El avión aterrizó y nos despedimos cordialmente, mientras caminaba hacia mi automóvil sentía su mirada en mi espalda, pero, en ese momento, no tenía nada para decirle.Estuve pensativo todo el trayecto, le contestaba con monosílabos a Kevin porque las palabras de Ángela resonaban en mi cabeza. ¿Una
En la fiesta, Alanna paseaba sus ojos por el salón y frunciendo el ceño le dijo a Kurt: –Amor, ¿has visto a tu hijo? –No y casualmente, tampoco he visto a la doctora Krouse. –Ellos estaban bailando cerca de nosotros, pero se desaparecieron. –Vamos a pr
–Hueles a jardín, ¿qué te echaste? –Tomé una ducha y usé su gel de baño, era lo que había. –Okey florecita, ¿vamos a tu casa para que te bañes como es debido, o quieres ir directo a la oficina? –Vamos a la casa, no te soporto. –Pues aguanta otro poco,
ÁNGELA KROUSEEsperaba verlo en la cena que ofrecía el señor Stark, traté de comportarme serena y creo que lo logré en parte, aunque cuando me invitó a bailar y desde el momento que sentí su cuerpo contra el mío dejé de escuchar la música para oír los latidos desbocados de mi corazón.No hablábamos,
–Es admirable lo que dices Angela, pero deduzco que Zak nunca se enterará de que es padre. –No voy a imponerle algo que él no buscaba. Me voy a Austria a la casa de mi tía Emilia, ese será el ambiente ideal para mi embarazo y trabajar, te enviaré todo lo que haga para que lo desarrolles,
Lo menos que deseaba era que mi hermana me viera en el estado en el que me encuentro, pero es que Ángela me tiene de cabeza, 79 días sin saber de ella, no responde, pasaba cada día por su apartamento hasta que un alma piadosa me dijo que se había mudado, ¿mudado?, estuve a punto de estallar, ¿qué es
Mi garganta se secó, mientras procesaba la frase emitida por Stark, busqué los ojos de Kevin para que me confirmara si había entendido lo mismo que yo, porque mi mente solo repetía que había embarazado a Angela. –Parece que entendiste claramente lo que quiero decirte y espero que no te m
Luego de recorrer un extenso pasillo decorado con piezas de arte terminamos en un espacio con muebles antiguos y en una de las altas sillas vi la cabellera naranja que tenía mi mundo vuelto al revés. –Querida, aquí está Evan, pero vino acompañado –advirtió la bella dama, entonces la vi i