William. Me quedo parado en el jardín muy sorprendido y un poco desorientado, que acaba de pasar, mi pulso esta acelerado y no dejo de pensar en lo hermosos de sus ojos, por lo general soy yo quien deja así a las mujeres no al revés, como se atrevió a esto, a semejante falta de respeto, doy un suspiro lleno de frustración para acomodar un poco mi ropa y caminar de nuevo al palacio, espero a mi hermano en uno de los salones pero no dejo de pensar en Sofía, en su mirada y lo suave de su voz, en lo bella que se miraba con ese vestido azul y no sabía que tenía el cabello tan largo. -¿ desea tomar té o algún bocadillo señor ? La voz de una sirvienta me saca de mis pensamientos, al mirarla me percató de que sus mejillas están ruborizadas, me mira con admiracion y esperanza, esa es la misma mirada de todas, todas esperan algo de mi ya sea mi atención, dinero o estatus siempre interesadas en lo que pueden obtener jamás me miran a mi en realidad es por eso que juego con ellas, le doy una
Sofía. Despues de que el emperador se fue fui a ver el estado de ella pensé que la encontraría en el dormitorio pero estaba en una de las salas, se mira preocupada mirando por la ventana pensé que estaría feliz de que el emperador la visitará pero me doy cuenta de que no le gustó su visita, si le desagrada el emperador por que es su amante aunque no creo que pueda negarse, miro su rostro iluminado por la luz de la ventana los puntos rojos le dejaron leves marcas en la piel tal vez debería de hacerle algo para desaparecer esas marcas. -¿ que piensa señorita Sofía ? La voz de Rosa me saca de mis pensamientos y le presto atención, a ocultado su tristeza con una sonrisa dulce. -le gustaría desaparecer las marcas de él salpullido. -claro, que mujer no desearía quitar esta horrible textura de la piel. -le prepare algo y se lo entregaré mañana. -muchas gracias. Rosa me da una sonrisa genuina antes de levantarse y retirarse a sus aposentos, le pido a su sirvienta personal que la cuid
Sofía. Me despierto de mi siesta al sentir que alguien me toma el hombro, miro de quien se trata y es la sirvienta principal de Rosa. -¿ esta bien la señorita ? -si ella esta bien solo que ya es hora de cenar. -ya voy. Por dios cuanto tiempo dormir pensé que solo serian unos minutos pero veo que fueron varias horas, me levanto de la silla para seguir a la sirvienta y me sorprendo de ver a Rosa sentada a la mesa, hago una leve reverencia como saludo. -discúlpeme por hacerla esperar. -por favor tome asiento. Hago lo que me pide y me alegra ver que la comida de hoy es más sustanciosa y que ella se ve mucho mejor, que bueno que logre mi cometido antes de que el médico regresara espero que cuando regrese solo me despidan y poder desaparecer de aquí, estado ahorrando cada centavo que me dan para poder independizarme de mis padres solo me falta pensar en alguna forma de seguir manteniendo me tal ves podría abrir una botica de hiervas, en el imperio no necesitas permiso para abrir un
William. Pasan los días y no dejo de pensar en Sofía además que he estado esperando que me mande por lo menos una carta dándome las gracias por los vestidos que le he regalado ya que no me salieron nada baratos sin contar que mi hermano vino a pedir una explicación de por qué había gastado tanto dinero en vestidos tuve que inventarle que Sofía no tenía dinero para tener vestidos de acorde al sitio donde trabaja además lo convencí también diciéndole que un simple uniforme de enfermera no iba con una persona que tendría que estar cerca de Rosa durante todo tiempo lo bueno que es fácil de convencer de ciertas cosas además ambos sabemos que si por algún motivo dejo de ayudarlo o dejo de trabajar para él ya sea por salud, por mujeres, política o siempre sencillamente no me da la gana el reino poco a poco se irá hacia abajo, no es estúpido sabe que ambos necesitamos yo para rodearme de lujos y el para mantener la corona en su cabeza pero al no tener la mente tan libre me cuesta enfocarme
