Aria
Es curioso cómo todo lo que alguna vez pensé que quería se ha desvanecido. La corona, el trono, el estatus… todo eso ya no me parece tan importante. En su lugar, siento un vacío profundo, una sensación de estar atrapada en una vida que no elegí, pero que no puedo rechazar. Mi futuro ha sido trazado para mí, y el nombre de Alexei está inscrito en él, aunque no lo quiera. No quiero ser la princesa que todos esperan que sea, pero ¿qué más me queda?
Mis manos tiemblan ligeramente mientras me apoyo contra la ventana, mirando el horizonte de la ciudad. El sol se oculta en el horizonte, bañando el mundo con tonos cálidos, pero dentro de mí solo hay sombras. Sombras que he estado tratando de ignorar, pero que cada vez
AlexeiEl silencio entre Aria y yo se ha vuelto insoportable. Cada vez que estamos cerca, siento que hay una guerra invisible entre nosotros, una batalla de palabras no dichas, de gestos que podrían ser interpretados de mil maneras. Cuanto más intento mantenerme alejado, más siento que me atrae. Y cuanto más me acerco, más veo lo que quiero evitar: esa mirada desafiante, ese fuego que se esconde detrás de su calma.Ella sabe lo que está haciendo. Lo sé. Y yo también.Cada interacción que tenemos es como caminar sobre una cuerda floja. A cada paso, siento que voy a caer. Pero no lo hago. Y ella tampoco. Porque ambos sabemos que, aunque nos estamos arrastrando por este abismo, no podemos detenernos. Estamos
AriaDesde que conocí a Alexei, todo ha sido un enigma, una contradicción constante. Al principio, todo fue simple. Deseo, atracción, una chispa que se encendió al instante y que ni él ni yo pudimos ignorar. Pero ahora… ahora todo es más complicado. Ya no sé si lo que siento por él es solo una obsesión, un juego peligroso del que no puedo escapar, o si realmente hay algo más detrás de esa fachada de control que él muestra constantemente.Siempre he sido la chica que no se deja atrapar, la que no se involucra en historias complicadas. Pero con él, todo es diferente. Cada vez que lo miro, siento una mezcla de ira y… algo más. Algo que me quema desde dentro. No sé si debería odiarlo
AlexeiNo hay nada más peligroso que la tentación, y Aria es un recordatorio constante de lo que no debo desear. Desde que la conocí, algo en mí ha cambiado. Al principio, todo era control, pura atracción física, un juego en el que yo decidía las reglas. Pero ahora… ahora ya no puedo decidir nada. Cada vez que la veo, es como si todo lo que he construido se desmoronara.El simple hecho de pensar en ella me distrae de lo que tengo que hacer. Mis pensamientos giran alrededor de su mirada desafiante, de la manera en que su voz se convierte en una susurrante caricia cuando me habla. He luchado con esta atracción durante meses, pero lo que empezó como un deseo que podría controlar, se ha convertido en una necesidad incontrolable. Es como si mi propio cue
AriaEs curioso cómo a veces las cosas que más queremos son las que nos ponen en peligro. Y yo, en este momento, me siento completamente atrapada por un deseo que no debería estar ahí. Alexei ha cruzado todas las líneas que intenté trazar, y ahora, me encuentro preguntándome si yo también lo he hecho. Porque sé que lo he hecho. Cada vez que lo miro, cada vez que estoy cerca de él, siento cómo el control se me escapa entre los dedos.He intentado ser fuerte. He intentado mantener las distancias, poner límites, pero la verdad es que cada vez que lo hago, me doy cuenta de lo poco que funcionan. Hay algo en él, algo tan visceral, que me desarma por completo. La forma en que me observa, como si pudiera leerme el alma, como si supiera exacta
AlexeiHay momentos en la vida en los que, por más que intentes huir, la verdad te alcanza. Hoy, me he dado cuenta de que ya no puedo seguir corriendo, ni de mí mismo ni de lo que realmente siento por Aria. Esto ya no es solo un juego de poder, un intercambio de miradas y palabras vacías para mantener las apariencias. Lo que hay entre nosotros es real, y eso me aterra más de lo que puedo admitir.Aria ha dejado de ser solo una mujer atractiva a la que no puedo dejar de desear. Ahora es algo más profundo, algo que desafía las reglas que siempre he seguido, las expectativas que mi familia ha impuesto sobre mí. No puedo ignorarlo más. No puedo seguir con este juego. Es hora de enfrentar lo que siento, aunque me destroce.
AriaLa lluvia golpea los ventanales como si quisiera entrar y arrastrarme con ella. Afuera, Roma sigue brillando, caótica y encantadora, como si mi mundo interior no estuviera haciéndose pedazos. Estoy sentada en la alfombra de mi habitación, con la espalda apoyada en la pared y las piernas dobladas contra el pecho, como si así pudiera contener las emociones que me desbordan.No he dormido. No desde la confesión de Alexei. No desde que lo escuché decir mi nombre como si fuera una plegaria… y una condena.Me dijo que me deseaba. Me dijo que me odiaba por hacerle sentir. Que lo suyo conmigo estaba mal, pero que lo quería igual.Y yo… yo
AlexeiDesperté con la misma sensación con la que me había dormido: vacío. Como si algo dentro de mí hubiese sido arrancado de cuajo. No dolía… no exactamente. Era peor. Una molestia sorda, persistente, que se instalaba justo en el pecho y se expandía como humo en una habitación cerrada.Aria.Su voz, su mirada, su maldita manera de decir que no mientras sus ojos gritaban un sí que no se atrevía a pronunciar.Habíamos hablado, o más bien discutido, la noche anterior. Y no importaba cuántas veces reprodujera la conversación en mi cabeza, el resultado seguía siendo el mismo: una pared de orgullo entre nosotros, lev
AriaRecibí la invitación en una caja de terciopelo negro, sellada con un hilo rojo y un pequeño broche de oro que llevaba el símbolo de la familia Volkova: un cuervo con las alas desplegadas.Qué teatral. Qué escalofriantemente perfecto.Lo tomé con la punta de los dedos, como si fuera veneno. Porque, en cierto modo, lo era.—“Se requiere su presencia para el evento anual de alianzas, a celebrarse el sábado a las 20:00 horas. Vestimenta formal. Asistencia obligatoria.” —leí en voz alta, sintiendo que las palabras se incrustaban como dagas.Obligatoria. Qué palabra tan asquerosa.