Llego al consultorio de mi esposo una tarde, después de haber salido a hacer compras con Ana y los niños. Dejé a Becky con tía Ana y su hermoso primo Emilio.
—Hola, Mónica —saludo a la secretaria de mi marido.
—Señora Cardona, buenas tardes. Ya la anuncio con el doctor.
—No, por favor. No le digas que estoy aquí, quiero darle la sorpresa. Esperaré que se desocupe.
—Está bien —dice con una sonrisa. Ya su actitud hacia mí ha cambiado desde tiempo atrás, ya hasta entablamos pequeñas conversaciones—. ¿Y la pequeña Becky? —me pregunta.
—Mi preciosa bebé está con su tía.
—¿Ya está terminada la casa del campo?
—Sí, solo le faltan unos detalles nada más.
—¿Y cómo va todo en
😑😑😑😑 Las veo muy concentradas🤔 ¡Échense agua fria! 😂😂😂😂
Me despierto abrazado a ella; absorbo la fragancia de su cabello, no hay olor en el mundo que me genere tantas sensaciones placenteras como el aroma de mi esposa.Ya tenemos 21 días de casados, es fin de semana y estamos en nuestra casa del campo.La observo dormir plácidamente, aún no puedo creer que exista. Ella es tan perfecta para mí.Tengo esta erección matutina que, a parte de ser algo normal, ahora se mantiene constante como respuesta de tener su piel desnuda sobre mi piel.Anoche hicimos el amor hasta el cansancio y me aseguré de dejarla agotada para que pudiera dormir placenteramente.Las noches han sido difíciles después de que nuestra pequeña Becky quedó sin respirar una madrugada por unos segundos. Gracias a Lana que nos avisó a tiempo.Desde entonces trato de vigilarla casi toda la noche y mi esposa, también se mantiene alerta.
Está oscureciendo y voy saliendo de la floristería. Vine solo un momento a dejar unos papeles y pensaba dirigirme a donde Ana que nos invitó a cenar, pero enciendo mi carro y al retroceder para salir del parqueadero, noto que una de las llantas está pinchada.—¡Rayos!—¿Pasa algo jefa? —se acerca una de mis más queridas trabajadoras.—Erika Marcela Montiel, ¿qué te he dicho de llamarme jefa? —la reprendo en chanza. Ella se ríe a lo grande.Erika fue la encargada de la logística de la empresa por algunos años y había salido del país porque a su esposo lo habían trasladado. Hace una semana regresó y no dudé en contratarla de nuevo porque es una persona de fiar y gran compañera.
Llego a casa y abro la puerta. Lana me saluda como si llevara no horas, sino días sin verme.—Hola, peluda —la acaricio. Extrañado, miro por la sala y agudizo el oído. Al parecer no hay nadie porque ya mi amada esposa habría salido a recibirme con sus efusivos abrazos y besos—. ¿Dónde están la mamita y la hermanita? —le pregunto a Lana quien no deja de brincar.Espero que se tranquilice y saludo a Lola, que está en su gimnasio e interiormente me río al caer en cuenta, que estoy rodeado de féminas.Subo al segundo piso. Me quito la ropa de calle, me lavo las manos y la cara, ha sido un día agotador en la clínica.Entro al cuarto y noto la puerta de la azotea entre abierta.Voy al acogedor espacio y las encuentro dormidas en la hamaca. Me acerco a apreciarlas y con solo mirarlas, todo el cansancio se va de mi. ¡Se ven tan bellas!Becky está en
Me miro desnuda en el espejo y me siento tan embarazada aunque aún no se note.Hace dos días vimos por primera vez a nuestro bebé, ese pequeño frijolito hecho de amor, que está creciendo en mi vientre.Seis semanas, un mes y medio aquí en mi interior.Inclino mi abdomen hacia al frente, intentando imaginarme con él crecido.Me pongo la panty y me cubro los pechos con un brazo para hacerme una foto, quiero llevar el registro de esta hermosa etapa.Miro en el reflejo del espejo a mi esposo con Becky en brazos. Está sonriente y sus ojos llenos de brillo.Se acerca y apoya su frente en la mía. Becky queda en medio de los dos, bosteza y se queja.—Creo que quiere a mamá para dormir.—Ven aquí, mi princesa —la cargo y arrullo en mis brazos. Abel nos rodea a mi espalda. Pone una de sus manos en mi vientre y apoya la barbilla en mi hombro dándome dulces besos de t