William. Me sorprendió mucho ver la reacción del doctor Alex sabía que tenía su carácter y se molestaría pero no al punto de agredir a una mujer no lo creí caer tan bajo además tampoco me creí capaz de golpear a otro hombre para defender a una dama ya había defendido antes a una dama pero con palabras jamás llegué a la golpes pero al ver cómo la iba a golpear mi cuerpo se movió por sí solo y debo admitir que me duele la mano pero al ver el estado de Sofía mi dolor pasa a segundo plano, su agarre en mi brazo tiembla y a pesar de que su rostro se ve calmado sus ojos se miran llenos de miedo, al salir de la habitación veo que ya tenemos público y sé muy bien que esto se sabrá para mañana en todas las partes del palacio, me percato de que tiene la vista perdida supongo que ha de esta todavía impresionada por lo que acaba de pasar. -con su permiso señorita Lamber llevaré a la señorita Roos a una de las salas para que calme sus nervios. -adelante duque, pediré que le lleven un poco de t
Sofía. Cuando William me toca la muñeca siento como un escalofrío recorre mi cuerpo y una sensación extraña se instala en mi estómago, como si tuviera náuseas o algo me hubiera caído mal pero no le tomo importancia cuando al retirarse William desaparece, descartó totalmente qué sienta algo por él ya que lo considero un total imbécil uno muy guapo y astuto pero sigue siendo un imbécil que se cree demasiado para todos los que lo rodean. -Sofía ¿ segura que te encuentras bien ? La voz de Rosa me saca de mis pensamientos y presto a tensión a mi alrededor, Rosa me mira con preocupación y le doy una sonrisa amable. -si, todo esta en orden y le pido que me disculpe por lo que paso ya que a pesar de lo que dijo el duque fue mi culpa, el médico Alex no me dejo a cargo pero no podía dejar que su salud de callera más, temí por si vida. -pero si no me conoces. -eso no importa usted era una persona enferma y mi deber era curarla. -se lo agradezco mucho y no importa lo que hiciste gra
Sofía.Mi padre y mi abuelos son uno de los mejores médicos que conozco son muy diligente y responsables con sus pacientes, mi abuelo siempre usa remedios naturales y de la vieja escuela para aliviar dolores conocimientos qué me trasmitió al igual que sus libros antes de que falleciera, mi padre por otro lado es un experto en venenos y como tratarlos a él no le gusta que me esta en sus asuntos pero con el tiempo pude aprender muchas cosas, mi hermano Eduardo siguió la profesión de la familia pero no tiene tanto talento pero aun así fue mandado a la escuela de medicina y se graduó ase dos años y ayuda a mi padre con sus pacientes, mi hermana menor Ana dicen que fue una bendición ya que se parece a mi abuela que falleció ase mucho tiempo su cabello es rubio como el trigo y sus ojos son azules, dicen que es una belleza singular y que cuado cumpla la edad para casarse abra varios prospectos, no tiene talento para la medicina pero sé que es astuta como un zorra, por su belleza destaca en l
William. Ser el hijo de él monarca de esta nación es un gran privilegio se te abren las puertas y puedes hacer prácticamente lo que desees pero esa libertad y ese poder viene con una gran responsabilidad debes de mantener a una nación, ser lo suficientemente inteligente, astuto y educado cómo para mantener buenos tratos con los demás imperios para si conservar la corona en tu cabeza es un beneficio que al ser el segundo hijo yo no me tengo que preocupar me tanto todos esos deberes los tiene que llevar mi hermano Luis yo solo soy un secretario que disfruto de los privilegios de ser el segundo hijo, hoy mi hermano me ha designado tener la dicha de elegir a un nuevo médico ya que el último ha decidido dejar de vivir, una forma muy elegante que mi hermano utiliza para decir que le dio a elegir guillotina o ingerir veneno por ser incapaz, tan idiota como para impedir un envenenamiento leve de sus concubinas, si a mí me lo preguntan una mujer es más que suficiente tener más de una solo imp