Capítulo 258
La pasta no solo era abundante, sino terriblemente mala.

Sonia nunca había probado algo tan desagradable en toda su vida.

Al final, no pudo evitarlo y volvió a encender la cocina para prepararle un nuevo plato.

Andrés se quedó de pie junto a ella, observando.

Cuando Sonia se giró para pedirle que saliera, Andrés, como si hubiera leído sus pensamientos, dijo directamente: —Quiero ver cómo se hace, así sabré cocinarla la próxima vez.

—Señor Campos, esto no va con su estatus —dijo Sonia sin expresión—. Si quisiera, habría muchas mujeres dispuestas a cocinar para usted.

—Lo sé —respondió Andrés sin vacilar.

Pero esta respuesta parecía apuntar también hacia otra cosa.

Sonia guardó silencio.

No dijo nada más, solo puso el plato de pasta en la mesa y se dio la vuelta para irse.

—¿Le contaste a Leandro esta noche? —preguntó Andrés de repente—. Sobre nuestra relación.

—Sí.

—¿Estuvo de acuerdo?

—Sí.

Las respuestas de Sonia eran simples, casi evasivas.

Andrés no dijo nada más.

Pronto, la puerta d
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