El doctor Peter Quinn cerró la puerta del garaje de la casa adónde llegó, bajó a una Alanna, profundamente dormida, del vehículo y entró por una puerta lateral al interior de la casa, una señora de edad lo vio pasar y fue tras él. –Hijo, ¿trajiste a tu novia por fin?, ¿van a cenar?
Douglas Cheatham esperó pacientemente al darse cuenta de que su pregunta había hecho que su sobrino se perdiera en sus evocaciones, así que no quiso interrumpirlo, solo lo observó sonriente y esperanzado de que por fin hubiera encontrado a la mujer de su futuro, pasado un rato que consideró prudenci
Carlos Luis iba muy serio así que Kurt le comentó que depusiera su actitud, que él sabía que estaba tan incómodo como él por la participación de Montoya, pero todo lo que había hecho últimamente para ayudar a la familia había dado muy buenos resultados.Ante eso Carlos Luis, tragó grueso, pensó en q
–¡MAMÁ!Fue el momento perfecto para que Kurt le saltara encima, Randall de un tirón retiró la vía del brazo de Alanna, la levantó de la camilla y salió con ella de la habitación.Kurt estaba arrodillado a horcajadas sobre el doctor Peter Quinn y cegado de la ira lo golpeaba repetidamente con mucha
El doctor que solicitó a los familiares, fue rodeado por Kurt y todos los que lo acompañaban, entonces dio el informe de que habían encontrado una mezcla de sustancias en su sangre; una peligrosa combinación de estimulantes y sedantes, que terminaron dejándola inconsciente, todavía no había recupera
Zak les hizo señas hacia su laptop y así pudieron establecer comunicación; de la mejor forma lo tranquilizaron porque quería saber todos los detalles del estado de su madre. Su tío Jay lo hizo reír al contarle la paliza que su padre le dio al secuestrador y se alegró por ver a su abuela Lynda de pie
Entró una enfermera a revisar al escuchar la alarma y miró muy mal a Kurt, quien bajó la cabeza, pero sin poder contener la sonrisa que todavía mostraban sus labios. –Como ya sabes lo que siento y el monitor me dio tu respuesta, voy a cambiar de tema para evitar las miradas asesinas de l
–Aquí ya no eres nadie, pero…, ¿sabes qué?, no puedes regresar a Estados Unidos porque te estaremos esperando y haremos de tu vida un verdadero infierno; lo que estás pasando aquí será un parque de diversiones comparado con lo que te sucedería si volvemos a saber de ti. –Yo…, estoy arrui