Capítulo 117
En una noche, había perdido toda su compostura y autocontrol.

Sonia tampoco se quedó. Ni siquiera se arregló la ropa, simplemente salió abrazándose a sí misma.

La puerta se cerró y Andrés pisó el acelerador. El Maserati negro pronto desapareció en la noche, y Sonia supo que probablemente sería... la última vez que se verían.

...

Andrés regresó directamente a Villa Azulejo. Hacía mucho que no vivía allí.

Durante estos dos meses, aunque Sonia no iba, él se había acostumbrado a vivir en Valle Verde.

Daniela naturalmente se alegró de verlo volver.

—¿Ha cenado? ¿Quiere que le...?

—No es necesario —respondió Andrés rápidamente, subiendo las escaleras a grandes pasos.

Al llegar arriba, descubrió que la puerta al final del pasillo estaba abierta. Era la antigua habitación de Sonia.

Cuando se divorció, solo se llevó sus pertenencias personales, dejando casi todas las joyas y la ropa. Andrés no había hecho que la limpiaran, solo cerró la puerta con llave.

Pero hoy...

Daniela, que lo seguía, notó
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