predecible y cor