Capítulo 266
Sonia yacía recostada en el sofá con la cabeza hacia atrás.

La luz de la sala estaba encendida y el resplandor blanco resultaba algo cegador. Las lágrimas brotaron involuntariamente de los ojos de Sonia, sus manos se tensaron sin saber qué agarrar, hasta que finalmente bajaron y se enredaron sin rumbo en el cabello de Andrés.

La pérdida de control llegó sin previo aviso.

Pero Sonia no olvidó lo importante. Cuando Andrés se incorporó para levantarla, ella recuperó la compostura y preguntó:

—¿Cómo piensas ayudarme?

Andrés no respondió, pero sus pasos no se detuvieron.

Sonia se impacientó y agarró su cuello de la camisa:

—Andrés, ¿me estás engañando?

Andrés la arrojó sobre la cama de la habitación y se inclinó sobre ella:

—Sonia, ¿no crees que vas demasiado rápido?

—Dijiste que me complacerías a cambio de condiciones, ¿y ahora quieres beneficios sin haber hecho nada?

Su voz tenía un tono de advertencia.

Pero Sonia ya no le temía, solo lo miró fijamente:

—¿Y si después te retractas? ¿Qué s
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