—¡Amor! —La llamo cuando su celular suena—. Te llama Yamila 《otra vez》¿Quién es Yamila y por qué en los últimos tres días la llama tanto? Es un misterio para mí, porque mi esposa no ha querido decirme qué ha estado haciendo. Se va un par de horas y regresa cansada y con dolor en los pies.Sale casi corriendo del baño a contestar y por poco tropieza con Lana.—Con cuidado, mi vida —le pido con el ceño fruncido. Me mira con una sonrisa exagerada y me tira un beso. Niego rodando los ojos.Baja al primer piso para evitar que yo escuche y yo trato de no darle vueltas al asunto, aunque me mate la curiosidad y quiera ir a escuchar.Me mantengo meciendo a Becky que me mira con los ojos abiertos sin una pizca de sueño. A medida que va creciendo está más activa y menos dormilona.Caro sube a los minutos y saca ropa para alistarse. La miro mientras lo hace y si no fuera porque tengo a la bebé en bra
Recostados en el sofa, reclinada en el pecho de mi esposo, paso el dedo índice por su torso, recorriendo sus pectorales con el mismo dedo y la boca hecha agua.Sus ojos dejan de mirar la película para conectarse con los míos.La película que escogí es en parte la causante de que me encuentre caliente, pero el mayor mérito se lo lleva él.Bajo por la linea media de su abdomen por encima del ombligo y exhala su delicioso aliento en mi frente haciendome cosquillas.—¿Christian Grey te tiene así? —pregunta con tono burlón.Niego.—No, Abel Cardona me tiene así —levanta la cejas con orgullo y amo que se sienta especial porque lo es. Es el hombre más especial y único que existe, por ello amo levantarle el ego y otras cositas...—. Anastasia Stile no está nada mal ¿cierto? —le pregunto cuando la protagonista aparece en una escena de espalda completamente desnuda—. Tiene lindo trasero.
***ABEL***Término de picar las frutas para acompañar el desayuno y subo con la bandeja al segundo piso para que desayunemos juntos en la cama.Entro al cuarto abriendo la puerta de espaldas.—Buenos días, mi bella dormilo... —Me doy cuenta que ya mi amada no está entre las sábanas.—¡Cielo, estoy en el baño! —grita desde allá. Acomodo todo en la mesa de noche.—¿Necesitas ayuda? —pregunto acercándome a la puerta.—¡No y ni se te ocurra entrar! —grita nuevamente desde dentro—. Necesito privacidad en esto.Me río y regreso al cuarto. Reviso a Becky en la cuna. Está dormida con el chupete en la boca. Intento quitárselo, se queja y se aferra a él. Soy conciente que no es lo mejor,
Llego a casa, después de un no planeado día laboral al que tuve que ir. El obstetra de turno, se accidentó y me pidieron reemplazarlo. Así que, el deber me obligó a separarme de mi esposa por unas horas, que fueron más de las previstas y se sintieron eternas.Entro y no la veo por ningún lado, debe estar arriba en el cuarto o en la azotea.Becky no está, ya que la llevé y a Lana, ayer con mis padres, para asistir al evento de la secundaria de mi esposa.El recuerdo de la noche anterior llega a mi cabeza y la imagen de los dos haciendo el amor como posesos, me hace acalorar.Pensar en el rostro de mi amada, mientras la penetraba contra la puerta del salón de clases y luego sobre el escritorio, donde la tuve en diferentes posiciones, hace que mi entre pierna vaya apretando mi pantalón.
Último capítulo