Los cuatro se adentraron en la caverna, y aun así, no paraban de asombrarse, una cueva bien iluminaba por cristales que se encendían conforme ellos iban avanzando, iluminándoles el sendero en la oscuridad. Llegaron a un cruce, su única opción, cruzar a la derecha, la enorme piedra reposaba en un rincón, el grupo aventurero no repara en la roca, total, solo era una piedra que había obstaculizado el paso en la entrada, Youlin saca su monóculo milagroso y comienza su análisis en la caverna, cruzaron a la derecha en el recodo, inesperadamente la piedra se volvió a mover, sellando toda salida, los dos demonios y la Nefilim comenzaron a golpear la roca y a empujar con todas sus fuerzas, pero todo fue inútil, por cada golpe y empujón los símbolos brillaban, prueba suficiente que hicieran lo que hicieran no lograrían moverla. Solo oscuridad total cubría aquel lugar, únicamente se sabía que había un corredor porque fue lo último que vieron antes de que la enorme roca cerrara e
Un bello día soleado en la barriada donde Rosa se crió con su hermana, una casa hermosa con un hermoso patio bien cuidado, fachada color pastel y techos de losa roja, con bardas de madera pintado de blanco, niños correteaban de aquí para allá, Rosa se levanta en su cama de golpe, miró a los lados y se estruja los ojos, ¿fue una pesadilla?, el sol radiante se colaba por la ventana de cortinas rosas con estampados de nubes, todo estaba tal cual como lo recordaba la última vez que había estado en casa de sus padres, vestía con su pijama beige favorita, ¿pijama beige?, hace mucho que no lo usaba, todo parecía tan confuso, se asomó por la ventana y toda vida corría como si nada en la calle, vecinos hablando con otros, otros regando sus plantas, otros simplemente dentro de sus casas atendiendo de sus asuntos, nadie parecía querer saltar encima del otro con la intención de arrancarle la cabeza. Tocan a la puerta de su habitación, Rosa se gira rápidamente a ver quien era, la puerta
Renata vuelve a cuestionar al Nefilim con otra pregunta. ─ ¿Cómo?, si estabas manejando ─ Ya que poseo vínculos con ustedes, también puedo ver sus sueños, pero déjenme aclarar que lo hago es en estrictas emergencias, y solo puedo ver, nada más, no puedo interactuar en ello, y lo que vio Rosa no fue un sueño ─ Entonces, ¿Qué fue? ─. Preguntó Rosa intentando sentarse, pero un fuerte mareo la golpeó que tuvo que acostarse de nuevo. ─ Te habían llevado a otro lugar ─ ¿Y? ─. Preguntó Renata enarcando sus cejas en interrogante, Rosa se mantuvo en silencio, escuchando la explicación del Nefilim. ─ Querían ver si te rompías o si harías cualquier cosa para quedarte, usarían tus emociones, tus… sentimientos en tu contra ─ No estoy segura ─. Objetó Rosa algo dubitativa, entornando la mirada, algo no encajaba en la explicación del Nefilim. ─ ¿Por qué? ─. Preguntó Darién. ─ Si hubieran querido que me quedara, hubieran por lo menos haber fingido, aunque sea, una imitación de mi hermana ─. Refu
─ Lorenzo Mijares, detective privado ─. Dijo Renata leyendo el nombre en voz alta. ─ Ese soy yo ─. Afirmó el hombre con una mueca, destacando su triste aceptación de lo que una vez fue. ─ Y bien, señor Mijares, ¿Qué tiene que ver con ella? ─. Preguntó Renata revisando más a fondo la identificación. ─ Hace dos año y medio, más o menos, fui contratado por una mujer, una peluquera, se llamaba Beatriz Gonzáles por el caso de un acosador ─. Renata comparte miradas interrogantes con el Nefilim, el detective repara en ello. ─ ¿La conocen? ─. Preguntó entornando la mirada con cautela sobre Renata. ─ No estás en condiciones de preguntar ─. Advirtió Darién dando toques con el cañón de su arma en el hombro del detective. ─ ¿Cómo la conoció? ─. Preguntó Renata prosiguiendo el interrogatorio. ─ ¿Te refieres a la señorita Gonzáles o a la señorita Mercedes? ─ A ambas ─ Como le dije antes, a la señorita Gonzáles la conocí una mañana cuando vino a mi despacho para solicitar de mis servicios
