Capítulo 256
Cuando Sonia regresó a Piedra Alta, todo estaba en completa oscuridad.

Naturalmente asumió que Andrés ya se había ido.

Pero cuando levantó la mano para encender la luz, su voz sonó repentinamente: —¿Ya volviste?

Sonia se sobresaltó, pero su mano presionó el interruptor.

La sala se iluminó instantáneamente y pudo ver claramente a la persona sentada en el sofá, junto con su mirada penetrante.

Sonia frunció el ceño inmediatamente.

—¿Dónde fuiste esta noche? ¿Te divertiste? —preguntó él.

Sonia no respondió, solo contraatacó: —¿Por qué no te has ido?

—Traje todo mi equipaje —dijo Andrés—. ¿A dónde quieres que vaya?

Al oír esto, Sonia notó por primera vez las dos maletas en la entrada.

—¿Quién te dio permiso para mudarte aquí? —preguntó.

Andrés no respondió.

Por alguna razón, al mirarlo ahora, Sonia incluso pensó que parecía algo... ¿herido?

Sin embargo, apenas surgió este pensamiento, Sonia lo suprimió inmediatamente.

Realmente se estaba volviendo loca, ¿cómo podía pensar que Andrés parecía
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