Un camión de helados zigzagueaba por los barrios bajos de Nueva York, todo parecía haber salido de una película de terror, autos incendiados, calles desoladas, barricadas destruidas y un cuerpo pudriéndose aleatoriamente en las calles, dichos cuerpos siendo el festín de alimañas carroñeras, casas y apartamentos abandonados u otros llenos de personas aterradas tratando de alargar sus miserables vidas un poco más de un crudo final, otros ocultos entre los callejones como ratas, devorando la inmundicia, acechando en la oscuridad por algún incauto, las luces apagadas de aquel camión invitaba a una dulce trampa, dentro de aquel camión, una aberración encadenada iba de pasajero junto con tres demonios en la parte trasera, y dos le sonreían, ¿Por qué le sonreían? Llegando a un hospital abandonado, fueron preparando a la aberración, “Bob”, le había llamado Thirael, sus compañeros protestaron por haberle puesto ese nombre, en cambio su respuesta como argumento fue. ─ Si la mujer de
José detuvo su explicar, escrutando a ambas mujeres que lo veían de forma expectante. ─ Espero que no tenga que explicarles que es Shambala ─. Mónica y Lenaya niegan al mismo tiempo, José sopesó sus respuestas aprensivamente con una mirada inquisitiva, luego prosiguió ─ Bien… como venía diciendo, (segundos meditabundo), ¿Por donde iba?, (chasquido), ¡ah, si!, ¿Los poseídos?, ¿Las aberraciones?, son lo que los humanos albergan en sus corazones, sus conciencias, son sus pensamientos y sus deseos más oscuros encarnados en ellos, Shambala se encarga de que el humano se corrompa a si mismo creando lo que ven, haciendo que co-evolucionen y vuelvan a la naturaleza que fueron al principio, solo necesitan un pequeño empujón, y esos son los demonios parásitos, que hurgan en sus conciencias, son las armas perfectas otorgadas para que el infierno los maneje a su antojo ─ ¿Qué hay de los bendecidos? ─. Pregunta Mónica, que aun no había dado ni un sorbo de su bebida. ─ Los bendecidos son los m
Mónica y Lenaya compartieron una mirada llena de intrigas y dudas, solo para terminar de escuchar a José en su última frase para culminar la conversación. ─ Admiro el sacrificio que hiciste por proteger a tu gente, eso habla muy bien de ti, por eso te doy mi mano para una alianza contra un enemigo en común, y si quieres después de todo esto, te puedes ir, no me interpondré, y sé que si te llevas una gran cantidad de humanos, será un fuerte golpe para él ─ ¿Piensas ayudarme a cruzar? ─ Tu ida de este universo será de gran ayuda, debilitarás tanto a Demiurgo que el sentido de esta guerra cambiará como no tienes idea ─. Ambas monarcas se cruzan de miradas, entablando esa conversación muda que solo se podía mantener entre hermanas, sin contar el montón de cosas que decían a través de la mente, se levantaron dando las gracias por su asesoría, José se levanta asintiendo, demostrando que podrían contar con él cuando quisieran. ─ Ahora entiendo porqué Judas me reprochó el haberme a
Cerbero, lentamente suelta su brazo, Darlen se pone en pie frotándolo, su mirada decía que esto aun no había terminado, Youlin ni siquiera se movió de su lugar, en cambio Cerbero recogió su morral y se lo entregó con una mueca de disculpas. ─ A veces los Nefilim se dejan llevar por su temperamento ─. Dijo el demonio parándose al lado de la arqueóloga, aunque su argumento sonó extraño para los oídos de Youlin, un demonio hablando acerca de lo inútil que es la violencia, con manos temblorosas buscó entre sus cosas, farfulló improperios por su torpeza a causa de los nervios, Cerbero palmeó su hombro, ella lo miró y sonrió, sacó el diario y releyó otra vez las líneas, todo lo referente al juramento expresaba ciertas palabras en otro idioma que no pudo comprender. ─ ¿Qué es Cruor? ─. Preguntó con el ceño fruncido. ─ Sangre en latín ─. Aclaró el demonio, Youlin asintió comprensivamente enarcando las cejas, volvió a posar sus ojos en el diario. ─ ¿Y pignus? ─ Juramento ─ Hm ─. Darl